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El aire entraba por la ventana en donde se encontraba un pensante Can, veía la naturaleza y disfrutaba de ella, en su mano reposaba un sobre con una serie de contratos, haría que la "Abogada" los revisara, en su mente también lo inundó el pensamiento de que quizás en otra situación ella estaría despertando junto a él en esa habitación, después de hacerla suya una y otra vez. Estaba claro que April provocaba en él un sentimiento tan sincero que necesitaba tocarla todo él día,  fue la mujer que le enseño a celebrar sus éxitos para que otros nuevos resultaran venideros, fue quién le enseño la magia de una sonrisa, el ataque de celos y la simpleza de la vida, recordaba que amenudo él le recordaba que todos son remplazables en esta vida. Pero el tiempo le demostró que hay personas a las que no se les quiere remplazar, a las que no se le quiere olvidar. Eso resultaba ella para él. Amenudo pensaba lo horrible que debió haber sido encontrarse en esa cama sola, él sabía que en un mundo lleno de estereotipos ella no encajaba, no era provechoso para él y por lo tanto no podía estar con ella, Pero todo había cambiado, April a pesar de no ser la mujer más delgada de todos, resultaba más elegante que muchas, era inteligente y segura eso la había hecho codearse con grandes empresarios en su ámbito y ser codiciada por ellos. Ella era ahora esa esposa que todos querían tener en su casa. Pero era la mujer que él amaba, que Amo y sigue amando. ¿Tal vez debería dejar a su prometida e iniciar una relación con April? ¿Ella estaría dispuesta? Todas esas preguntas pasaron por su mente. Un estruendo llamo su atención- miro hacia la zona norte de su habitación y vio a una April hablando con los nativos. Era hermosa- su vestido floreado se movía con el viento- los niños jugaban a su alrededor y los nativos bailaban al son de la percusión, De repente una April desinhibida recogió su cabello como solía hacerlo en una cola alta y comenzo a compartir los pasos con los nativos entre risas y aplausos, se fundió con las personas, aprendía de ellos y compartía su alegría.  Esa era "Ella"

Can bajo las escaleras lo más rápido posible su camisa blanca apenas cerrada y su pantalón azul le daba ese aire de principe encantado que a todas hacia reaccionar, al encontarse en  vivo con aquella imagen que hace minutos habia visto lo hizo esbozar de inmediato una sonrisa. Los niños intentaron integrarlo pero el preferia simplemente contemplar la imagen. April al darse cuenta de aquello, le sonrió, pareciera que el mundo se hubiese congelado para ambos en ese momento. April desvió la mirada y después de una calurosa despedida con los nativos se volvió  a Can.

- Buen día, disculpa la situación ¿sabes que me gusta conocer cultura?
-Lo sé, te veías muy viva.
-Si, son personas muy buenas. ¿La reunión es una hora cierto?
-Lo es, respondió un can Afirmativo.
-Aprill... dijo Can en medio de un suspiro
- Si, Can. Respondió April mirándolo fijamente. El hombre que tenía a su lado se veía completamente hermoso, tan varonil, tan Can. A veces pensaba que debería de dejarse llevar por lo que sentía. Sin embargo, ese pensamiento se iba de una vez.
-¿quieres desayunar conmigo? Can estaba seguro que no preguntaría por la cena de la noche pasada. Sabía que desde hace mucho tiempo April no desayunaba, tenía ese mal hábito, él por todos los medios siempre quiso cambiarlo pero no creía que sus esfuerzos valieran algo, aún así siempre inventaba algo para hacerla desayunar y esa era su meta esa mañana.
-Aunque generalmente no lo hago Can. Hoy desayunare creo que un poco de frutas y proteínas me caería bien.

Durante el desayuno tanto April como Can no habían hablado. Solo se limitaban a comer. Eso para April especialmente se le estaba haciendo bastante dificil.
-veo que ahora sabes comer en Silencio.
-Realmente Can no. Solo que no creo que exista algún tema de conversación entre nosotros. Al menos que sea sobre la obra y creo que no es de lo que quieres hablar ahorita.
- No. No quiero hablar de la obra. Solo comamos.
-Esta bien. Solo comamos. Por cierto disculpa que evidentemente no quise comer solo frutas. Tal vez te parezca grotescos ya que tus niñas solo comen Lechuga- April no sabía de dónde habia salido ese comentario. Bueno. Si sabia, había salido de la inseguridad que aún sentía frente a él. Eso no podía volver a suceder.
- Ja. Pues me gustaría que mis niñas no coman solo lechuga. Sin embargo, me sorprende ese comentario, tú más que nadie sabe que disfruto de una buena comida cielo. Perdón  April. Disculpa no quise incomodarte.
-Ya no me incomoda te sorprendería la cantidad de adjetivos que escucho a diario.
-No sabía ahora tú eres el amor de muchos.
- Si. Tal vez debería casarme ya. Ya es momento de tener una hermosa casa, con unos preciosos hijos y un maravilloso esposo que quiera lo que tiene en frente y no valga un puñado de dólares.
- Si. Deberías. Busca primero quién pueda soportarte ¿no crees? Dijo un Can enfurecido. Casarse? Si claro. Eso lo mataría
- Hubo alguien que me soporto. Porque no encontrar a otro. Que me soporte pero porque me ame y no por juego. Ya la reunión va a comenzar. Nos vamos?

Pasó una semana intensa. Las construcciones habían avanzado. A los nativos se le había respetado su espacio y April no podía estar más feliz por eso, se había integrado bastante a la aldea, sorprendentemente Can también. A este último le parecía un poco impactante la desigualdad que allá se presentaba. Primero la discriminación entre nativos y la forma también en la que eran tratados por sus iguales en su sitio de trabajo. Esto lo habia obligado a ser acompañante de April para conocer más sobre ellos y a pesar de todo, juntos disfrutaban de su compañia mientras hacían lo que más le gustaba que era aprender. De alguna manera eso los había unido.

Una lluvia fuerte azotaba el hotel cerca de la aldea dónde se habían hospedado, Luciano seguía de compras mientras April y Can trabajaban. De repente las cosas comenzaron a moverse, se trataba de un terremoto, can salio corriendo hacia la habitación de April quién se encontraba saliendo asustada, vio a Can y se moría por tirarse en sus brazos, sin embargo, de manera segura solo manifesto -Salgamos- Can sostuvo su mano fuertemente, al llegar abajo la abrazo mientras pasaba. Todos los huéspedes estaban abajo. April no soltó a Can por un minuto- Se sentía segura en sus brazos y era la primera vez que pasaba por algo parecido. Ella solo temblaba en sus brazos.
~El peligro ha pasado. Pasen todos a sus habitaciones. Repito. El riesgo ha pasado. Regresen todos a sus habitaciones~

April tenía lágrimas en los ojos.
-April. Estas bien subamos cielo. Dijo Can dándole un beso en la cien
-Si.
Caminaron ambos a la habitación, estando ya frente a la habitación de April. Can se retiraba cuando esta solo indico -No me dejes sola.
Can se devolvió la abrazo y asintió. Así entraron juntos a la habitación.

Ambos acostados en la cama, April coloco su cabeza sobre el pecho de Can. Este solo se limitaba a acariciarla. Tratando de dormir y no pensar en lo rápido que latía su corazón y lo rápido que latía él de ella. Eran dos cuerpos calientes. Tratando de no pensar en lo que querían hacer. Sin embargo, Can dijo sin más.
- Nunca he dejado de amarte. Dime cómo alguien puede hacerlo. ¿
Cómo pudiste tú dejar atrás tanto amor?

Predestinados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora