DELIRIOUS PLEASURE [Zayn Malik]

Capítulo Ocho

Voten lectoras fantasmas, eso me aria muy feliz

“¿Y yo, que hare enamorada de un hombre sin corazón? Espero que mi corazón alcance para los dos”

-sal de encima- la aparte rápidamente y fui a recoger mi ropa para colocármela.

-que te sucede Zayn, tu nunca actúas de esta manera y menos conmigo- la mire, estaba totalmente desnuda sobre la cama mirándome con unos ojos que podrían derretir cualquier corazón excepto el mío.

-déjalo estar Perrie -dije mientras  me estaba colocando la corbata, ella piensa que me conoce y nunca es así, las mujeres solo sirven para un objetivo y ese objetivo es solo darnos placer a nosotros los hombres.

-Zayn…- volví mi mirada al escuchar su voz, estaba llorando, estaba tan roja y con lágrimas en los ojos que no pude entender porque estaba de aquella forma-. Zayn… si tú te vas yo me muero.

Fue tan directa que no lo entendía. Perrie no me podría amar porque yo nunca intente amarla y las norma entre los dos era una muy simple. Sexo, ella solo me daría sexo para mi placer y en ocasiones para el de ella.

-Zayn yo te amo.

-¡tú no me amas!

-has escuchado el refrán que dice: Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal. Pues a mí me está doliendo aquí, en mi pecho.

-pues pídele a tu cuerpo que no te duela.

Tenía que salir de esa habitación, ella nunca actuó de aquella forma y me estaba empezando a extrañar su actitud de mujer loca por no dejarme ir. Le di una última mirada y Salí de aquella habitación. Cerré mis ojos y cuando los volví abrir hay estaba Maia, mi mejor amiga de la infancia. Negó barias veces con la cabeza y luego me proporciono una cachetada. Me tome de la mejilla y intento proporcionarme otra pero yo le detuve la mano.

-que te sucede, estás loca- estaba realmente furioso, algo que odiaba más que nada de las mujeres era ese carácter de mierda que tenían y uno tenía que aguantárselo callado, pero ese nunca fue mi caso, nunca me gusto ser controlado por las mujeres y mucho menos me controlarían.

-¡tu madre está feliz de que te cases, y tu aquí revolcándote entre sabanas con esa zorra!

Se le veía realmente furiosa, estaba roja como un tomate, hasta tan roja del mismo color de su vestido. Maia era linda, rubia de grandes ojos azules y de una piel casi dorada que hacía que se viera más linda. Nos habíamos conocido cuando éramos chicos, si hubiese una mujer con la que me fuera casado fuera con ella. Pero ahora está casada y se le ve muy feliz con su marido, era de esperarse; los dos se aman con locura y eso se puede ver a distancia.

-te prohíbo que te metas en mi vida Maia- mi voz salió amenazadora y algo furiosa, ni mi madre podría llevar el control de mi propia vida, eso nunca lo iba a permitir.

-pues don perfecto, te estas ganado que esa mujer te deje apenas se entere de que te acuestas con esa zorra, perra…