II. encuentra (me)

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Si hay algo que Jeon Jungkook odiaba más que el capitalismo, que le quitaba todo el dinero de su sueldo, y el olor a sudor, que siempre traía su hermano después de su entrenamiento de basquetbol, era que lo ignoraran y eso estaba pasando en esos m...

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Si hay algo que Jeon Jungkook odiaba más que el capitalismo, que le quitaba todo el dinero de su sueldo, y el olor a sudor, que siempre traía su hermano después de su entrenamiento de basquetbol, era que lo ignoraran y eso estaba pasando en esos momentos.

Estaba sentado en el borde de una enorme cama con cientos de almohadas recubiertas con seda y las mantas más caras, golpeando su lengua contra su mejilla interna a la vez que hacía crujir sus dedos y veía con desdén los posters de modelos en poca, o nula, ropa.

Porque sí, se encontraba en la habitación de su novio, el cual se moría de la risa viendo quién sabe qué en el celular sentado en uno de los sofás.

—Creí que querías pasar tiempo conmigo, Park —suspiró frustrado.

—¿Qué acaso no lo hago? —cuestionó desinteresado.

—¿Estás bromeando? —vio como el rubio negaba con la cabeza sin despegar su vista del celular—, No estamos haciendo nada, apenas si compartimos el mismo espacio físico, esto es absurdo.

—Meh, me da igual, solo dije lo que querías escuchar —suspiró y encendió la televisión.

—¿Disculpa?

—Vamos, no te hagas el tonto, Jeon, sabes que así es esto —contestó mientras entraba a Netflix—. Yo te digo lo que quieres escuchar, tú vienes con la esperanza de que sea real y después te das cuenta de que te he ilusionado, te enojas y volvemos a lo mismo... eso te mantiene siendo mío. Caes una y otra, y otra vez, ¿debería catalogarte como imbécil?

Jeon no podía creer lo que había acabado de escuchar, pero no porque fuera impactante o algo, porque no lo era, sino porque era algo de lo que Jimin estaba consciente y recreaba ese círculo una y otra vez con la intención de mantenerlo allí.

El rubio sabía qué hacer para tenerlo allí y lo hacía adrede, lo quería tener en la palma de su mano, comiendo de su desprecio que debía ser amor y trataba que se intoxicara de ello.

Pero vamos, tampoco es como que Jungkook llegó a estar allí por "amor".

—¿Cómo puedes tener el descaro de decir esa mierda?, ¿cómo te atreves a llamarme imbécil?

Jungkook se sentía más ofendido por el insulto que por la verdad que ambos sabían, eso era lo de menos. Además estaba molesto porque el otro lo ignoró de forma olímpica más de una hora

—¿Y cómo quieres que te llame?, ¿"rey de la inteligencia en descenso"?, ¿"fundador de "La gran idiotez ""? ¿o prefieres "creador de la estupidez humana"? —dijo con sorna y entre risas, a lo que Jeon se levantó de la cama a buscar su bolso—. Oh, vamos, mi amor, es una bromita.

El azabache solo quería salir de allí, quería irse y no volver jamás.

—Vete a la mierda, Park —contestó mientras pasaba su bolso por su cuello.

Poemas de Hyung ©TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora