VIII

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—¿A dónde vamos a ir? —preguntaba a través de la llamada mientras elegía mi vestimenta para mañana.

—Mmm... no lo sé.

—Chris, mira que yo no soy fanático del romanticismo y la cena a velas —dije sincero. Se oyó su gran risa del otro lado.

—Está bien. Vamos al centro a recorrer, ¿Te parece?

—Me encanta.

Continuamos hablando sobre nosotros y las cosas que haríamos mañana. No podía estar más feliz.

Charlamos durante una hora y luego tuvimos que cortar porque ya era tarde y teníamos que dormir.

Dejé todo listo y me fui a descansar.

Christopher ya estaba en camino.

—¡Mamá, ya salgo!

—¿Ya vino?

—No, lo voy a esperar afuera.

—Oh, okey. ¡Suerte!

—¡Gracias! Adiós.

Salí y me encontré con la sorpresa de que él estaba a punto de tocar.

—Ho-Hola —dije al ver el ramo de flores en sus manos.

—Hola, pequeño Erick —besó mi mejilla—. Toma —colocó el ramo en mis manos.

Yo estaba sonrojado a más no poder al igual que él.
Me parecía un detalle muy bonito de su parte regalarme un ramo.

—Gracias, aunque, no te hubieras molestado —le sonreí.

—No me molesta en lo absoluto.

Hizo su expresión y yo sólo lo miré como el idiota enamoradizo que soy.

—Voy a poner el ramo en agua. Pasa —entramos y yo me dirigí a la cocina para poner el ramo en un florero.

—Hola, Chris —oí a mamá.

—Hola.

—¿Así que saldrás con mi pequeño Erick, eh? —me asomé a al comedor viendo la sonrisa de Chris.

—Sí —respondió.

—No sabía que estabas interesado en Erick —dijo mi progenitora.

—Sí, bueno, Erick es muy bonito. Estoy seguro de que será una de las mejores salidas que he tenido.

—Ow, qué lindo. Pásenla hermoso. Ven, Erick, deja de ser chismoso.

—¿Y cómo sabes que estaba mirando? —pregunté dejándome ver, llegando hasta Chris.

—Porque te conozco —tocó la punta de mi nariz.

—Mamá —alejé su mano—. Vamos, Chris.

—Claro. Adiós.

—Adiós, Chris. Adiós, amor. Diviertanse.

Llegamos al centro.

—¿Qué quiéres hacer? —pregunté.

—¿Quiéres recorrer un poco?

—Claro. ¿Te gustan los libros?

—He leído algunos.

—Qué bien. ¿Vamos a una librería a ver qué tal?

—Claro, Erick.

Me tomé el atrevimiento de sujetar su brazo, caminando a su lado. Él no dijo nada por lo cual supuse que no le molestó.

Fuimos de lugar en lugar, recorrimos gran parte. Charlamos sobre nosotros y comimos helado. Pasamos todo el día juntos.

—Fue un gran día. Gracias por invitarme —dije ya en la puerta de mi casa.

—Sí, la pasé genial, me... me alegraste.

—¿Por?

—Es que, luego de lo de Emily yo estuve algo triste, pero, desde el otro día que fuiste a mi casa me hiciste sentir mejor. Gracias, pequeño —hizo su expresión.

—Eres hermoso, Chris —solté ya sonrojado—. ¿Quiéres venir a casa el martes?

—C-Claro.

—Bien. Nos vemos, Chris —nos miramos un momento y dejé un beso en su mejilla—. Gracias por todo.

—Gracias a ti, pequeño Erick —acarició mi mejilla.

Brillo || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora