Huyendo Del Destino (Destino #2)

Capítulo Nueve

─Primera pregunta ─dije mientras nos balanceábamos de un lado a otro─ ¿qué canción te imaginas que estamos bailando?

─ ¿En serio? ─Me miró con una ceja levantada─. ¿Esa es tu pregunta? ─la diversión brillaba en sus ojos.  

─Tengo curiosidad ─me encogí de hombros.

─Bueno, en realidad no estoy pensando en ninguna. Sólo me estoy dejando llevar como tú dijiste. ¿Qué hay de ti?

─Let me love you de Mario.

─Nunca la he escuchado.

─Puedo cantarla para ti.

─ ¡No! ─dijo inmediatamente.

─Oh vamos, no canto tan mal ─protesté en modo de defensa, pero Felicity sólo me miró mordiendo su labio inferior─. ¿No lo hago cierto?

Ella estalló en una carcajada.

─Lo siento ─dijo una vez que recuperó el aliento─. No cantas mal, Madden. Es sólo que realmente quisiera seguir con lo de las preguntas. Es mi turno ahora.

─ ¿Tú turno? ─inquirí perdido.

─Por supuesto. Esto es algo de dar y recibir ─yo sonreí y ella abrió sus ojos ampliamente─ Dios, Aidan, deja de ser tan pervertido.

─ ¿Yo? ─dije con fingida inocencia.

─Sí, tú. Ahora cállate y deja que te haga la pregunta.

─Está bien.

─ ¿Louise fue la única chica con la que estuviste antes que yo?

Vaya, ella iba a lo seguro.

 ─No ─dije─. Es decir, sí ─añadí rápidamente.

─ ¿A qué te refieres?

─No lo fue ─admití.

Pude ver un cambio extraño en su expresión.

─Oh ─dijo simplemente─. Bueno, ahora es tu turno.

─No.

─ ¿Por qué no? 

─Porque primero tengo que decirte que chica fue antes que tú.

─No es necesario...

─ ¡Claro que lo es!

─Mira, no me importa. Fue estúpido de mi parte si quiera preguntar.

─Fue Lana.

─ ¿Qué?

─Estuve con Lana.

─Oh, Dios ─ella se alejó de mí y llevó las manos a su boca─. Oh, Dios ─repitió con horror.

─Fizz...

Ella negó con la cabeza.

─No me llames así ─se alejó un paso más.

Hice una mueca de dolor.

─Por favor no hagas eso.

─ ¿Hacer qué? ─preguntó a la defensiva.

─Quitarme el privilegio de llamarte así.

─No mereces llamarme así.

Me acerqué a ella y agarré su rostro.

─Déjame explicártelo.

Ella se negó a mirarme.

─Por favor, dime algo─ supliqué después de unos angustiosos minutos de silencio─. Dime lo que estás pensando.