IV

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#Michael

No podía crees que Talía estuviera en mi habitación. Estaba hermosa dormida. Su pelo revuelto, su cara hinchada de dormir, sus ojos cerrados tan hermosos, sus pestañas muy largas, su nariz respingona que se movía al sentir mis pequeñas caricias. Tenerla en mi cama se podría decir que es un sueño echo realidad.

-Talía despierta, vamos a preparar el desayuno.

Sus ojos se iban despegando poco a poco, y me sonrió al verme despierto delante de ella. Me enamoré de esa sonrisa. Parecíamos pareja. Que locura. Esta muchacha me está robando mi ser poco a poco. Y yo que decía que jamas me volvería tan loco por ninguna mujer.

-Buenos días Mickey.. -Sonrió picara.

-Mm insistes en llamarme Mickey ehh pilla. Pues ahora verás.

Me puse a hacerle cosquillas y ella no paraba de reír y moverse por toda la cama. Me encantaba verla así, feliz. Me contagiaba su risa. Al final quedé encima de ella mirándonos fijamente a los ojos. Fue algo.. Algo indescriptible, estaba a punto de besarla cuando sonó el teléfono.

-Tengo que cogerlo.

Ella asintió y me fui levantando poco a poco aún sin separar el contacto visual que aún nos unía.

-¿Diga? -Respondí. Nadie hablaba. -¿Hola? ¿Hay alguien? Cuelgan. Talía me miraba confusa, al igual que yo a ella, no sabia a que venia esto. -Seguro algún gracioso.

Talía asintió no muy convencida. Por su mirada sé que está pensando lo peor. Que pueden ser sus secuestradores. O cosas así. No pienso dejar que le hagan daño aunque me lleve la vida en ello. Su mirada bajó y se puso colorada, y después rió. Miré hacia abajo y tenia unos bóxer con el signo de batman. Me puse bastante colorado.

-¿Te gusta Batman? -Talía aún seguía riendo y burlándose de mí.

-Pues.. La verdad no me gusta tener solo bóxer solidos, me gusta algo gracioso. -Ella me miraba con ternura.

-Wow, ¿Quién lo diría?

-Pues.. Jajaja la verdad.. No lo sé pero así de raro soy yo, y ahora iré preparando el desayuno, me ducho te compro algo sencillo y vamos a comprar.

-¿Me ayudaras? -Su mirada se humedeció. -Pues claro. -Me refiero con lo de mi madre.

-Ahh.. Sí. No será fácil te lo advierto. Puede que no triunfemos en la búsqueda. Prometeme que no te deprimiras si se da el caso.

-Está bien. Te lo prometo. -Suspiró.

-Pero eso es solo en el peor de los casos. Seguro que la vamos a encontrar. -¿Y los tuyos? -¿Qué pasa con los míos Talía? -¿No los piensas buscar?

-Ya lo hice.

-¿Y?

-Pues.. Me tiré años buscándolos. Me gaste miles de dólares en los mejores detectives. Solo quería una explicación. Pero..

-¿Qué pasa Mickey? -Cuando los encontré.. Se pusieron muy mal. -¿Cómo así?

-Pues no querían saber nada de mí, debía de suponerlo. Si me dejaron allí fue porque solo era un estorbo. Fui un estúpido al pensar que tal vez se vieron obligados a hacerlo.

-¿No te dieron una explicación?

-Sí, -Suspire. Era duro decir esto. Que las palabras que le voy a decir ahora hayan salido de la boca de mis padres es doloroso. -Su explicación fue... -Tenia un nudo en la garganta. -Que soy un maldito bastardo. Mi madre fue violada y de ahí vine yo. De una violación. Soy el producto de algo tan rastrero como eso. Mi madre me contó que intento mantener el embarazo en secreto ya que estaba en la Universidad, pero todo le salió mal, tuvo que dejar la Universidad por mi culpa, prácticamente ese hombre le arruino parte de su vida y yo la otra. Aunque no le echo nada en cara, a lo menos me dio la vida.

Talía estaba pálida mirándome. Se notaba que no se esperaba eso para nada.

-¿Y ella no te quiere ver?

-Te haré una pregunta en respuesta.. ¿Si alguno de los secuestradores te hubiera violado y te quedaras embarazada lo habrías querido? ¿Habrías querido a un niño que todos los días te recordara tu maldita pesadilla?

-Sí.

-¿Cómo? Es muy fácil decirlo.

-No Mickey. Pero ese bebé no tendría la culpa de la maldad de la gente. No tiene la culpa de nada, es un ser inocente y tan pequeño tan de una mujer. Lo llevas nueve meses en tu vientre y sientes como va creciendo, ves como se mueve dentro de ti, como se alimenta de ti, como crece de ti, y después de nueve largos meses por fin le puedes ver la cara y escuchar el hermoso llanto de tu pequeño. Tal vez ese hombre le haya causado un dolor muy grande, pero le dio lo mejor de su vida aunque tu madre no haya sabido ver eso. Si ella hubiera querido se habría dado cuenta de la gran recompensa que Dios le había dado tras su sufrimiento. Hay miles de mujeres queriendo ser madre y la tuya te abandonó por cobarde. Jamás entenderé a las mujeres que son capaces de desprenderse de algo tan suyo. Es lo único verdaderamente nuestro en la vida. Nuestros hijos, y solo de pequeños, cuando ves su sonrisa, sus primeros pasos, cuando ves como le crecen los dientes, y la recompensa de todo eso es que te llamen Mamá. He visto a mujeres llorar por abortar a sus hijos, he visto como una mujer después de 17 años sigue rezándole a Dios por ese hijo que pudo haber tenido y que rechazo, sí después de 17 años lo echa de menos. Ahora podría ser madre pero ella lo rechazo. Más tarde esa misma mujer intentó tener hijos, por causas del destino un cáncer de útero se lo impidió. No te sientas nunca mierda por culpa de esa mujer, porque esa mujer al igual que la mía se han perdido los mejores años de nuestras vidas, se han perdido el placer de ser madre, y se han perdido todo.

Se me saltaron las lágrimas mientras Talía hablaba. Ella se levanto de la cama y me abrazo muy fuerte, noté que solo llevaba la camisa que le preste, como le llegaba por debajo de los muslos pues supongo que se sentiría cómoda.

-Gracias Talía.

-Gracias a ti. -Me dio un beso en la mejilla pero al girar el rostro me lo acabó dando en la comisura de los labios. -D-Disculpa. -Se puso nerviosa.

La cogí en brazos y la llevaba hacia la cocina. Preparé tortitas con sirope y frutas junto con un zumo de naranja y jugo de piña y mango. También hice café. Dejamos los trates en el fregadero y le dije que me iba a comprarle algo rápido para que fuéramos a comprar después. Fui al centro comercial y entre a una tienda de lencería, le compre algo sencillo y que creía que era de su talla. Entré a otra tienda t le compre dos pares de jeans de mujer y dos camisas muy hermosas.

Me fui otra vez a la casa y al llegar vi como no había nadie en la sala ni en la cocina pero los trastes estaban limpios.

-Talía.. ¿Dónde estás? -Me empecé a asustar.

Vi la sombre de alguien detrás de la puerta del baño, estaba cerrada así que le di una buena patada, al entrar Talía se encontraba desnuda en el suelo con un charco de sangre y una nota.

"Conmigo no se juega Michael, esto es un aviso, paga cuanto antes o la próxima vez será peor"

Cargué a Talía en brazos y la llevé hasta el coche. Fui lo más rápido que pude al hospital. Las lágrimas no paraban de caer por mi rostro. Ella me había dado toda la alegría que no había tenido en 21 años en tan solo 2 días, no quiero perderla. Al llegar dos hombres vinieron con una camilla y se la llevaron de urgencias. Fui a dar sus datos pero no me acuerdo de sus apellidos así que dije que era mi novia. Estuve esperando durante horas. El doctor se dirigía a mi con cara de preocupación. -¿Qué ha pasado doctor? . -Pues.. -Su cara de preocupación se convirtió en sonrisa. - Su novia está perfectamente, la bala solo sobrepaso su hombro sin dañar ningún musculo ni nervio. Para mí fue sorprendente ya que nunca habían venido en tan buenas condiciones después de un balazo, pero está fuera fe peligro, eso sí la tendrá que ayudar a vestirse y todo eso, ese hombro tendrá que estar en reposo, con unos analgésicos que le recetaremos el dolor desaparecerá.

-Muchísimas gracias doctor. -Lo abracé de la emoción que sentía al saberla bien.

Cuando la traspasaron a una habitación pude ir a visitarla, por la anestesia aún estaba dormida, pero se veía hermosa.

-No te pertenece. -La voz del mal nacido que la subasto me sorprendió. 

*

Continuará...

Subastada.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora