My Happiness [Steven Universe]

03.

Abrió sus ojos, volviendo a tener claridad de las fotos.

Sus pensamientos estaban hechos un lío, mucha información había regresado a ella y ahora le estaban dando náuseas.

Era irónico, no había comido nada.

Giró rápidamente al escuchar dos toques en la madera.

—Comida.

Su mirada se encontró rápidamente con la de Steven, quién traía una bandeja con un jugo en caja y un sándwich.

—Hey, al parecer la ropa te queda bien.

Ella no respondió, se sentó al extremo opuesto de la cama, tomando con cuidado aquella caja de jugo.

Lo inspeccionó con cuidado, separando aquel sorbete del empaque.

—Y... —el azabache miraba con curiosidad a quien tenía en frente, quién miraba con curiosidad la caja de jugo—. No me has dicho cómo te llamas.

Ella incrustó aquel sorbete en donde indicaba la caja, haciendo que ahora fuera accesible para beber.

Regresó su mirada a Steven, quién le sonreía amigablemente.

—Pirita —mencionó.

—¿Pirita? —volvió a repetir él, a lo que ella asintió llevando aquel sorbete a sus labios.

Frutos rojos, de eso era aquel jugo. Una explosión de fresa, mora, entre otros se encontraba ahora efectuando en su boca, siendo refrescada e hidratada.

—¿Puedo saber por qué estabas en una burbuja? —volvió a hablar él.

Steven tenía tantas preguntas y sabía que quién ahora tenía en frente era su respuesta.

—No.

Pero no ahora, quizá se tomaría su tiempo.

—Creí que tendrías un nombre... más humano —la contraria lo miró confundida—, bueno, pareces ser mitad humana. Es decir, si yo me llamara por mi gema sería Diaman-... —se detuvo antes de terminar su palabra.

—Diamante Rosa —completó ella, está vez tomando el sándwich.

Steven titubeó, ella parecía tener muchas sorpresas.

—Sí, eso... —el azabache jugó con sus dedos, no sentía progreso en la conversación, sentía que en vez de responder preguntas ella le creaba más—. Lo que quiero decir es que mi nombre de humano es Steven, Steven Universe.

Ella mordió el sándwich, sintiendo como el apetito abría paso.

—¿Tu no tienes uno de esos? —el inclinó su cabeza un poco—, me refiero a nombre de humano.

La contraria terminó de masticar.

—_____ —respondió—, pero llámame Pirita.

—_____ —Steven repitió—, bonito nombre.

Ella levantó sus brazos, en señal de darle igual.

El silencio se instaló en la habitación, la noche era la dueña y con ella los sonidos nocturnos.

—Mañana estarán las gemas aquí, te prometo que podrás encontrarte con ellas.

Steven tomó la bandeja con aquella caja de jugo vacía.

—Puedes dormir en mi cama, yo dormiré en el sillón.

Pirita no respondió, se sentía ajena a ese lugar, y aunque agradecía que Steven la haya liberado, se preguntaba si era mejor haberse quedado en aquella burbuja.