~2014~
Un mes más.
Jeongin no ha vuelto a cruzar la ventana. Nunca más volverá a hacer un esfuerzo como ese para acabar así de dolido.
Ya ni siquiera espera hasta altas horas solamente por ver si Seungmin va a aparecer.
Ahora sí que no le queda ni un solo rastro de esperanza.
Sigue triste. Y de vez en cuando ve a Seungmin de lejos en el instituto, con su grupo de amigos. Pero él no ve a Jeongin, no le busca.
¿Por qué un niño va a importarle, si tiene gente de su edad con más madurez?
En clase está solo, aunque hay una chica bastante simpática que suele acercarse a hablar con él y a veces pasan la hora del descanso juntos.
Pero Jeongin no la considera una amiga. No quiere amigos. Nunca más.
—Jeongin... —dice ella, dándole un golpecito en el brazo—. Siempre estás muy callado.
—Lo siento —responde—. No me gusta hablar.
—¿No te gusta la gente?
—No.
—¿Y qué te gusta?
—Los aviones. Quiero ser piloto.
—¿Te gustan los aviones?
—Sí, aunque son una farsa.
La chica se coloca el pelo detrás de las orejas y sonríe ligeramente.
—¿Una farsa?
—Como la amistad. —Sacude la cabeza—. Olvídalo, perdona.
De repente ve a Seungmin, sentado en una de las mesas del jardín del instituto. Normalmente no suele ir allí, lo que extraña un poco al pequeño.
Está algo apartado de sus amigos, que hablan y comen sin darle mucha importancia, mirando el cielo, y justo entonces cierra los ojos. Jeongin mira primero hacia arriba y ve el avión que los sobrevuela en ese instante, luego vuelve a mirar al que era su mejor amigo.
Cuando Seungmin los vuelve a abrir, su mirada choca contra la de Jeongin y ambos corazones empiezan a latir con rapidez, pero mantienen el rostro hierático.
Se miran durante unos segundos, hasta que Jeongin termina levantándose y rompiendo el contacto visual. Coge su mochila del suelo, se despide de la chica que lo acompaña y se marcha a clase.