Capítulo Diecisiete

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Nunca hubiese saltado si no fuera por que amaba a la chica junto a mí. A esta loca e insensata chica. Si mi mente pudiera maldecir estaría predicando mi muerte por haber accedido a saltar, pero ella no me controlaba en ese momento, me controlaba mi corazón y este no dudó en saltar a quien pertenecía.

Sentía que caía, y luego choqué contra algo blando. Era extraño. Tal vez el morir en realidad no se sentía. Porque creía que estaba muerto, pero no me atrevía a abrir los ojos. Si es que aún podía abrirlos.

─Cariño, ¿estás bien?

¿Felicity?

Mi corazón latió con fuerza.

¿Ella había venido conmigo al cielo? O quizás en realidad estábamos en el infierno.

Aunque no me podía quejar, era un lugar agradable, además de la suavidad, podía sentir al viento corriendo sobre mí.

Y bocinas de carros.

─ ¡Aidan! ─Felicity me sacudió y yo finalmente abrí los ojos.

─ ¿Estamos en el cielo o en el infierno? ─pregunté.

─ ¿Qué?

─Ya sabes, cuando morimos vamos a alguno de esos dos lugares, o quizás en realidad estemos en el purgatorio.

Ella rodó los ojos.

─Aidan, ¡nosotros no morimos!

─Fizz, nosotros saltamos de un paso de desnivel, no pudimos no haber muerto.

─Bueno, no lo hicimos.

─ ¿Cómo es eso siquiera posible? ─inquirí incrédulo.

─Gracias a mí ─me sobresalté al escuchar la voz de Preston desde dentro de una cabina.

Finalmente mirando a mi alrededor, me doy cuenta de que ella y yo estamos en el balde de una camioneta, recostados sobre un colchón.

Eso explicaría la suavidad del impacto.

─Oh ─dije acostado sobre mi estómago mientras Felicity me miraba divertida sobre su costado.

─Sí, oh ─dijo─. Saltar estuvo planeado desde el principio. Preston y yo lo elaboramos para que Lucas pensara que nos suicidamos.

─ ¿Lo pensará realmente? ─pregunté sorprendido.

─No por mucho tiempo, una vez que descubra que los cadáveres no somos realmente nosotros, vendrá en nuestra búsqueda, pero para eso nosotros ya estaremos lejos y muy bien escondidos.

─ ¿Cadáveres? ─mis ojos se abrieron completamente ante eso.

─Sí, Preston los consiguió de la morgue. Unos muy parecidos a nosotros.

─Vaya, eso es...

─ ¿Demasiado? ─ella levantó una ceja.

Esa no era exactamente la palabra que pensé, pero servía.

─Está bien, entiendo eso ─dije apoyándome sobre mi costado, mirándola─, pero aún hay cosas que no tengo claras.

Ella bostezó.

─Estoy muy cansada, ¿podemos hablar después?

─Claro ─dije ocultando mi decepción.

─Gracias ─ella se acurrucó contra mí, apoyando su cabeza en mi pecho.

─Descansa ─le dije acariciando su cabello antes de verla cerrar sus ojos.

Había dormido lo suficiente, así que eso era lo último que quería ahora mismo. Sólo me quedé observándola mientras me hacía miles de preguntas en la cabeza, preguntas que me estaban volviendo loco y de las cuales quería tan fuertemente sus respuestas.

Huyendo Del Destino (Destino #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora