~2013~
De vez en cuando Seungmin se pasa a la habitación de Jeongin por la noche. No es muy complicado teniendo en cuenta que de una ventana a otra solamente hay un metro de distancia y un árbol muy cerca, así que sujetándose a este es sencillo llegar hasta el otro lado.
A Jeongin nunca le ha importado. Sí que es cierto que la primera vez se asustó mucho, pero ahora incluso deja la ventana entreabierta con la esperanza de que el contrario aparezca.
Esa noche Seungmin está un poco inquieto entre sus sábanas. No puede dejar de darle vueltas a los aviones y a los deseos. Él sabe que la de Jeongin es una creencia que no tiene ningún sentido, pero también sabe que después de todo este tiempo sigue siendo importante para él.
Se pone en pie, camina descalzo hasta la ventana y se asoma para ver si el menor sigue despierto. Las luces están apagadas, así que es muy probable que esté dormido. Con todo, sale con cuidado y sujetándose bien para llegar a la otra habitación.
Cuando entra, intentando hacer el menor ruido posible para no despertar a ningún integrante de la familia Yang, se gira hacia la cama de Jeongin.
Está sentado con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. Al notar que alguien ha entrado, los abre despacio y le sonríe ligeramente.
—Hola.
—Hola —dice Seungmin—. ¿Por qué no duermes?
—Estoy pensando.
Seungmin se acerca y Jeongin se echa para atrás para dejarle espacio.
—¿En qué?
—¿Se estrella el avión porque lleva demasiados deseos? ¿Se estrella por la intensidad con la que deseamos?
El mayor frunce el ceño y apoya la espalda en la pared.
—No lo entiendo.
—¿Crees que es posible que yo me estrelle por desear algo con muchas fuerzas?
—¿Tú eres un avión?
Jeongin sacude la cabeza.
—Era una forma de hablar.
Seungmin se aclara la garganta antes de hablar.
—Pues sí, creo que es posible. Yo me siento igual muchas veces.
—Creo que estoy triste ahora.
—Entonces he venido en el mejor momento.
Seungmin le tiende la mano y cuando Jeongin se la agarra, le estira hasta que lo tiene sentado sobre sus piernas.
—¿Todavía piensas que soy muy inmaduro?
—Nunca he pensado que lo seas.
—Mentira. No me lo dices, pero lo sé.
El mayor se ríe y coloca las manos en la cintura del contrario.
—Bueno, es cierto. Quizá lo piense un poquito... —Jeongin baja la mirada, pero Seungmin le levanta la cabeza en seguida—. Pero me gusta que seas así. Sin tus ocurrencias un poco raras no serías tú.
Jeongin se aproxima hasta apoyar la mejilla en el hombro de Seungmin, que le frota la espalda.
—¿Quieres mirar por la ventana para ver un avión antes de dormir?
—Sí.
Siempre que duermen juntos es la misma pregunta, y siempre recibe la misma respuesta.
Se ponen en pie, se acercan a la ventana y permanecen juntos hasta que lo ven.
Esta vez Jeongin aprieta mucho los ojos y repite su deseo muchas veces dentro de su mente.
«Que Seungmin me quiera, quiero que Seungmin me quiera».
Mientras tanto, Seungmin le contempla con una sonrisa y le retira el pelo de la frente con delicadeza, sin tener ni idea de lo que está pasando dentro de la cabeza de su mejor amigo.