MY PRINCE [TAEKOOK]

XX.

TAEHYUNG

Recargando mi cabeza en sus muslos, su cuerpo evocaba una sombra sobre mí que bloqueaba la molesta luz del sol de mis ojos, jugaba dejando pasar una pequeña mariquita de un dedo a otro, el suave viento le movía el pelo y revoloteaba un poco las páginas del libro en sus manos.

-Cuando la guerra se desenvuelve las multitudes cómodas gritan en entusiasmo, como si observaran un partido de pelota en el que su equipo favorito está compitiendo, mientras que en el campo los desgraciados gritan en llanto y horror, lo que está en juego es su misma vida- leyó él.

Esto era a lo que nosotros solíamos llamar clases al aire libre —las citas por la ciudadela eran excursiones escolares— mientras que los profesores de la academia les llamaban holgazanerías, pero eran justamente momentos como estos los que yo más recordaba de mi tiempo de estudiante en Gárgolas.

-Woah... ¿Quién escribió eso?

Hoseok se asomó sobre la cubierta del libro, con un brillo en los ojos y una sonrisa amplia que trataba de decir algo más. Abrí los ojos en sorpresa y me incorporé con rapidez.

- ¡Ack! Fuiste tú ¿no es así? - le golpeé el brazo juguetonamente a lo que él respondió con una tonta risa - ¡Se suponían que me ibas a leer algo de tus clases!

- Esto lo escribí en mis clases- contestó él. Ahora mi peso estaba recargado sobre mi brazo y levantaba el mentón en su dirección, la proximidad tan cómoda que se sentía natural. - No es muy bueno, ¿Verdad?

- ¿De qué hablas? Es increíble, por poco y me trago que venía de uno de esos libros de autor barbudo y mirada sabia.

-Pues gracias, alteza, es el mejor halago que ha recibido cualquiera de las cosas que yo he escrito.

-Estás siendo irritantemente modesto, si alguien dudara de tu capacidad no me habrían permitido elegirte de tutor.

-Creo que más bien nadie se ha permitido decirte que no a algo, la reina se asegura de tenernos a todos bien amansados.

Era verdad. Mi madre se había encargado de estar dando órdenes por todos lados para asegurarse de que mi verano lejos de casa estuviese tan controlado y vigilado por ella como le era posible aun estando a cientos de kilómetros de distancia.

-Ugh- exclamé con molestia y me dejé caer ahora a un costado de él, con una mano cubriendo mis ojos y dejando que mis pies sobresalieran de nuestra manta en el fresco pasto- no la menciones, por favor, es un día muy lindo para eso.

Aún con los ojos cubiertos escuché un suspiro de su parte y cómo dejaba el libro a un lado. Sentí cómo su cuerpo hacía sombra sobre mi cara y supe que se había acercado a mí.

- ¿Taehyung?

- ¿Sí?

-Tienes unos labios muy bonitos, extrañaré tus besos cuando el verano termine.