Los Cambios de mi Padre

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Luego de que aquella mujer se mudara, mi padre se volvió muy distante con nosotras. Nunca nos visitaba. Rara vez me mandaba mensajes para ver cómo estábamos mi hermana y yo. La manutención ya no la pagaba, había puesto la excusa de que mi madre se gastaba el dinero en ella, cuando a ella todos los días la veía con la misma ropa de siempre.

Cuando nos quedábamos en su casa, como había tanta gente en esa casa, prácticamente no nos daban pelota. La novia de mi padre a veces nos alzaba la voz y mi padre no hacía nada al respecto.

Mi hermana y yo dejamos de ir para allá por la incomodidad que nos generaba el ambiente de aquella casa, los fines de semana nos turnábamos para quedarnos con nuestras abuelas, siempre fue así.

Obvio, mi padre nos llegó a preguntar, tiempo después, por qué ya no íbamos. No le respondimos.

La mujer fue marcando terreno de a poco. Nuestros cuartos ya no eran nuestros cuartos, sino habitaciones sin recuerdos de nuestras infancias, llenos de objetos ajenos y polvo por doquier.

Hasta el más pequeño sticker había sido borrado. Era obvio el mensaje, evidente, más claro que el agua.

Aquella, ya no era nuestra casa, ya no éramos bienvenidas, ya no era nuestro hogar.

Todo lo permitió él. Rayaron las paredes, cambiaron los muebles, pintaron las paredes a su antojo y gana, cambiaron las camas, cambió el ambiente, se sumó más mugre... el lugar olía mal, era frío e incómodo. Apuesto a que absolutamente nadie en el mundo quisiese estar en un lugar así.

Entiendo que quisiesen empezar una vida de 0 luego de todo lo ocurrido, pero, regalar nuestros cuartos, nuestros recuerdos, nuestras cosas a personas que no conocíamos en lo absoluto me parece sucio, de mala persona.


¿Les cuento algo? Una vez intenté recuperar mi consola...mi padre cuando se enteró, me encerró en el que antes fue mi cuarto y me gritó como si acabase de matar a mi medio hermano.

Tiempo después, se rompió.

Él dijo que era para compartir...la dueña era yo y estaba en TODO mi derecho de llevármela. Ansiaba jugar con ella una vez más...lo peor es que cuando salí, mis amigos (quienes me ayudaron a sacar la consola) vieron cómo los ojos se me habían quedado hinchados de tanto llorar. Habían escuchado todo, y la mujer y sus hijos también.

Estaba algo acostumbrada a que me dejasen pegada...no sé, capaz "me lo busqué".

La Historia de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora