LXVII.

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JUNGKOOK

El campamento pronto se vió ajetreado sin necesidad de que yo mismo me pusiera a rondar por este

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El campamento pronto se vió ajetreado sin necesidad de que yo mismo me pusiera a rondar por este. A la espera de nuestro encuentro con Akala, Hila y demás aliados, los hombres del norte y los sydios se disponían para la batalla y sólo me quedaba observar con horror desde la entrada de mi tienda cómo marchaban las centenas de hombres armados, sólo imaginándome la cantidad de daño que provocarían, el peligro que significaban para todos mis seres queridos del otro lado del lago.

Cuando mi mucama —una jovencita de apenas unos catorce años quien Ahl Om había mandado a cambiarme las sábanas y acarrearme el agua caliente— llegó a mi tienda con el desayuno a plena madrugada, antes de la salida del sol, le pregunté en dónde se encontraba Omi y por qué no lo había visto desde que los soldados le habían dado comienzo al día.

—Está molesto, majestad— me susurró— se escondió a llorar, por eso de que usted regresará con su reino.

Asentí. A pesar de que esa había sido la promesa de Ahl Om el día anterior, la verdad es que me quedaban mil dudas respecto a su plan. Lo más evidente sería que planease traicionar a mi padre y Taehyung y no liberarme en el momento del intercambio, pero entonces evidentemente no le darían el paso a través de las murallas de Hila, lo cual era evidente que necesitaría para poder dar un buen paso adelante en su conquista, pero de realmente liberarme y regresarme a mi reino, perdería aquello que confesó desear, mi mano. Y no había forma de que no intentara algo para tenerme a su lado después de todo esto. Tal vez el hombre simplemente tenía la confianza suficiente para creer que vencería y que tras asesinar a Taehyung y mi familia, finalmente me tendría a mí de nuevo.

En aquello pensé a la par que dejaba el desayuno de lado y me dedicaba a colocarme prendas de acuerdo a los eventos del día, bien abrigados, pero procuré que nada me estorbara en caso de que necesitara correr o pelear, si fuese por mí me habría armado hasta los dientes, pero por el momento sólo me quedó esperar a que la mucama se saliera para preparar el veneno, insertando una considerable cantidad en su pequeña aguja y guardando todo bien escondido en mi abrigo, listo para usar en caso de emergencia y sobre todo, listo para emplear en Ahl Om en el momento en el que decidiese traicionar a Taehyung, a pesar de la advertencia de que esperara el mejor momento y de que fuese paciente, ¿pero qué mejor momento que en el que el destino de las naciones se viese decidido por las acciones de aquel hombre? Mejor verlo muerto antes de que destruya a medio continente.

Me coloqué mis botines preparado para que Ahl Om llegase por mí y me escoltara de vuelta al lago donde, si todo sale bien, podré reencontrarme con Taehyung finalmente. Los dioses lo quieran eso sucederá.

A pesar de mis grandes esperanzas, la realidad es que mi miedo me carcome.

Cuando escuché movimiento en mi entrada creí que finalmente era la hora, pero al girar me encontré de nuevo con la mucama.

—¿Qué pasa, olvidaste algo?

La jovencita comenzó a negar con la cabeza con un espanto de muerte, temblando, entonces avanzó y extendió su mano hacia mí.

MY PRINCE [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora