XVI.

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-Cuídalo

-S-sí, por supuesto-Me di media vuelta y ahí estaba Karen, mirándome.

-Yo, iré a dejar a mi amigo a su casa...-Le dije, pensando que me regañaría por todo lo que había hecho, si ni siquiera yo me lo creía.

-Si, no te preocupes, puedo volver sola-Miró a Diego con una sonrisa, y se marchó.

Diego me miró, y sin decir nada comenzamos a caminar en dirección a mi casa. No sabía qué decir, ni cómo iniciar una conversación, me sentía tan avergonzado de todo lo que había hecho, le había arrebatado a Diego de las manos a Vanessa. Eso hacía que me tranquilizara un poco. Él estaría conmigo y no con ella. De pronto habló:

-¿Sabes qué es lo gracioso de embriagarse?-lo miré confundido.

-Uhm...no, nunca he bebido-me miró directamente a los ojos, con una leve sonrisa en el rostro.

-Sientes que todo te da vueltas-Sonrió. Lo miré con ternura, era como un niño pequeño.

Continuamos caminando mientras Diego contaba un sinfín de anécdotas graciosas. Me tenía cautivado, el era tan bello desde cerca. Escuchaba atentamente cada historia, podía sentir mi cara de tonto mientras lo miraba y reíamos, pensaba que todo había quedado en el pasado realmente, sus ojos se achinaron al reír -todo sigue igual que siempre, pensé. Él enserio había superado todo, no podía fallarle, él y yo podíamos ser amigos. Otra vez.

Sin notarlo habíamos llegado fuera de mi casa. Nos paramos.

-¿Sabes que es gracioso también?-Musitó con una voz seca, interrumpiendo mis pensamientos- Qué te abandone toda tu familia-Echo la mirada el suelo, sin hacer ni un gesto en su rostro.

No supe qué pensar, ni qué decir. Diego, ese era el motivo de su mirada tan triste.

-Diego yo...-quise decirle algo pero me interrumpió, me miro directo a la cara, desafiante.

-También es gracioso que se te declaren y después te pidan que olvides todo-Mantuvo su mirada directo en mis ojos.

Mi corazón se paralizó por un momento. Él no había olvidado nada. Quise disculparme:

-Diego, yo...

-Buenas noches-Diego intentó darse la vuelta y continuar su camino, pero lo tomé de la manga de su chaqueta deteniendolo. Le supliqué:

-Diego, yo qu-quiero disculparme, todo eso fue un error, todo lo que dije-Diego tenía la mirada recta, no bajaba la vista hacia mí. Continué-Sé que me equivoqué, no debí decirte que lo olvidarás-estaba a punto de llorar, nunca había sido tan sincero con mis sentimientos, nunca me había declarado a alguién, pero esa era la única oportunidad, de volver todo hacia atrás, bajé la mirada- tú... aún me gustas, haría cualquier cosa para qu...-Diego tomó mi rostro con su mano tibia, cubría casi toda mi cara con ella, la apretó. Yo no pude sostener mi mirada en él, se me revolvió el estómago, apreté los párpados con miedo y rodó una lágrima por mi cara caliente, mientras mis dedos temblorosos apretaban aún fuerte la manga de su chaqueta.

-¿Qué es esa cara?-preguntó-¿Crees que voy a besarte?-Dijo con seriedad. No supe qué decir, así que, sólo asentí con la cabeza. El río. Sentí como su respiración se acercaba más a mi, puso su pulgar en mis labios y abrió un poco mi boca, pronto la suya estaba sobre la mía. Un beso pequeño, después un poco más intenso. Su lengua con la mía estaban tocándose. Nunca había dado un beso así en toda mi vida, estaba nervioso, apretando sus brazos.

-Relájate-me dijo-no voy a hacer nada que no me pidas-Me convenció de inmediato, relajé mis párpados, dejé de apretarlo y me dejé llevar. Qué satisfacción sentía. Su olor me tenía atontado.

De pronto el crujido de la puerta de mi casa me trajo a la realidad de la calle, él y yo estábamos teniendo esa escena afuera de mi casa. Diego lo notó en mi cara y se apartó de mí.

Salió mi madre por la puerta:

-¡Daniel! ¿Qué haces a estas horas en la calle?

-Mamá yo sólo....

Diego interrumpió:

-Lo siento, tuve algunos problemas y su hijo me estaba ayudando, es sólo eso, le pido disculpas. No se volverá a repetir.

Mi mamá lo miró maravillada. La amabilidad de Diego era tan dulce.

-No te preocupes, no hay problema-Le dijo con una sonrisa en el rostro.

-Mamá él es Diego, un amigo...

-Ya veo, ¿quieres pasar? Estas no son horas para atender a tus amigos afuera de la casa Daniel-me miró enfadada- qué modales son esos-me regañó.

-No, no se preocupe, no quiero molestar, de todas formas yo estaba a punto de irme-Me miró con una sonrisa- Nos vemos mañana.

-Nos vemos-Le contesté. Diego se dio media vuelta y comenzó a caminar.

No podía creer todo lo que había sucedido. 

Amor "imposible"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora