DIECISIETE

245 16 2
                                    

Cuando bajo del taxi frente a la puerta del pub de Leo, siento que el corazón se me encoje. Vine hasta aquí lo más rápido que pude pero ahora no estoy muy segura de que verme sea lo mejor para Marcos. No sé muy bien cómo reaccionará cuando esté frente a él.

Dentro del local, lo primero que oigo es la voz de Marcos pero apenas puede vocalizar. Todo lo que es capaz de pronunciar es un batuburrillo de palabras ininteligibles y sin sentido. Jamás pensé que me encontraría con él en este estado y lo único que puedo sentir es pena, pena por él y odio hacia Lara por todo el daño que le ha hecho. Creo que no seré nunca capaz de perdonarla. Lo siento si alguien se siente decepcionado por esta confesión pero nunca dije que fuese una santa.

- ¡Gracias a Dios que has venido! - Leo se acerca a mí tan pronto como entro en el local y me agarra del brazo. - Sara, necesito tu ayuda, ya no sé qué hacer con él. Cuando vine a abrir ya estaba esperando en la calle para entrar.

- ¿Le has dado alcohol? - Espero que no haya sido así.

- Por supuesto que no. Ya estaba en este estado cuando me lo encontré. He intentado que tome un poco de agua o un café pero no ha habido manera. Espero que tú puedas convencerlo para que me deje llevarlo a su casa. A mí no me hace ningún caso.

- No estoy muy segura de que yo sea capaz de hacerle cambiar de opinión pero haré lo que pueda.

- Ya veo. Así que supongo que es cierto eso de que te ha dejado - dice con pena cuando desliza su mano por mi brazo hasta llegar a mi mano y tomarla. - Lo siento mucho, Sara.

Más lo siento yo, créeme. Sólo espero que ahora que lo de Lara está solucionado podamos volver a estar juntos.

- Así que te lo ha contado.

- Bueno, más o menos. Balbuceó algo sobre el tema hace un rato pero creí que estaba delirando por el alcohol. La verdad es que no sé lo que habrá pasado pero creo que deberías intentar solucionarlo.

- Es una larga historia pero, si te sirve de algo, creo que ya está todo solucionado aunque debería hablar primero con él pero para eso será mejor que esté sobrio.

En el estado en el que está no creo que se vaya a enterar de nada de lo que le diga.

- Entonces vamos a la barra. Te llevo junto a él y os llevo a su casa. Dejaré mientras a alguien al cargo del pub pero no puedo entretenerme mucho.

- No te preocupes, yo me quedaré con él hasta que esté bien. - No tengo intenciones de dejarlo solo nunca, a no ser que él mismo me eche de su lado.

Leo me lleva del brazo hasta que llegamos a la barra y cada vez me siento más nerviosa. ¿Cómo reaccionará cuando me vea? Pronto saldré de dudas.

- ¿Marcos? - pregunto cuando nos detenemos.

- Ni ssssiquiera puedo librarme de tu imagen cuando essssstoy borracho - dice arrastrando las palabras. - ¿Por qué no puedo olvidarme de ti?

- Creo que no es consciente de que de verdad estás aquí. Debe pensar que es cosa de su imaginación - me susurra Leo al oído . - Hey, amigo - continúa subiendo un poco el tono de voz, - yo he hecho venir a Sara para que nos acompañe. Vamos a llevarte a tu casa.

- Mmmm... ¡nop! - responde Marcos llevando la contraria a su amigo.

Está peor de lo que me esperaba. No va a resultar fácil convencerlo, por lo menos para Leo pero es cierto que quizá yo pueda hacer algo. No pierdo nada por intentarlo.

- Marcos - digo cuando estiro la mano en la dirección en la que sé que se encuentra él hasta que toco su brazo. Han pasado poco más de veinticuatro horas desde que me dejó y casi dos días desde la última vez que lo toqué pero, para mí, la añoranza de su contacto ha supuesto un auténtico infierno. - Por favor, haz caso a Leo.

Corazón invidente [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora