Capitulo 1. La cita en McDonald's

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White lips, pale face

Breathing in snowflakes

Brunt lungs, sour taste

“The A Team”, Ed Sheeran

Cuando Levi llegó a la cita, ella no había llegado todavía.

Con una brillante sonrisa, saludó a la cajera de McDonald’s quien lo miró con un aire inquisitivo y un poco de reproche, pero él no cedió la sonrisa.

Caminó hasta uno de los ventanales del establecimiento y se sentó en una cabina para cuatro, sin dejar de escudriñar por la ventana, retorciéndose las manos en el regazo.

Cinco minutos más tarde, la puerta del establecimiento se abrió estruendosamente, como un huracán. Una chica de unos 18 años, pálida y castaña, vestida con un tank top color durazno, flips flops y un short de mezclilla se sentó en el  asiento frente a Levi y le dirigió lo que podría considerarse como una sonrisa de tonta de no ser por la elegancia en sus ojos verdes.

Levi le obsequió una amplia sonrisa mientras ella lo observaba desvergonzadamente, y sus brillantes ojos verdes pasaron de su cabello rubio despeinado, a sus ojos azules, a sus mejillas cubiertas por una fina capa de bello rubio facial, hasta llegar a sus labios pequeños de muñeca.

Levi limpió sus palmas sudorosas en sus tejanos, sintiendo que la chica lo desnudaba con la mirada.

Sonrió nervioso, y se las arregló para decir:

-Soy Levi.

El muchacho le tendió la mano con nerviosismo, y ella la pasó por alto olímpicamente.

La chica le sonrió seductoramente, se inclinó sobre la mesa hasta quedar a pocos centímetros del rostro de Levi y lo miró una réplica exacta de la sonrisa misteriosa de la Mona lisa. Levi tragó saliva y un gorgoteo salió de la garganta de la chica; reía con evidente gusto.

Dio la impresión de retirarse, pero antes de que Levi pudiera respirar su propio aire de nuevo, la chica se inclinó hacia él y tomó su labio inferior entre sus dientes y lo atrajo hacia sí, lentamente, disfrutando del momento como si no estuvieran en un lugar público.

Cuando soltó sus labios, se relamió sus propios labios ávidamente y se volvió a sentarse en el cubículo. Levi la miraba con los ojos abiertos por la sorpresa y la contrariedad, con la cara sonrojada como un tomate y con el pulso acelerado, y no solo por el beso que acababa de recibir. Le habían dicho que ella no era exactamente normal, pero, bueno, no había  llegado a siquiera a pensar en ese extremo.

 -¿Por qué hiciste eso?

Ella solo soltó una carcajada y lo miró desvergonzadamente a los ojos, estudiando su reacción como observaría un lobo antes de devorar a un conejito; con una sonrisa velada en los labios, maliciosa, casi riéndose en voz alta.

-Porque estas increíblemente bueno, y me apetecía hacerlo-. La muchacha tomó el menú de la  mesa de al lado y lo escudriñó con aire infinitamente curioso. Frunció el ceño-Y… ¿qué quieres pedir?

Levi la miró sin creérselo. Ese día no estaba siendo precisamente normal. Primero, Dicker lo había llamado y, de alguna manera que Levi no alcanzaba a recordar, lo había convencido de asistir a esa cita a ciegas con una de sus amigas. Después, su cita llegaba tarde, vestida como si hubiera pasado todo el día en casa y lo besaba antes de presentarse siquiera.

Ella sonrió con deleite al observar su nerviosismo, y Levi recordó la insistencia de sus labios sobre los suyos, y la forma en la que parecía disfrutar cada momento al máximo, sin pararse a considerar si le convenía o no. Levi desvió la vista, nervioso, y la fijó en el menú.

-Umm...nuggets, supongo.

-Genial. ¡Camarero!

La chica levantó la mano y la sacudió furiosamente, como si estuviera saludando a alguien con demasiado énfasis. Nadie se movió en el establecimiento. Levi hiso lo posible por encogerse, abochornado. ¿Es que ella no sabía en que en McDonald’s no había camareros?

Al ver que nadie atendía a su mano que se agitaba en el aire, frunció el seño y abrió la boca para espetar algo (probablemente en voz alta) pero Levi la cortó.

-No te preocupes, yo pido la orden…-Levi comenzó a decir, para después darse cuenta de que no sabía el nombre de la chica. Ella no se había molestado en decírselo y Dicker tampoco lo había hecho. “Bueno”, pensó mientras se levantaba del cubículo y se dirigía hacia la caja, y la chica lo miraba con aire enérgico, “Dicker no se molestó en decirme muchas cosas sobre ella tampoco…”.

Cuando estaba en la larga fila para ordenar, una potente voz femenina sobre su oreja lo hiso dar un salto de sorpresa. -¿Por qué este local esta tan infestado de gente?- preguntó la joven, atrayendo la mirada de dos gemelas que estaban después de ellos. La muchacha les sacó la lengua, y Levi solo les dirigió una mirada de disculpa que esperaba comprendieran.

-Realmente no lo sé. Trabajo en el Starbucks en el otro lado de la acera y nunca lo había visto tan “infestado”-la fila avanzo un par de personas, de modo que Levi y su acompañante avanzaron, y el chico se preguntó como un local puede estar “infestado” de gente. Levi se fijó en las uñas de los pies de la chica, pintadas de un azul eléctrico brillante y procuró no pisarlas cuando se colocó enfrente.

-Supongo que no hemos tenido suerte esta vez-añadió Levi.

-Luck is for sukers-dijo Alaska con convicción. Levi la miró con aire resuelto como si de verdad pensara lo mismo.

Cuando llegaron a la caja y el cajero (un chico de cara granujienta que se presento como Carl) les preguntó su orden, ella gritó excitada-¡Yo quiero papas fritas!

Levi asintió casi mecánicamente y ordenó una orden de nuggets y papas fritas. Temeroso de que se repitiera uno de sus gritos, Levi le preguntó amablemente  a la chica que quería de beber, y ella respondió con tranquilidad que quería una Dc. Pepper.

-Oh… ¡que lastima!, ¡ya no nos quedan!…-dijo el cajero como si de verdad lo sintiera. Acto seguido metió la mano en un cajón que había a su lado y sacó una lata de Dr. Peeper. Mirándola a los ojos, la abrió y se la bebió, paladeando cada gota. Cuando termino, la aplasto trabajosamente con sus pequeñas manos y la arrojó un bote de basura. La muchacha lo miró con los ojos entonados en una mirada asesina, las manos convertidas en puños y la mandíbula apretada, como si muriera por saltarle encima e hincarle los dientes al cuello.

Levi, no sabiendo con exactitud que esperar, pidió dos Pepsi y le tendió 20 dólares a Carl, mientras le daba su mejor intento de mirada asesina (que no le salía muy bien).

-¿¡Como es eso de que ya no les quedan Dc. Pepper!? ¡Maldito cara de cráter! ¡Son las mejores bebidas del mundo! ¡No-puedo-creerlo!-dijo ella con voz profusamente indignada, volviéndose a sentar como una exhalación en el cubículo.

Levi sonrió ampliamente. Le gustaba esa chica, y la manera en la que se emocionaba y se indignaba con tanta facilidad. Tenía los sentimientos y emociones escritos a flor de piel. Las otras chicas con las que había salido (por recomendación de Dicker, quien ya se creía casamentero), eran poco interesantes, falsas y solo trataban de impresionarlo, ensortijando sus extensiones rubias con el dedo lleno de anillos dorados mientras sonreían.

Levi no podía soportar a las personas hipócritas.

La chica miraba por la ventana, y Levi pudo admirar con toda libertad sus pómulos, grandes y brillantes, y su cabellera castaña rojiza, una maraña de cabellos risos, lacios y ondulados. Después se fijo en el rabillo de su ojo derecho, sin una gota de rímel (y eso fue casi lo que más le gustó) y alargado y enorme.

Se volvió hacia él y sonrió nerviosamente, pasando una mano por la cabellera, distraída, Después todo rastro de nerviosismo se esfumó y se acerco tanto que Levi pudo sentir su aliento contra su cuello.

-Por si te lo estaban preguntando-susurró la chica cerca de su oreja- mi nombre es Alaska.

 La chica lo miró con una media sonrisa; pero no como sus anteriores medias sonrisas, maliciosas y sarcásticas. Alaska sonrió con toda la delicia de un niño en noche de Navidad.

…y Levi sonrió a su vez, aunque no sabía por qué.

Lo que pasó con Alaska Young. Parte 1. La llovizna y el huracánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora