V "En sus marcas...."

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En otra parte de la ciudad, el mismo grupo de chicos seguía en medio de su locura. El pequeño concierto improvisado que habían armado por fin había terminado, así que tenían el resto de la noche para celebrar con su gente a todo lo que sus cuerpos adolescentes pudieran dar.

"Es muy cómodo estar con gente que ya conoces, disfrutar del ambiente y soportar a tres malditos totalmente ebrios" Algo así debió pensar Xavier durante la velada pues "contra todo pronóstico", José, Agustín y Maximiliano estaban borrachos como vikingos en festividad eterna pero, haciendo un recuento ¿Cómo demonios llegaron a eso?

Es bastante simple en realidad, la verdad es que ninguno de los cuatro aguanta demasiado bien el alcohol, pensaron solo en la fiesta y no supieron controlarse, como consecuencia, Xavi los tuvo que estar cuidando. No le molestaba realmente, las cosas que salían de sus bocas eran tan bizarras que fácilmente podía hacerle burla a cada uno por las frases ya dichas.

— ¡Sufre, mamón! ¡Devuélveme a mi chica! —Gritaban los tres al unísono.

— O te retorceras entre polvos pica pica —Continuaba Xavier. Estaba en sus cinco sentidos, (era su segunda cerveza, todavía aguantaba) pero le gustaba divertirse. Rieron un rato más, y empezó otra canción.

— Me quieren agitar, me incitan a gritar. Soy como una roca, palabras no me tocan —Cantaba Max con un trago de alguna cosa no mortal en su mano.

— Si te queda weon...—Decía Agustín calmado. Él era de esos borrachos que empezaban con todo, y terminaban medio dormidos.

— Cierra el hocico, bastardo rojizo— Replicó Max.

—¿Por qué no me lo cierras a besos querido?— Se defendió él otro.

—No me tientes, no sabes de lo que soy capaz.—

—¿En serio? ¿Entonces por qué no lo descubrimos?— Se acercó tontamente al otro.

Xavi pensó en detenerlos, pero si lo hacía ¿Qué diversión se llevaba el?

—¿Tan ansioso estás? Porque a mí... No me importa mucho.— Respondió levantando los hombros, haciéndose el desinteresado.

Se acercaban peligrosamente, con aliento ebrio y sin pensar realmente, José y Xavi simplemente se quedaron mirando aunque José casi se desmaya culpa del exceso de alcohol en su sistema, así que... Realmente era como si sólo estuviera presente la X.

—Uoh oh, la nena tiene mi-e-do.— Le dijo burlesco.

—¡Te haré tragarte tus palabras!—

—Quiero ver...— No pudo terminar porque Max, como siempre hacía, cumplió su palabra.

Era un espectáculo maravillosamente divertido para Xavi ver a esos dos haciendo ese tipo de cosas, aunque sabía que al día siguiente por la mañana ninguno más que él lo recordaría.

Pasaron un par de cosas más esa noche, una pelea, un karaoke improvisado, una plática extraña sobre fuego y mansiones, historias locas de teorías conspirativas que nunca pasaron, charlas sobre como Agustín una vez casi se come un florero, algunas caídas bastante graciosas... Al final todos terminaron desparramados e irreconocibles en el cuarto vacío que la hacía de almacén en su complejo. Levantarse iba a ser muy doloroso.

Después de dos semanas de ese doloroso despertar y explicaciones vergonzosas que tuvo que dar Xavier al equipo, por fin había llegado aquel día. El día en que conocerían a todos los que no tenían fe en personas como ellos, que los veían con desprecio y burla, conocerían a toda esa bola de primera clase, a sus rivales, y el vocalista estaba más que nervioso.

The rebels fest- L'étoile de la libertéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora