VIII. droga para adictos

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Volver de Alemania fue tanto agobiante como cálido, Jiae extrañaba poder pasar tiempo con sus hermanos, ir a su cafetería favorita o solo estar en casa, cosas que no podía hacer estando en el extranjero; pero su viaje fue necesario

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Volver de Alemania fue tanto agobiante como cálido, Jiae extrañaba poder pasar tiempo con sus hermanos, ir a su cafetería favorita o solo estar en casa, cosas que no podía hacer estando en el extranjero; pero su viaje fue necesario.

Recordar el cómo se quebró tras la muerte de su padre no era vergonzoso para ella, pero si era un sentimiento de contradicción muy fuerte, porque dejó el ser la niña perfecta para ser lo que se le diera la gana, el sentimiento de libertad era impagable, pero no lo ejecutó de la mejor forma.

Drogas, alcohol, cigarrillos y mucho sexo con Taehyung.

Ahora que podía ver todo desde una perspectiva diferente, llegaba a sentirse culpable por usar una debilidad del castaño para poder sentirse bien consigo misma, por saciar su hambre carnal con Taehyung solo porque el pobre estaba hecho mierda y perdido.

Se sentía culpable, ¿y cómo no?, Taehyung apenas tenía quince años y ella dieciocho, ella era mayor, quizá no era mayor de edad en Corea y eso no contaba como violación, pero en otros países ella hubiera caído tras las rejas por aquello. Ella era la mayor de ambos, quien debía tener los pies más cerca de la tierra, pero decidió que tomar lo único que jamás pudo tocar y que solo veía de lejos, que además pertenecía a su hermano, la haría sentir bien.

Jiae era la hermana de enmedio de los cinco Jeon y la única mujer, así que toda su vida tuvo que tratar de ser la hija perfecta, la señorita que no rompe ningún plato, la chica más bella y deseada que representara a los Jeon en la alta sociedad.

Perfecta, recatada, toda una dama, inteligente, una belleza.

Ella no tenía la oportunidad de fallar, debía ser igual y hasta mejor que sus hermanos, demostrar que una mujer tenía más potencial de dirigir las empresas bajo el apellido Jeon; porque su padre la nombró como la legítima heredera.

Tenía demasiado en sus hombros, no podía reprobar ni tener una calificación "decente", ella debía tener todo perfecto, debía mantener relaciones con personas que le ayudaran en un futuro o que tuvieran un perfil alto.

Y ella estaba tan cansada de esa mierda.

Incluso su primer novio fue porque no podía permitirse decir que no, aunque el chico era cuatro años mayor que ella, pero tenía uno de los apellidos más respetados en el mundo de los negocios y varios los vieron como la nueva pareja de ensueño.

Por suerte lo pudo mandar a la mierda cuando su padre murió, y ese era otro tema, cuando su padre falleció pudo sentir tanta tristeza como alivio, porque ya no tenía que preocuparse por decepcionar a su progenitor.

Había libertad de hacerse mierda.

Y libertad para hacer mierda.

Ella no era tonta, sabía muy bien que Taehyung estaba enamorado de Jungkook, quizá hasta lo sabía antes que el mismo castaño, pero no era muy su asunto aquello... Hasta que obtuvo aquella libertad junto a la oportunidad de obtener algo solo para ella y que todos los Jeon apreciaban.

Poemas de Hyung ©TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora