Lento.

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Capitulo 17: Lento.

Narrado por Sakuno:

Me dolía la cabeza solo podía ver oscuridad, solo sentía tristeza, mi pecho me estaba matando sentía mi corazón partido en mil pedazos. Necesitaba una buena noticia, no podía perder a las tres personas que yo amaba, Ryoma estaba grave y la trabajadora social quería quitarme a mis pequeñas.

Comencé a sentir una molestia en mi rostro abrí los ojos con lentitud observando con atención donde me encontraba.

—Sakuno— me llamó mi madre preocupada —¿Cómo te sientes? — me preguntó.

No pude contestar a su pregunta, la desesperación me invadió comencé a llorar sin poder detenerme, abrazando una de las almohadas de la camilla con fuerza.

—Hija— dijo mi madre con un hilo de voz —trata de calmarte no me gusta verte sufrir— expreso decaída.

—No puedo hacerlo, Ryoma esta peleando por su vida y acaban de decirme que me quitaran a mis hijas— sollocé —no puedo calmarme— grité lanzando la almohada con fuerza a un lado de la habitación — no puedo hacerlo todo esta mal, esto no debería estar pasando— expresé alterada volviendo a romper en llanto.

—Saku— se acercó la Sra. Rinko —buscaremos la forma de que las niñas se queden con Ryoma y contigo— me consoló la Sra. Rinko —Saku, deberías ir un rato a la casa a descansar— me sugirió.

Negué con mi cabeza.

—¿Sabe algo de Ryoma? — le pregunté intentando tranquilizarme y con voz ahogada.

—Están realizándole otra transfusión de sangre, Ryoga resulto ser compatible con él esperan que con esto se estabilice— me respondió acariciando mi cabeza.

Respiré profundo un poco aliviada.

—Saku, ven deberías lavarte el rostro, te sentirás mejor— me pidió mi madre —Cambell está hablando con la terapeuta Mikiya, esperamos tener una buena respuesta de su parte— comentó mi madre.

Me levanté de la camilla despacio caminado al baño, me mire en el espejo mi rostro daba miedo, estaba muy pálida, lave mi rostro, recogí mi cabello en una coleta alta y regrese junto a mi madre y la Sra. Rinko.

—Ya estoy mejor— les indiqué tranquila.

Mi celular estaba vibrando, lo saqué para ver de quien se trataba, vi que era mi abuela.

—Dime abuela ¿está todo bien? — le pregunté preocupada.

—Lamentó molestarte, pero no logramos dormir a las niñas— me respondió apenada, de pronto las escuche llorando a lo lejos, ambas estaban muy alteradas.

—No te preocupes, pon el altavoz— le pedí con delicadeza. Me senté en de nuevo en la camilla.

—Listo cariño— me informó mi abuela.

—Hola, pequeñas— las salude con delicadeza —Natsumi, Sora mamá y papá n-no pueden estar con u-ustedes p-pero ambos las amamos mucho, es hora de dormir mis princesas, si guardan silencio les contaré un cuento, el que su papá les lee de la princesa Rapunzel— les hablé derramando unas cuantas lágrimas.

Las niñas dejaron de llorar, comenzando a llamarme sentí un puñal en mi pecho, respiré profundo y comencé a contarles el cuento.

—Buenas noches mis pequeñas las amábamos— le dije al terminar el cuento, finalizando la llamada.

—Sakuno— se acercó a mi la Srita. Mikiya —creo que eres una excelente madre y me parece muy tierno lo que acabas de hacer— comentó pasándome un pañuelo —hablé con la oficina de servicio social, pedí que cambiaran a la Sra. Bale del caso, no me parece que ella este siendo objetiva y el Sr. Cambell opina lo mismo, así que las gemelas estarán a cargo de William Evans y Sumire Ryuzaki, mientras nos envían a alguien— me explicó con serenidad.

Unidos más que por el tenis IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora