Ayer fue un día increíble. Me cuesta reconocerlo pero creo que nunca me lo había pasado tan bien. Y pensar que al principio no quería ir... Quién me iba a decir que Marcos resultaría el compañero perfecto para pasar un día de ocio. Me alegro de haberle dado una oportunidad a lo del viaje en moto, aunque admito que hubo varios momentos durante la mañana en los que me planteé llamarle antes de que viniera y poner alguna excusa para anular la cita. Lo que de verdad me preocupa es que desde ayer no soy capaz de dejar de pensar en la declaración que me hizo. Siento como si ese momento hubiese sido un extraño sueño, como si jamás hubiese sucedido de verdad pero, por suerte o por desgracia, sé que fue totalmente real. En cualquier caso, tengo que dejar de pensar en todo lo de ayer y ponerme manos a la obra con la casa, aunque no sé ni por dónde empezar. Todo sigue hecho un caos absoluto y eso me supone un enorme peligro, sobre todo en la cocina y el baño.
Horus comienza a acariciarme con el hocico y parece recordarme que las cosas no se van a colocar solas por mucho que lo desee.
- Sí, ya sé que debería empezar de una vez o se me echará el tiempo encima. Creo que la cocina sería un buen comienzo.
Estoy a punto de salir del salón cuando el portero automático suena y desvía mi atención de los quehaceres del hogar.
¿Quién será? No espero a nadie y además es domingo por lo que tampoco hay correo.
- ¿Sí? ¿Quién es? - pregunto cuando descuelgo. Mi casa tiene videoportero pero, lo que para el resto de vecinos es una ventaja para saber si contestar o no en función de quien llama, para mí es una inutilidad total.
- Hola, princesa. Soy tu surfista australiano - me responde una voz juguetona al otro lado del telefonillo.
¿Marcos? ¿Pero qué hace él aquí?
- ¿Por qué has venido? - pregunto después de que esté a punto de soltar el auricular debido a la sorpresa.
- Te dije ayer que quería pasar más tiempo contigo y tú estuviste de acuerdo, así que eso es lo que estoy haciendo.
Lo de este hombre no es normal. ¿Cómo puede ser tan persistente?
- Te dije que estaba bien con lo de vernos de vez en cuando pero eso no significa que te vuelvas un acosador.
- ¿Por qué siempre tienes que estar a la defensiva? Sólo vine a preguntarte si querías ir a dar un paseo - dice sin perder su buen humor en ningún momento.
Tiene razón. Siempre estoy en guardia cuando él aparece, sin embargo, eso no parece hacer que se rinda en su empeño.
- Tengo que recoger la casa; el idiota de mi ex me dejó todo descolocado como venganza y como no ponga todo en su lugar, acabaré metiendo la mano en la tostadora o echando sal al café.
Y eso sería lo menos problemático que me podría pasar. Mi casa es ahora mismo una trampa mortal para mí.
- Entonces, ¿qué te parece si te ayudo?
¿De verdad se acaba de ofrecer a ayudarme a recoger la casa? Esto es amor y lo demás son tonterías. No puedo evitar reírme ante este pensamiento.
- ¿Estás seguro? Te aviso que soy muy quisquillosa con lo del orden.
Y lo más importante de todo: ¿estoy lista para que suba a mi piso? Normalmente no dejo que la gente suba a mi casa a excepción de Óscar porque no me gusta que me descoloquen las cosas pero con el caos que hay ahora mismo no creo que eso sea un problema.
- Claro que estoy seguro. Si te ayudo tardarás mucho menos.
Eso no se lo puedo negar. Reconozco que su ayuda no me vendría nada mal en estos momentos.
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Corazón invidente [TERMINADO]
RomanceSara, una mujer de 28 años ciega de nacimiento, decide renegar de los hombres tras salir de una relación tóxica, hasta que conoce a Marcos, el nuevo cirujano del hospital en el que trabaja. A pesar de la falta de visión, Sara será capaz de ver más a...