uno

101 11 3
                                    

quería seguir divirtiéndose, quería que el espectáculo continuara pero el silencio del tiempo se susurraba adentro suyo que le cobraría cruelmente, una deuda de la que no podría escabullirse sin remedio.


antes de la primavera de 1991, un pobre hombre conquistaba al mundo entero con su privilegiada voz, un tesoro dado de la propia madre naturaleza. todo el mundo enloquecía ante aquel hombre sonriente que regalaba alegría y repartía conmoción e impacto con sólo su grata presencia por el mundo.

pero como se mencionó al principio de éste relato, el tiempo no esperó y lo tuvo en la mira, ya había demasiada felicidad en esta vida tan dura y fría; así que como de costumbre el tiempo tomó su macabro plan de arrebatarle al público universal lo que ya amaban con inmensa locura.

el hombre del que no quería muestras de compasión lo sabía, y decidió caminar como si no hubiera tropezado tras el aviso del invencible e indiscutible señor rey de lo temporal.
el hombre cada vez tenía más heridas, una más evidente que otras, un cobro más elevado para cobrar la deuda final, consumiéndolo por completo.

pero él era por así decirlo un humano "mágico" que conforme la vida le arrancaba de a poco su alma como un títere, adentro suyo creaba su propia fuerza, su especie de magia; sólo él tenía ese don de crear una iluminación en su interior para reparar su alma dañada por entre la vida y la muerte.

llegaba el mes de la primavera, ya no le quedaba mucho, el hombre sinceramente necesitaba ayuda pero él cacheteó a la compasión.
no había tiempo qué perder, el tiempo lo estaba perdiendo a él.

podía continuar con
sus últimas notas,
su último aliento,
su último suspiro,
su último jadeo
hasta el cansancio y
recargar aquella energía que lo mantenía vivo y mantenerse en la cuerda floja aún más
para derramar su voz sobre el planeta de un sólo servir.

¿pero qué fue lo que terminó por destrozar su delgado camino?

darle vida a un último chico al que espera que continúe su camino, como llevar la antorcha que nunca logró levantar del suelo y correr a su destino.

la última de tantas gotas.
la última obra.

el telón tenía horarios
y esperaba a que ese hombre posara a la tabla y cerrar el espectáculo, pero él no lo pensaba así, no para el espectador quienes gozaban de ser entretenidos por él.

…pero no le quedó remedio.

se alistó para su último acto que no sería en vano y salió hacia el escenario como un león valiente ocultando el miedo y la timidez para entretener al mundo.

los reflectores apuntaron al gran farsante, intimidándolo.
pero su valentía prevaleció
lo único que aceptaría caer
sería su cuerpo frío sobre el escenario.

y que nunca sería en vano

...y realmente así lo fue.

1991Donde viven las historias. Descúbrelo ahora