IX. la guerra sí Sabe dulce

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Yoongi observaba el plano de la escuela con suma cautela, lo tenía extendido sobre la gran mesa de juntas de la mansión y marcaba cada zona en las que habían cámaras con un círculo, necesitaba localizar cada una de ellas para sus siguientes movimi...

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Yoongi observaba el plano de la escuela con suma cautela, lo tenía extendido sobre la gran mesa de juntas de la mansión y marcaba cada zona en las que habían cámaras con un círculo, necesitaba localizar cada una de ellas para sus siguientes movimientos.

Jimin estaba recostado en el sofá de cuero y leyendo un manga, parecía estar absorto en la lectura, pero él sabía que no era así y que estaba esperando el momento perfecto para hablar, para saber cuál era el siguiente movimiento para su venganza.

Marcó con el bolígrafo rojo otro ángulo para las cámaras y le puso el número setenta, así podría llevar la cuenta, y comenzó a imaginar el siguiente ataque, debían ser claros y precisos.

—¿Qué piensas, Yoonie? —preguntó el rubio dejando de lado el manga y sentándose—, algo me dice que tienes una espina sobre esto.

—¿Has pensado que es muy raro que ningún intento por sacar a Taehyung de la escuela resultara? —el rubio lo pensó un tiempo y asintió—, en este juego somos tres, Jimin.

Sacó la carpeta con la información que tenían de Taehyung, la cual se les hizo difícil de poder acceder, lo cual ya era raro de por si, quizá tendría contactos con gente de alto poder que lo protegían, los Jeon eran la mejor respuesta, porque dudaba que tuviera contactos con alguien de la policía.

Abrió la carpeta y examinó lo último que tenían, los dos intentos de posible amorío se largaron de Seúl sin decir nada, intentaron contactarlos para saber el porqué dejaron el trabajo a la mitad, pero solo cambiaron de número y se largaron.

Eso debía ser orquestado por el tercer participante del juego.

—¿Jungkook te ha dicho algo significativo sobre Taehyung?, ¿algo sobre su familia o un evento importante? —preguntó mientras buscaba en la carpeta cierto archivo.

—Nada de nada —contestó revisando el teléfono—. Y debería acercarme más a él, necesito que caiga de nuevo en que soy el novio perfecto y esas mierdas.

—Exacto, haz tu trabajo bien si quieres hundir a Kim —sacó una hoja con información sobre la salud de Taehyung—. Bingo, sabía que esa platica de mierda nos serviría.

—¿Qué es? —preguntó posicionándose a un lado del menor.

—Esto es importante para lo que vamos a hacer, nuestro próximo ataque —respondió mientras destacaba las alergias de Kim—. Haremos dos cosas, Minnie —se volteó para acomodar los cabellos rubios del mayor detrás de su oreja—. Vamos a envenenar a Taehyung con algunas de sus alergias, y cuando Jungkook esté llorando porque su amiguito casi se le muere...entrarás tú —picó la mejilla del otro y este asintió—. Vas a entrar con tu papel de novio perfecto que consolará a su pareja, debes hacerlo bien.

—Puedo hacerlo, actuar como si me importara y fingir que lo quiero, es pan comido —contestó mientras tomaba con ambas manos el rostro pálido del menor y acariciaba con sus pulgares las mejillas contrarias—. Pero, ¿cómo nos aseguraremos de que el imbécil no se muera?

Poemas de Hyung ©TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora