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Último día nadie se enoja, me mandé una embarradita.  

Todo empezó cuando se me ocurrió ir a comprarles unos capuchinos a la Jime y a la jefa. Pero me daba lata no tenerle nada a los otros chiquillos y les compré unos chocolates. Yo iba feliz, con mis vasitos y los bombones en el ascensor, voy saliendo y me tropecé y la que venía saliendo era la jefa. Le tiré el capuchino en plena blusa blanca radiante. Todo porque se le había quedado un documento en su auto.

Me deshice en disculpas. La jefa se enojó, pero no podía hacer mucho. El capuchino de la Jime igual se salvó, pero ya nada tenía mucho sentido. Me puse a llorar, y la jefa dijo que daba lo mismo, porque iría a comprarse una blusa. "Total, está lleno de mall en todos lados". Así que me dijo como dice la otra canción: "toro este llanto por nara". Llegó como con diez bolsas y me trajo un regalo. Una chapita de bronce que dice mi nombre y abajo "profesora practicante".

Los chiquillos se despidieron de mí, dijeron que extrañarían los martinazos y que ojalá siguiéramos en contacto.

La Jefa dijo que ojalá pudiera seguir trabajando con ellos en el año y que si salía algo me avisaban. Yo les di las gracias a todos y dijeron que mañana hiciéramos algo, pero no puedo. Porque mañana me voy al sur.

Con eso se cerró el ciclo, la Cristi me abrazó y no supe si era sincera o estaba feliz de que no la iba a molestar más. La Jime dijo que extrañaría mis cafecitos.

Así que tengo esa sensación de que hice algo bien. 

Cuando venía bajándome de la micro, me llamó la Aurora y me dice que la peluquería abre ahora el 5 de febrero para los arreglos. Y que en marzo empezarían de nuevo a atender, que quería saber qué pasaría conmigo. Yo le dije que le avisaba porque necesito mi horario de la U y de la práctica, pero que en teoría, debo volver. 

Y volver, volver, volver... al calvario otra vez. 

Se viene marzo, febrero es tan fugaz que me cae mal. Pero veré a mis viejos, tía y abuelita.



Diario de una Fracasada con pelo brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora