ᴅᴀɴᴄᴇ || ᴊɪɴᴋᴏᴏᴋ

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Bailaba alrededor de ese tubo que se había convertido en su fuente de trabajo.

Con movimientos sensuales, provocativos, una mirada felina que enloquecía a aquellos hombres y mujeres de dinero. Su cuerpo despedía una clara invitación al sexo.

Vestido como una conejita, cosa que internamente le hacía sentirse un poco denigrado, pues él es un hombre, no tendría porque vestir con medias de red, esas orejas de conejo sobre su cabeza, tacones de aguja y ese traje de cuero pegado a su cuerpo que poco dejaba a la imaginación.

Pero eran exigencias de aquella discoteca, ya que a muchos hombres les resultaba sexy ver hombres vestidos con trajes de mujer.

Con el paso del tiempo se acostumbró, pero aún así, no le gustaba del todo.

En su rostro llevaba maquillaje, sus delgados y hermosos labios pintados de un fuerte rojo, sus ojos azules adornados con delineador negro y bajo sus párpados inferiores, brillitos adornaban su piel.

JungKook siempre se sintió sexy.

Fuera de ese disfraz, él seguía siendo un hombre atractivo.

Y le gustaría que todas aquellas personas lo desearan por ser masculino, pero tenía que entrar en el papel de caminar y actuar como fémina. Todo para cumplir sus absurdos caprichos ya que el pago era bueno y él lo necesitaba.

La música cesó y las luces en el escenario se apagaron, era su momento de volver a ser él.

Bajó de aquella tarima y con prisa caminó hasta su camerino. No soportaba los zapatos.

Al llegar, se encerró y lanzó los tacones negros a cualquier lugar. Él media 1.78 y con esos tacones se veía aún más alto e imponente, aunque en la realidad lucía como un travesti, pero sin peluca, a Kook le encantaba relucir su precioso cabello negro corto.

Masajeó sus adoloridos pies y agradeció haber terminado su turno. Sólo tenía que esperar una hora más para que la discoteca cerrara.

Dejó escapar un enorme suspiro y fue a sentarse frente al tocador, se miró con detalle al espejo. Amaba su rostro. Amaba su belleza. Pero amaba más ser él mismo. Sin tener que usar un disfraz.

Sacó el desmaquillante y antes de empezar a quitar todo ese menjurge de su cara, alguien tocó y entró, era HoSeok, uno de los bartenders.

-Kookie. -Le llamó. -Tienes un cliente.

-Oh no... ¡Hobi no! Estoy muy cansado. -Chilló.

-Lo sé primor, pero sólo es uno. Ha pagado una obscena cantidad por ti. El jefe exige que lo atiendas. -Dijo con pesar pues sabía que su amigo había tenido un día difícil.

↬ᴏɴᴇꜱʜᴏᴛꜱ ᴊɪɴᴋᴏᴏᴋᴊɪɴ♛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora