VI

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#Talía

¿Había yo escuchado bien? ¿Mickey me quería? ¿A mí?

Son muchas las dudas que rondan en mi mente, pues jamás nadie me ha querido, nunca, ni cuando nací, ni cuando era un ser diminuto, con minutos de vida, creo haber sido rechazada desde ser concebida, nadie me quiso nunca y ahora un hombre me dice que me quiere. ¿Qué debo creer? No lo sé. Pues las primeras personas que debieron apoyarme me fallaron al abandonarme. ¿Qué siento yo? Ni yo misma sé que siento. Nadie me pudo explicar este sentimiento, las monjas decían que el amor era para entregárselo a Dios, que jamás a un hombre, que amar a un hombre era pecado, era pecado amar a un hombre, ¿Pero no era Dios un hombre? Que confusión, ¿Qué me está pasando? ¿Qué me estás haciendo Michael? ¿Qué me haces que al tocarme me erizas la piel? ¿Qué me haces que siento húmedo donde nadie ha explorado nunca? Ni siquiera yo. ¿Qué haces para que mi piel arda, como un bosque seco en verano? ¿Cómo haces Michael? Sin darme cuenta el seguía besándome, lenta, apasionadamente, pero no estoy lista para esto, no puedo dejar que siga pasando esto. No soy dueña de mis sentimientos, ellos son dueños de mí, y no he de permitir esto, pues una mujer y un hombre no pueden ser solo amigos.

-P-Para. Por favor. !Michael¡ -Grite cuando no paraba de besarme. La verdad es que me sentía incomoda ante aquella situación, pero no puedo ser una más de su cama. No eso no. Jamás una más.

Una mujer, cualquier mujer que se respeta, cualquier mujer que se valora, cualquier mujer que sabe ser mujer, sabe que siempre ha de ser la primera, no la segunda ni la opción. La primera o nada. Y obviamente la única.

-P-Perdón... Yo... Perdón, no lo resistí. -Dijo él apenado.

-Lo siento Michael, siento si en algún momento te confundí, pero no puedo hacer esto, yo... Simplemente no me pidas algo que no te puedo dar, no sé si escuche bien, no sé si en verdad me quieres, yo no sé lo que es querer, mucho menos sé amar, jamás me han amado y no sé que se pueda sentir o experimentar. Solo sé que me encanta la sensación que tú me das, pero por favor, por ahora no puedo llegar a más, no estoy lista, no sin saber que sienta y que sientas. Solo respétame. Se pueden confundir sentimientos, y no quiero eso, si algún día te amo te lo diré, lo prometo, pero ahora creo que es agradecimiento, y no quiero sufrir, ni causarte sufrimiento, tampoco quiero entendimientos fuera de lo necesario, por ahora. -Las palabras salían rápidamente de mi boca y no me acordaba ni de lo que dije.

La verdad, nunca amé, no sé que sea, me encanta cuando me toca, me encanta lo que provoco en él, y lo que él provoca en mí, pero no sé que sea, y no seré dueña del deseo. Nunca lo he sido. No soy mujer de una noche. Que me llame quien quiera rara, o soñadora, pero yo creo que soy más que una sola noche, yo quiero que respeten mi cuerpo, quiero que lo amen sin maltratarlo, sin aprovecharse de él.

-S-Sí Talía. Disculpadme enserio. -Era evidente que se sentía apenado.

Me ayudo a ponerme el resto de la ropa. Aunque nos sentíamos incómodos ambos. Estaba a punto de hablarle pero la puerta se abrió.

-Deben irse ya. La habitación la necesita otro paciente. -Dijo una enfermera amablemente. Asentimos en respuesta. Caminamos en silencio por los pasillos del hospital, era todo un poco raro, aunque con los murmullos todo se hacia más ameno. 

#Michael.

La verdad es que me dolió que Talía reaccionara así, me sentí muy mal porque ciertamente lleve las cosas a un punto que no debería haber llevado tan pronto. Es cierto que la quiero y que causa sentimientos muy profundos en mí, pero ella ha sufrido tanto e incluso más que yo, y no la puedo presionar, quedó darle tiempo pero no me voy a rendir. La quiero, quiero que sea mía, pero no para una sola noche. Alguna vez un viejo sabio me contó que el amor es una de esas cosas que viene cuando menos las buscas, cuando menos te lo esperas, que a lo mejor puedes estar buscando novia, y nada. Pero que cuando ya te das por rendido ahí llega. ¿Será mi amor Talía? No lo sé, pero tampoco lo sabré nunca si no lo intento. El que no arriesga no gana, y el que arriesga no pierde nada, tal vez le causen dolor, pero no pueden decirle que no lo intento. No quiero que venga otro más rápido que yo y se la lleve no. Eso nunca. Quiero al menos intentarlo, aunque me lleve una desilusión. Llegamos al coche por fin, después del largo paseo. Le abrí la puerta del copiloto para que entrara y rodee el coche para entrar por la puerta del conductor.

-Bueno vayamos a comprar. -Dije. Aún teníamos que comprar cosas, además en la casa no había mucha comida.

-Vale... ¿Qué le pasó a la ventanilla? -Me miró dubitativa.

-Logan. Bueno el de la habitación. Dejo un aviso. -Lo siento mucho. -Se apenó. -Para nada, mañana lo llevaré a arreglar. Por ahora vamos a comprar.

Puse música en el coche para dar ambiente y que todo sea más a meno en un tono bastante relajante. Ella y yo hablábamos alegremente mientras llegábamos de lo que compráramos.

-¿Y cuándo empezaremos con la búsqueda? -Pregunta de repente.

-Aún no, tenemos que ir a tu colegio de monjas y que nos digan cómo era aquella mujer. 

Tenemos que hacer unas cuantas preguntas más y ya con eso tendremos un inicio. Necesitamos llevar ese colgante a una joyería y que jos digan de qué año es, el problema seria si fuera una joya muy antigua, que por el aspecto, parece eso, y que sea una joya de familia es un problema. En ese caso tendríamos que contratar a un detective privado. 

-¿Crees que lo conseguiremos?

-Bueno, Talía yo empecé mi búsqueda con menos que tú. Mi internado se quemó justo antes de que empezara la búsqueda. Murieron un montón de niños. Fue una tragedia. Y aún así los encontré. ¿Por qué tú no?

-Vaya... No sabía... -Se notaba que estaba bastante confusa.

Por fin llegamos al centro comercial, y ella se quedó muy asombrada, sobre todo con las joyas que brillaban, le encanta una pulsera de pedrería con un corazón colgando de ésta y un libro al lado.

-¿Te gusta mucho esa pulsera?

-Sí, me recuerda mi amor por los libros. Cuando estaba con las monjas y cumplí los 10, había un señor que me traía infinidad de libros, unos de amor, de aventura, de fantasía, de todas las clases, cuando crecí me los traía más interesantes, así hasta que me fui del convento. -Ohh. No sabía que te gustara tanto leer, podemos ir a comprar unos cuantos libros.

-¿De verdad? Eso sería maravilloso... -Le brillaban los ojos.

-Claro que sí. Empecemos.

Fuimos a una tienda de ropa de mujer, le compre shorts, camisas, vestidos de día, sencillos. Entramos en la segunda esta era elegante y le compre vestidos y trajes de noche. En la tercera le compre cosméticos, shampoos, mascarillas, acondicionadores, cremas, bodymeal, y todas esas cosas que necesitan las mujeres. Entré en otra y le compré varios perfumes: Amor Amor. Aliem, Niña Ricci. Y unos cuantos más. En otra le compre lencería, fina, sencilla, de encaje, tangas de esos que los usan para los vestidos, y unos cuantos más. En otra ropa de deporte. En otra le compre libros: Se enamoró de la saga Crepúsculo. Dijo que esos libros se los traía el señor. Se los compre junto a unos cuantos más. También le encanto la saga After, los cuales también le compre. Y bajo la misma estrella, ciudades de papel, y un montón de libros del mismo autor. Por último para mí compre once minutos de Paulo. Entramos en una peluquería para que le arreglaran el pelo y dije que enseguida venia que iba un momento a una tienda.

Fui a la joyería del principio, no sabia cuando se la daría pero compré la pulsera de la cual se enamoró. Quiero dársela en un momento se enamoró. Quiero dársela en un momento especial.

Cuando ya pague me fui a la peluquería donde la deje y ya la estaban peinando. Quedo hermosa con su pelo peinado en unas suaves hondas. Al salir fuimos a una tienda a comprar sus toallas femeninas, desodorantes de varios tipos, cepillos de dientes con varias pastas y un montón de cosas para ella junto a la comida y algo para mi. Al terminar nos dirigimos hacia el aparcamiento y al rededor del coche había un montón de policías, fuimos allí lo más rápido que pudimos y al ir nos encontramos con que Logan estaba tirado en la puerta del coche con un tiro en el cráneo.

-¿Es usted propietario del coche? 

*

Continuará...

Subastada.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora