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He llegado todo lo que es muerta de cansancio. Estuvo peluda la subida al cerro, las cabras son secas, a mí me dejaron atrás porque era demasiado lenta, pero lenta nivel dios. En una iban una mamá y una guagua como de 4 años y me pasaron caminando. Pero una de las chiquillas me gritaba "Vamos, vamos, tú puedes". Cuando logré llegar arriba, me decían que no me urgiera que no me desmotivara, que es normal empezar así, especialmente con la bicicleta que tengo.  Yo no tenía idea de que habían bicicletas más livianas que otras, ni que dependía de para qué la utilizarías era el modelo. Yo tengo una montan bike común, que me regaló mi viejo cuando vino una vez, a mí me gustó porque es blanca y me compré un casco blanco para que combinara, pero ahora se parece al casco de los pacos en bici y ya no me gusta, así que le pegaré unos stickers para que se vea más bonito. 

Cuando ya estábamos arriba, las chicas me dijeron que me comprara un mote con huesillo, en realidad solo el jugo, porque me hidrataría y me ayudaría a sentirme mejor. Es que llegué medio mareada. Las niñas decían que era normal, porque me faltaba el aire por el esfuerzo y el calor. Aunque era temprano (10:30) ya hacían 25 grados. Les hice caso y de verdad reviví. Amor eterno al kiosquito que lo vende. 

Me explicaron que no debía apretar los frenos en plena bajada de forma brusca porque podía caerme, que no pedaleara si iba muy rápido y que como era primera vez no lo hiciera a menos que lo considerara necesario, también me explicaron para qué servían los cambios y cómo hacer que no avanzara como tren descarrilado hacia abajo. Cuando ya me habían explicado todo (yo medio aturdida entre tanta información) me dijeron, ya Marti, nos vamos. 

Partimos, me sentía como Freddy Turbina pa abajo. Iba sacándole el quite a la gente que subía con coches, a los autos que se enojaban al vernos en grupo. Sí, porque la distancia que hubo en la subida, no existió en la bajada. Gracias a la gravedad era parte de las niñas. Una hora y media para subir versus quince minutos para bajar. Esa es la diferencia, ese es el esfuerzo. Abajo, me dijeron que varias veces en la bajada se han caído porque se cruzan las personas con sus perros o simplemente los sueltan y obvio que ninguna quiere atropellar un perrito, así han chocado con árboles, postes, el cerro mismo, autos u otra gente. 

Fue una experiencia espectacular, todas te apoyan, ahí en el grupo nada importa. Todas somos una. En el grupo si una se atrasa, se cae, es más rápida, o lo que sea, se espera a las demás o se avisa, porque lo importante no es competir, sino compartir el amor por hacer deporte.

Como resultado, tengo la nariz quemadísima, podría hacer de Rudolf el reno. Las contracturas son del terror y ya me tomé un ketoprofeno (insisto, gracias por esa mujer que orientó al mundo científico en su creación) y mañana debo estar lista para andar vestida de secretaria pro y sonriente anfitriona. Menos mal que ya me había comprado ropa para la práctica, así que técnicamente voy vestida de profesora.



Diario de una Fracasada con pelo brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora