23

7 0 0
                                    

Me costó seguir en buena con mi tía, no porque me haya enojado sino porque me mira con cara de "pobre mujer". Sé que la culpa es del patriarcado, pero me cuesta. Me cuesta especialmente porque todos dicen saber lo que es mejor para mi vida, el único problema es que la vida es mía. Esa frase ya la había usado en un almuerzo familiar con mis viejos, el silencio fue tan incómodo que aunque pasaron como diez segundos antes de que me fuera al baño, casi podía sentir los latidos de todos y el reloj como en cámara lenta hacer tic tac.

Ahora bien, que no se entienda que soy una desagradecida, pero no quiero entrar en el jueguito de "la maldición de las mujeres de la familia". La mayoría es viuda, separada o soltera. Entonces de algún modo, se culpan de "no ser capaces de querer como se debe querer a un hombre", lo bueno es que la frase ha evolucionado a algo menos heteronormativo, ya es que no sabemos querer y la verdad, puede que sea cierto y que las palmadas que le daba en el hombro a mi ex no hayan sido la mejor muestra de afecto (y espero modificar esa conducta algún día con alguien que lo merezca) sin embargo, ¿qué es querer? Para mí querer a alguien es respetar, apoyar, estar ahí en las buenas y las no tan buenas. Significa ser compañía, en ningún caso avasallar al otro, imponerse o andar pegado como lapa todo el día. De acuerdo a esto, podría perfectamente ser la princesa atrapada en la torre y que un hombre me solucione la vida, pero me carga depender de otros. Me enseñaron a ser autosuficiente de chica y ahora me vienen con que el matrimonio pa que me mantengan, ya era po, si cuando me caía me decían: "parece no más, si sus primos pueden seguir jugando usted no puede ser menos". Y así era, cuando jugábamos a la pelota aguantaba patadas, empujones y lo que conlleva dicha actividad, claro que no me victimizaré, harto fuerte que les pegaba también. Otras veces, mis primos jugaban conmigo y mis monos de peluche a inventar historias, no sé cómo pero siempre terminaban en que "llegó un meteorito y mató a todos los monos" y los esparramábamos por todo el living porque saltaban con la explosión. Y después nos daba risa y nos tirábamos los monos, porque seguían volando con el impacto.

En fin, la tía se fue hoy. En la mañana fue al médico y le dijeron que podía volver a la normalidad. Yo pedí permiso en la pega para que no fuera sola y todo bien. La jefa dijo que podía ir, pero que debía devolver esas horas después. Se despidió feliz de haber estado acá y que "no se me quede enojada mijita con el tiempo me dará la razón". Yo le dije "ya po, córtela si ya hablamos y no estoy enojada, pero pensamos distinto". Con eso por fin, se cerró el tema.

Ahora, de vuelta a la cuasi normalidad. Extrañaré llegar y que la loza esté limpia por arte de magia (sí po la maga era mi tía), por otra parte, mi caótico espíritu descansará de ordenar.

Diario de una Fracasada con pelo brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora