Capitulo 8

35 7 0
                                        

XVIII - Purgatorio: Fin

Seguimos caminando un rato hasta que Michael freno en seco así que yo también frene.

-¿Sucede algo? - pregunte 

-Sólo me estoy ubicando - miro a ambos lado y siguió caminando - al parecer ya esta por amanecer 

-¡Al fin! siento como si hubiera pasado mil años 

-No exageres, sólo fue una semana - dijo con tono burlón 

Él se volteo a verme y me sonrió 

-Bienvenida a la salida - se hizo a un lado dejándome ver una pared gris con una puerta del mismo color

-¡Si! - corrí hacia la puerta y tome la manija para abrirla, pero me queme ¿Por qué sentía dolor si ya estaba muerta?

-Es imposible abrirla - me mostró las palmas de sus manos, tenían cicatrices de quemaduras 

-¿No podías habérmelo dicho antes? 

-Te dije, pero eres terca 

-Hablaba de las quemaduras, no de la salida - mire la puerta - debe de abrirse de alguna forma

-Buena suerte - dijo mientras se acostaba - Despierta me cuando lo hagas 

-Dormir es algo terrenal - lo mire

-Lo sé - me miro - sólo descansare mis ojos - me guiño el ojo haciéndome reír 

Me senté a su lado y apoye mi cabeza en la pared gris, necesitaba pensar con claridad para encontrar una solución a este problema; ya estaba aquí, no me iba a rendir tan fácil, pero como yo soy la pereza en persona me quede dormida.

[...]

Desperté por un rayo de luz que iluminaba todo mi rostro, por un momento creí que estaba en mi habitación y la luz del sol caía justo en mi cara, pero con la sacudida que me pego Michael caí en la realidad.

-Billie, rápido, tenemos que escondernos - susurro  

Me pare un poco mareada y desubicada, simplemente seguí a Michael y me escondí detrás de unos árboles.

-¿Qué sucede? - pregunte confundida 

Mire a Michael quien miraba atentamente la puerta, así que también la mire, esta estaba desprendiendo una extraña luz; quedé con la boca abierta cuando vi que esta se abría de par en par por si sola, no entendía nada de lo que sucedía.

-Michael... - lo mire

-Cállate - susurro rápidamente 

Volví a mirar a la puerta, una señora de vestido largo estaba entrando por esta, tenía mil dudas en este momento, pero de algo estaba segura, no era momento de preguntar, era momento de actuar.

-Michael, es hora - él negó frenéticamente con la cabeza, yo rodee los ojos, lo tome del brazo y lo arrastre hasta la salida antes de que la puerta se cerrara.

Y aquí estamos de nuevo, rodeados de oscuridad

Bohemian RhapsodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora