~2006~
Jeongin y Seungmin son inseparables. Nada, absolutamente nada podría romper su amistad. Han crecido juntos, viviendo puerta con puerta en ese pequeño pueblo rodeados de naturaleza y felicidad. Nunca han necesitado más.
—¡Vamos! ¡Tienes que cogerme! —exclama Jeongin, corriendo unos metros por delante de Seungmin, en dirección al río.
Cuando llega, se tira sobre el césped con la respiración agitada. Seungmin llega unos segundos después y se tumba al lado, jadeando.
—¡Podríamos haber caminado!
—¡Claro, pero no habría sido tan divertido!
—¿Divertido? Hace calor y hemos corrido mucho.
—Estás cansado porque estás mayor, hyung.
Seungmin alza una ceja.
—Solo nos llevamos un año.
—¿No sabes que a los seis tu cuerpo se hace más mayor?
—Pues igual que a los cinco.
Jeongin niega con la cabeza fervientemente.
—Los seis son una edad importante en la vida de todos los niños.
Hay veces que Seungmin no entiende los pensamientos de su mejor amigo, así que suele quedarse callado y dejar que saque otro tema con la esperanza de que sea más comprensible.
—¿Tú tienes algún deseo? —pregunta de repente.
Seungmin suspira algo irritado.
—¿Qué dices ahora?
—Que si hay algo que desees con todas tus ganas.
Jeongin se ha sentado y le está mirando con mucha intriga.
—Eh... Sí, hay una cosa.
—Puedo ayudarte.
—¿Ah, sí? ¿Cómo?
Seungmin también se incorpora.
—Con los aviones.
Las esperanzas de Seungmin se evaporan al instante. Vale, al final va a tener que admitir que los seis sí que es una edad en la que te haces mayor, y solo puede desear que Jeongin crezca un poco para que deje de decir todas las estupideces que se le vienen a la cabeza.
—Jeongin...
—Déjame acabar. ¿Has viajado alguna vez en avión?
—No —responde el mayor.
—Yo tampoco, pero ¿sabes qué? Mi madre me dijo que desde ahí arriba puedes verlo todo y que cualquier cosa parece posible. Creo que si les pedimos deseos cuando los vemos, acabarán cumpliéndose.
—Eso se dice cuando ves estrellas fugaces.
Jeongin se ríe.
—Eso es una tontería. ¿Estrellas fugaces? ¡Se ven muy pocas veces! Los deseos hay que pedirlos muchas para que se cumplan.
—¿Entonces vamos a pedir un deseo cada vez que veamos un avión?
El más pequeño asiente.
Ambos amigos miran hacia el cielo durante un buen rato, guardando silencio con concentración.
—¡Allí hay uno! —dice Seungmin.
—Cierra los ojos y pídelo.
Seungmin cierra los ojos a la vez que Jeongin y pide su deseo.
«Quiero que Jeongin me quiera como yo le quiero».
