Tormenta.

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Capítulo 5: Tormenta.

Narrado por Sakuno:

Ayude a Ryoma a subir a la habitación, pero como era de esperarse entro a la habitación de las gemelas acercándose a sus cunas. Sonrió al verlas y las contemplo por unos diez minutos, yo solo lo observaba en silencio.

—Hola Sora, Natsumi, ya estoy en casa— dijo al fin con voz enternecida.

Ambas niñas se rieron al escucharlo, por lo que él con cariño toco sus cabecitas. Luego de eso volteó la mirada hacia mí.

—Me alegra estar devuelta con las tres, de verdad las extrañe mucho— mencionó cabizbajo.

—Ryoma, siéntate y explícame ¿Cómo te lesionaste? — le pedí preocupada señalándole una de las mecedoras.

Ryoma se sentó con mucho cuidado haciendo una mueca de dolor, yo me acerqué a él tomando las muletas, para luego sentarme en la otra mecedora frente a él.

—Ni sé cómo decirte, porque estoy aquí y porque me lesione— habló pensativo —la verdad, ahora que te veo bien, me siento el más idiota del mundo— se recriminó.

—No me gusta verte así, solo cuéntame— le pedí intrigada.

—Antes de salir a la cancha para ir a calentar recibí una llamada de tu celular, por lo que sin pensarlo contesté, pero una mujer mayor me dijo que habías tenido un accidente de tránsito y que estabas muy delicada— lo miré sorprendida —como sabes cuando tu estas involucrada en algún peligro yo aun no logro reaccionar bien— expresó desanimado y apretando los puños —por lo que apenas me dieron la noticia me desvanecí de inmediato, lo malo fue que me encontraba en la parte alta de las escaleras, al caerme hice un mal movimiento así que me desgarre la pierna, aparte de eso no pase la prueba con Cambell, tuve una crisis así que no me suspenderá el medicamento por ahora— se entristeció.

—Pero no entiendo ¿quién pudo decirte eso? — pregunté sin imaginarme quien podía ser tan malo para sabotear el partido de Ryoma.

—No lo sé— aceptó —pero esta persona sabe mucha información— meditó.

—¿Por qué lo dices pregunté? — sin comprender.

—Porque me preguntó si era tu prometido— me explicó —eso no importa ahora, solo me alegra que estés bien, pero me siento tan enfadado de haber caído tan fácil— apretó los puños —se escuchó tan real que no pude dudarlo y es que cuando la persona me decía lo que te había pasado, de fondo escuchaba llamar doctores a diferentes sitios del hospital— mencionó.

—¿Cómo te llamaron de mi celular? Si siempre lo tuve conmigo, bueno tuve que entrenar con Ryoga antes de ir donde Kawamura, pero mi teléfono estaba en el bulto con las raquetas— le expliqué pensativa.

—No lo sé, te compraré un teléfono nuevo, el que tú quieras y cambiaras de número, no quiero más bromas de estas, de hecho, yo también cambiaré todo— me dijo con seriedad.

—¿Crees que eso funcioné? — le pregunté.

—No estoy seguro, pero no perdemos nada haciéndolo— me respondió además mi teléfono quedo muy dañado— me lo mostró.

—Lamento que perdieras el partido, yo sabía que era muy importante para ti jugar contra Nadal, a parte siento que esto es mi culpa— me entristecí.

—Tú no tienes culpa de nada, yo puedo jugar contra nadal en otro torneo, pudo ser al revés bonita— me tomo la mano con cariño. — ¿Qué dijeron en televisión cuando no salí a la cancha? — me preguntó curioso.

—Que debido a un fallo técnico jugarían hoy en la noche— le expliqué serena.

—Ya veo eso fue obra de Will, supongo que no quería preocuparte y me alegra que lo hiciera de esa forma, así te di una sorpresa— me indicó sonriendo levemente.

Unidos más que por el tenis IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora