Capitulo 5: Hijos de puta.

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-Joaquin, eso es faltarme al respeto-. Dijo aparentando seriedad.

Río por última vez para entrar en mi de una sola estocada, intente ahogar un gemido de dolor en mi garganta, pero me fue imposible.

-¡AHHHH! HIJO... ¡HIJO DE PUTA!-. Grité y él se apresuró a tapar mi boca.

-¡Silencio Joaquin!-. Dijo entre dientes y retiro su mano y volvió a penetrarme de una manera aún más dolorosa.

No era mentira que Emilio no me dejaba en ningún momento, ¡Pero uno nunca se acostumbra del todo! ¡Duele un chingo!

Poco a poco aumento el ritmo de las estocadas haciendo todo algo muy placentero para ambos, cambio de posición, el se sentó en la silla, me levanto y me coloco encima de su miembro y con una de sus manos tiro con fuerza de mi cabello haciendo que mi cabeza quedará hacia atrás.

-¿Te gusta? ¡¿Eh, Joaquin?!-. Dijo con la voz entre cortada dando caderazos cada vez más fuertes, mordí con fuerza mi labio inferior para impedir gemir, el sé percató de eso.

-Ay Joaquin, pero que obstinado... No por mucho-. Sentí como mi cuerpo se retorcía de placer sintiendo sus manos apretando mi miembro-.

-¡AH!-. Observe como sonreía ampliamente.

-¡Shhh! No tan fuerte joaco-. Susurro divertido. En el momento en que deslizó su mano arriba y abajo, aquella humedad de fluidos pre-seminales se hizo presente.

¡Mames! ¡Pero es que era imposible! ¿Como reprimirse en un momento así? Si en situaciones como está, uno debe gritar hasta desgarrarse la puta garganta.

Se apresuró a masturbarme con más rapidez, me hacía sentir tan excitado, en un lugar completamente ajeno a la realidad. Atrapado en un limbo, lujuria y placeres ocultos.

¡Su puta madre! Sentía que este hombre iba a volverme loco.

Sentía espasmos en todo el cuerpo, y en un movimiento involuntario, mi espalda se arqueó. Repentinamente, como si fuera lo más delicado del mundo, como si no existiera más que el y yo, tomo mi mentón y giro mi cabeza, me miró fijamente, sus ojos reflejaban algo, difícil de descifrar, luego con lentitud, unió sus labios con los míos en un beso que parecía durar años, sus dedos jalaban levemente de mi cabello y su lengua exploraba cada centímetro de mi boca.

Todo esto, sus acciones, las sensaciones, me hacían sentir desorientado, perdido, ciego de placer, me hacían vibrar.

Uff... Como me encantaba.

Un ronco gemido salió de su garganta, anunciando que había llegado al clímax. Sentía como se corría dentro de mi, no dejo de masturbarme hasta que yo llegue al orgasmo, terminé manchando mi torso.

-¡Agh!-. Me queje al sentir como salía de mi lentamente, escuché como río con suavidad.

Se levantó de la silla, como yo me encontraba encima, su acción me obligó a levantarme también, era incapaz de mantenerme de pie, hubiera caído de rodillas, de no ser por qué el me sostuvo de los brazos, lo miré.

-Que exageración Joaquin-. Añadió alzando una ceja, me ayudó a levantarme. Terminé con la respiración agitada y el cuerpo... ¡No-mames! El cuerpo completamente acabado. Apenas pude vestirme, de hecho lo hice con mucha dificultad, y el simplemente, fácil y sencillo, se subió el pantalón.

Que hijo de puta.

Pasados unos minutos, agarre mis cosas dispuesto a largarme, pero él me lo impidió, agarro mi brazo con fuerza y quede pegado a el, podía sentir su respiración en mi cabeza.

-Joaquin...-. suspiro- Así está el asunto, tú... Tu me vas a dar lo que quiera, y ya sabes lo que implica eso-. Paso su brazo por mí cintura- y yo no no le enseño las fotos a nadie-. Lo último que dijo, sonó incluso siniestro, un escalofrío recorrió en mi espalda, justo lo que me temía.

Inclino mi cabeza para atrás para plantearle un pequeño beso en la frente, me soltó y se giró para sentarse en su silla como si nada hubiera pasado. Me gire y salí, estaba sin habla, me había quedado completamente pasmado.

¡¿Que carajos le pasa en la puta cabeza a ese wey que era tan impertinente?! Tan... Tan jodidamente descarado, igual que Emilio, tal para cual.

Necesitaba soluciones, es que simplemente no iba a poder, no había salida alguna.

-Wey por ciento ¿Que... Que hacían ahí adentro?  Se escuchaban ruidos...-. Mierda.

-¡Oh mira la pinche hora Nikolas! Vamos tardísimo-.

-¿Que? Wey si faltan 10 minutos-. Miró unos segundos su reloj antes de que lo agarrara del brazo obligar a seguirme a correr hasta el salón. Cuando llegamos él se sentó en el escritorio al lado del mío, después de unos minutos Emilio entró al salón, lo primero que hizo fue verme fijamente.

-Buenos días jovenes-. Saludo para llamar la atención de todos. - Hoy tenemos una  evaluación, es sólo un pequeño cuestionario, no afectará a su calificación de la materia, pero es importante que intenten contestarlo correctamente-. Añadió.

De no ser porque es  el quien da clases de anatomía, moriría de aburrimiento en todas.

Fue de lugar a lugar entregando las hojas, una vez que llego al mío, colocó su mano sobre mi hombro de manera intimidante, lo mire y al instante sonrío, mi respiración se agitó y comenzaba a ponerme nervioso, evita esos ojos mirando al suelo, el camino y regresó a su escritorio.

Cuando me di cuenta Nikolas me estaba viendo de manera extraña.

-¿Estás bien Joaco?-.

-S...si-. tartamudee- ¿Por?-.

El nego con la cabeza y presto atención a su cuestionario.

Pasaban los minutos y a cada segundo menos quería seguir ahí, desearía estar en cada, en paz, sin maestros "violadores" neta necesitaba Vacaciones.

Mire el reloj y aún faltaban como 2 o 3 horas para salir, mire a mis lados, todos estaban silenciosos, y la mayoría estaban distraídos con cualquier cosa, suspiré.

Alce la mirada hacia donde estaba el, el hecho de que Emilio me estuviera viendo me ponía demasiado nervioso, sus ojos fijos en mi, su mentón apoyado en su mano derecha.

Alzó las cejas y miró el cuestionario en mi escritorio, como diciendo que me pusiera a hacerlo, ignore su seña, el sonrío.

-Joaquin sal del salón por favor, no estás trabajando-. ¡¿Que?!

¡¿Es neta?! ¡¿Ahora todos son unos hijos de la chingada conmigo?! Y encima ahora todos fingen estar trabajando. Lo miré resignado a obedecer.

-Joaquin...-. Dijo sin borrar su estúpida sonrisa -Ve-. Ordenó.

Niko intento ahogar su risa pero le fue imposible.

-Nikolas, tú también-. Su expresión cambio.

-¡¿Que?! Pero... ¡¿Por que yo?! No hice nada...-.

-Por que yo lo digo-.

Salí del salón, este día no podía ser peor, Niko enseguida me alcanzó.

-¡¿Ya ves?! ¡Por tu pinche culpa!-.

-¿Que? Claro que no, eso te pasa por estar burlándote, y por pendejo te sacaron igual-.

-Chale wey-.






Buongiorno a tutti;)))

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