V. pétalos cort dos bajo la luna

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Eran las diez de la mañana y los estudiantes de la reconocida y prestigiosa Golden Seoul School corrían por los pasillos tras el cierre de sus dos primeras clases, la mayoría dirigiéndose al vestíbulo del edificio principal

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Eran las diez de la mañana y los estudiantes de la reconocida y prestigiosa Golden Seoul School corrían por los pasillos tras el cierre de sus dos primeras clases, la mayoría dirigiéndose al vestíbulo del edificio principal.

El tumulto de jóvenes era bastante, incluso algunos profesores comenzaron a intervenir para que nadie saliera lastimado entre tanto caos.

—Necesito ver en qué puesto estoy —dijo una chica.

—¿Crees que subí algún puesto? —cuestionó un joven a su mejor amigo.

La nómina de lugares académicos había sido publicada, como todos los primeros lunes de cada mes, dejando ver qué estudiantes tienen los mejores a peores promedios de su grado.

De a poco comenzaron a escucharse los lloriqueos, los lamentos y los gritos de alegría junto a las felicitaciones o consuelos. El ambiente era tan variado que podía llegar a ser agobiante.

Cuando el reloj marcaba las diez con quince la mayoría de alumnos ya se habían ido del lugar, solo quedaban unos pocos que habían llegado tarde y, por ende, quedaron más atrás.

Taehyung llegaba justo en esos momentos, mantenía un caminar tranquilo e incluso torpe, en su mano derecha tenía una caja de jugo de frambuesa a medio tomar y la otra estaba dentro del bolsillo de su blazer azul.

Kim distinguió la cabellera color cobrizo frente a la nómina, por lo que sonrió de lado por volver a encontrarla.

—Otra vez nos volvemos a encontrar aquí, Choi —dijo una vez llegó al lado de la chica—. ¿Crees que podría ser obra del destino? —preguntó mientras acercaba su rostro al de ella, por lo que la fémina, adelantando al acto, detuvo la cercanía ajena posicionando su dedo índice en la frente del castaño.

—Pues el destino me ha dejado en segundo lugar debido a ti, Kim, otra vez —contestó de mala gana viéndolo por el rabillo del ojo.

El castaño sonrió en grande y con la izquierda capturó la mano ajena para alejarla y rompiendo así la distancia, lo que causó un sonrojo en el rostro de la chica.

—¿Otra vez estás molesta porque te gané, Lenn? —presionó la nariz de la pelirroja de forma juguetona y se alejó, a la vez que liberaba su mano—. Si te molestas por eso echarás a perder tu fachada de princesita alemana —la molestó, por lo que la chica se cruzó de brazos e hizo el amago de irse, pero el contrario la detuvo sosteniendo su antebrazo—. Es una broma, muñeca, no te amargues... —Choi mantuvo el silencio—. Ay, dulzura, no seas así.

—Du verdammtes fischköpfiges Arschloch —contestó mientras se libraba del agarre ajeno y volvía a verlo de frente—. lch hoffe, dein Penis bricht.

—Esa es mi chica —dijo para luego remojar sus labios y morder el inferior—. Sabes que me encanta cuando me insultas en alemán, podría decir que hasta me prende —se sinceró.

Poemas de Hyung ©TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora