Han pasado más de cuatro meses desde que Marcos se vino a vivir a mi casa y no puedo estar más contenta de haber dado ese paso adelante en nuestra relación. De todas formas, el vivir en mi piso es sólo algo temporal hasta que encontremos una casa un poco más grande y que nos convenza a los dos. Hasta ahora no hemos tenido mucho tiempo para ver casas así que, que él se mudara a la mía era de momento la mejor de las soluciones. Y es que en estos últimos meses hemos tenido cosas más importantes con las que lidiar, como aquella falsa acusación que hizo Lara sobre Marcos. Después de que el señor Takahashi la despidiera, Marcos y yo la denunciamos por amenazas y por injurias y calumnias. Por supuesto, Miguel fue el encargado de llevar todo el asunto aunque, afortunadamente, no se extendió mucho en el tiempo. Nosotros sólo teníamos ganas de pasar página lo antes posible y olvidar todo, y Lara no tenía defensa posible gracias a las grabaciones del hospital, por todo ello, llegamos a un acuerdo entre todos para poder seguir con nuestras vidas con normalidad y no volver a saber de ella nunca más. Pero el asunto de Lara no es lo único que hemos tenido que solucionar en los últimos meses: el padre de Marcos también nos ha traído de cabeza. Después del día en el que se fue de casa de mi querido doctor y le pidió disculpas, ambos han estado hablando de forma más seguida, y aunque al principio, en algunas ocasiones mi suegro parecía dar un paso atrás en el acercamiento debido a su orgullo, poco a poco han conseguido solucionar las diferencias existentes entre ellos. Lo mejor de todo es que parece que mis contestaciones de aquel día, lejos de volverme alguien desagradable para él, provocaron un efecto totalmente contrario. Vernos bromear y compincharnos para burlarnos de su hijo, se ha vuelto algo normal. La relación ha mejorado tanto, que ahora incluso es habitual que nos juntemos para comer de vez en cuando. Y Marcos no es el único que rebosa felicidad debido a esto; su madre casi se echa a llorar el primer dia que los invitamos a comer a nuestra casa.
Mi madre siempre dice que no hay mal que cien años dure, y supongo que tiene razón. Todos los problemas parecen haberse solucionado de un plumazo, y donde antes sólo había malos momentos y quebraderos de cabeza, ahora sólo hay risas y dicha. Las únicas lágrimas que hemos visto últimamente han sido de felicidad.
Sin embargo, aunque todo haya terminado bien, hoy no tengo ninguna gana de recordar todo lo sucedido en estos últimos meses. Hoy es mi cumpleaños y pienso divertirme tanto como pueda, rodeada de mis amigos y por supuesto, en compañía de mi caballero de brillante armadura.
Hemos venido a una zona de la sierra, no muy lejos de Madrid, en la que hay mesas y bancos de piedra preparados para todos aquellos que disfruten de pasar el día en mitad de la naturaleza y de respirar aire puro. Me hubiese gustado traer a Horus pero le prometí a Marcos que vendríamos en la moto. Sigo sin acostumbrarme del todo a ir tan desprotegida pero viajar en moto me parece una buena excusa para agarrarme de la cintura de Marcos. Lo malo de la moto es que no podemos traer muchas cosas a cuestas, sólo una pequeña mochila, por ello, Leo, Miguel y Oscar se encargan de traer lo demás. Estamos esperándoles desde hace un rato pero, para no variar llegan tarde. Apostaría una mano, y seguro que no la pierdo, a que se han extraviado por el camino.
- ¿Crees que tardarán mucho más? - pregunto cuando empiezo a impacientarme. A este paso, en vez de comer, terminaremos merendando.
- Por lo que me acaba de decir Leo por teléfono, se encuentran cerca de aquí pero cuando Miguel conduce nunca se sabe. Nunca he visto a alguien que le cueste seguir las indicaciones cuando conduce tanto como a él. Seguro que se han vuelto a perder.
- Oh. Hablando del diablo - digo cuando los oigo acercarse desde lo lejos.
- ¡Ya era hora! - exclama Marcos cuando se separa de mí. - ¿Se puede saber por qué habéis tardado tanto?
- Eso pregúntaselo a mi hermano, el señor "yo no necesito indicaciones porque soy un GPS andante" - dice Leo de mal humor. - Lo malo es que se le olvidó decir que es como un GPS pero desactualizado.
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Corazón invidente [TERMINADO]
RomanceSara, una mujer de 28 años ciega de nacimiento, decide renegar de los hombres tras salir de una relación tóxica, hasta que conoce a Marcos, el nuevo cirujano del hospital en el que trabaja. A pesar de la falta de visión, Sara será capaz de ver más a...