Marian Portela es una chica de 17 años la cual aparenta ser la típica chica perfecta, lindo rostro, carismática, buena estudiante y con la vida prácticamente arreglada.
Entre sus intereses está la fascinación por jugar con los chicos y ver cómo uno...
Después de salir de la oficina de policías llevamos a Zaida a la casa de una de sus tías, parecía estar más tranquila.
Adam pensó que estaría mejor si me llevaba a mi casa pero luego de un pequeño chantaje logré convencerlo de ir juntos a su casa.
-¿Y qué le dirás a tus padres?- Me pregunto una vez ambos estábamos en la sala.
-Ambos están de viaje- Me acosté boca arriba de forma un poco brusca en el sillón, solté un gran suspiro.
-Pareces cansada- Adam se acuclilló y acarició mi rostro de forma dulce. Juntamos nuestros labios- No se que hubiera hecho si te hubiera pasado algo- Estaba siendo sincero, lo noto en la forma en que lo dice y en como me mira.
-Estoy bien- Sonreí ligeramente pero desapareció segundos después- Pero me preocupa mi amiga.
-Pequeña- Acarició mi pelo- Te prometo que haré lo posible para que ese tipo no salga jamás- Unimos nuestras manos y ambos sonreímos.
-Vamos a descansar linda- Estaba a punto de levantarme del sillón pero Adam me cargó antes que pudiera poner mis pies en el suelo.
-No necesitas hacer esto- Camino hasta las escaleras y las comenzó a subir. Movía mis pies con gracia.
-Que bueno que lo dices porque si lo sigo haciendo mi espalda se arruinará- ¿Enserio? ¿Tanto así? Lo mire sería- Es broma pequeña- Sonrió tímido. Debería de mejorar sus bromas para la próxima vez.
Llegamos a la habitación de siempre y me recostó en la cama.
-¿Qué era la sorpresa que me prometiste?- Sonreí con diversión. Tal vez no sea el mejor momento pero no puedo con la curiosidad.
-Si te la muestro no voy a poder parar linda- Respondió con otra sonrisa un poco más lujuriosa.
-Por favor- Junte mis manos en forma de súplica y lo mire tiernamente mientras hacía un puchero.
-Esta bien. Espera aquí pequeña- Salió de la habitación y luego de 5 minutos regresó con una caja, parecida a la que me dio la primera vez- Tienes que usarlo- Abrí la caja y era un conjunto de lencería negro muy lindo, también contenía unos accesorios.
Quería complacerlo así que me desprendí de mi ropa en mi mismo lugar y me coloqué la nueva lencería lentamente ante la atenta mirada de Adam.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¿Qué se supone que soy?- Sonreía mientras pasaba mi mano desde mi hombro hasta parte de mi muslo, apreciando cada detalle del conjunto.
-Te dije que me gustan los juegos de rol- Me atrajo hacia él causando que diera un salto en mi lugar- Ahora te explicaré que es lo que quiero que hagas- Beso mi cuello y continuó hablando- Escogí este conjunto porque siempre pareces ser una chica buena que no rompe ni un plato, pero hoy quiero que seas una chica mala- Susurró eso último y todo mi cuerpo se erizo- Quiero que en todo momento me digas solo Señor.
-Esta bien Señor Pierre-Solté un pequeño jadeo al sentir su erección en mi vientre- Lo haré por ti.
Pase mis brazos por su cuello y le di un beso apasionado mientras él apretaba mi trasero más fuerte de lo normal. Era difícil seguirle el beso ya que me saca casi 2 cabezas pero como él lo dijo, debería de ser una chica mala y portarme mal. El beso continuaba al mismo tiempo que nuestras lenguas tenían su propio ritmo.
Nos separamos y un hilo de saliva fue visible causando que me sonrojara aún más, nuestras respiraciones estaban irregulares.
-¿Qué tan mala puedes ser?- Recorrió mi cadera con una de sus manos.
-¿Qué tan mala quieres que sea Señor Pierre?- Pregunte con tono seductor y levanté ligeramente mi pierna para sentir más de cerca su erección.
-Sorpréndeme pequeña- Dio un gruñido y continue.
Me incline hacía él de tal forma que quedó sentado en la cama con su mirada a la altura de mis pechos. Comencé a bailar sensualmente bajo su intensa mirada, que para ese punto ya estaba oscurecida. Cuando Adam trató de tocar mis pechos me alejé de él y sonreí juguetona.
-Por ahora no puedes tocarme- Advertí y continue con mi sensual baile.
Recorrí todo mi cuerpo con mis manos pero concentrándome particularmente en mi sostén, mismo lugar donde Adam tenía su mayor concentración.
Baje mi mano hasta donde se encontraba el liguero y con simples movimientos me desprendí de este.
-Ya no puedo más pequeña- De un rápido movimiento Adam me recostó en la cama, quedando él arriba mío.
-No es justo que solo yo esté en ropa interior- Dije con el señor fruncido.
-Tienes toda la razón linda- Se separó y comenzó a desprenderse de su corbata gris y luego de su camisa blanca, dejándome una perfecta vista de su esculpido abdomen.
De desprendió de su demás ropa quedando solo con un bóxer color azul rey. Se volvió a acercar a mi con un beso intenso. Nos separamos y abrí ligeramente mis piernas.
-¿Podrás hacerlo?- Dijo en tono burlón.
-Si Señor- Pase mi mano por encima de mis braguitas- Quiero hacerte sentir bien- Me sonroje un poco al decir eso, no suelo hablar así, casi siempre hablando con propiedad incluso en mi propia casa- Pero primero- Me arrastre en cuatro hacia Adam y lo atraje hasta mi. Yo estaba arriba de él, más específicamente en donde se encontraba su miembro ya despierto- Quiero jugar un poco- Pase mi mano por encima de su bóxer, podía sentir lo duro que estaba y como se tensaba cada vez más.
Baje un poco la tela y saqué su miembro, comencé con caricias de arriba a abajo.
-¿Eso es lo mejor que puedes hacer?- Sonrío con sus dientes perfectos mientras me miraba esperando mi respuesta.
-Que desesperado eres Señor Pierre- Lo regañe en tono burlón.
Detuve el movimiento y acerqué lentamente mi boca a aquella parte de su cuerpo. Primero con besos en la punta y fui bajando repitiendo el mismo movimiento. Adam daba jadeos de vez en cuando.
-Hazlo más rápido- Ordenó pero hice caso omiso, seguí con el mismo compás. Di pequeñas lamidas a lo largo de su miembro por unos minutos más hasta que Adam llegó a su punto máximo. Limpie algunos restos de su extracto que habían quedado en mi boca- Había dicho que fueras más rápido.
-Pero aún así hice que te corrieras, ¿o no?- Dije inocente mientras acariciaba su abdomen. Adam río con ironía.
-Tienes que hacer todo lo que te diga linda- Detuvo mi mano y me miró serio- ¿Sabes que hago con las chicas malas?
-Mmmm, ¿darles un beso?- Sonreí pensando que estaba bromeando pero me alejó de él, algo brusco para ser verdad, y se levantó de la cama para dirigirse a un armario.
-No realmente pequeña- Giro de nuevo a mi dirección y pude ver que sostenía lo que creo es un látigo...
-¿Qué vas a hacer?- Lo mire con algo de miedo y este no dijo nada solo se acercó aún más a mi.
-Castigarte- Dijo autoritario. ¿Enserio va a hacerlo?- Ponte en cuatro- Ordenó e hice lo que se me pidió.
Adam nuevamente sujeto mis muñecas y pasó el látigo por todo mi cuerpo, luego puso una venda en mis ojos y bajo mi braguitas. No podía ver nada pero seguía sintiendo su presencia pasar de un lado a otro.
-Cuando quieras que pare solo dilo, ¿entendido?- Mi respiración se aceleró.
-Si Señor- Asentí y cuando menos lo espere sentí un dolor en mi trasero, luego otro y así sucesivamente hasta ser cinco azotes. En cada uno de ellos sentía una corriente eléctrica en todo mi cuerpo, sentía dolor pero también placer, no se como explicarlo pero era algo muy placentero.