La reconstrucción de la casa dilató dos meses en total, al final solamente estaba el reacomodar los muebles de la casa que se habían salvado del fuego y acomodar los nuevos.
Para esto Jack y Rose fueron de una ayuda inigualable. Creo que en este tiempo me he olvidado comentar un poco sobre ellos.
Bueno, después de lo del incendio, Jack y Rose se mudaron a otra casita un poco más cerca de la de tía Grisgelda, gracias al ingenio de Jack y a la ayuda de Rose, habían comenzado un negocio de vasijas de barro. Rose las hacia y Jack iba al centro de New York a venderlas, con ese dinero habían podido salir adelante y estaban ahorrando un poco para conseguir comprar el vestido de novia de Rose. Habían prometido realizar la boda en Agosto (esto quería decir que faltaba un mes para hacerla) se casarían legalmente y después me habían dicho que partirán hacia Santa Mónica (Jack iba a cumplir su promesa)
Entre el negocio de ellos y los retratos que Jack realizaban en el muelle todo parecía ir a la perfección... O bueno, casi todo.
Los últimos dos meses no había tenido mucho tiempo de verlos, entre la reconstrucción de la casa y el ir ayudando a tía Grisgelda con su perdida de memoria había descuidado un poco ir a visitarlos, además, hace dos semanas que había conseguido un empleo y me sentía muy feliz por eso: la compañía constructora que estaba trabajando en casa me invitó a trabajar con ellos.
He aquí el por qué; después de la discusión del señor Calvert con el trabajador, dos días después para ser exacta, el dueño de la compañía me dijo que le gustaba la forma en que trabajaba y que, sino fuera una mujer, hace mucho que me hubiera contratado para la constructora.
- Así que por ser mujer no me ofrecerá el empleo - afirme viéndole sin comprender a qué iba todo esto.
- Lo he estado pensando seriamente señorita -dio un largo respiro - y quisiera decirle que la contrataba por qué su experiencia y trabajo no es muy común. Pocas personas saben trabajar tan bien como usted, contándome, por supuesto.
- Lo entiendo señor - contesté, me detuve un momento para pensar en que decirle para refutar ese fundamento. Necesitaba el trabajo, no podía quedarme en casa con los brazos cruzados, de algo tenía que mantenerme y... Que me disculpe la gente, en esta época una mujer tenía pocas oportunidades de hacerse fortuna por si sola a menos que tuviera un matrimonio ventajoso, y esa no era mi idea.
- ¿Puedo preguntarle si tendría algún inconveniente en que trabajará con usted de manera encubierta? - pregunté finalmente. El hombre me miró de forma extraña, echó la cabeza un poco para atrás y cruzo los brazos sobre su pecho.
- No logro comprender del todo a lo que se refiere señorita- apretó los labios el señor, dudaba de mi oferta pero deseaba saber más
- Si trabajo tal como ahora - señalé mi traje completamente cubierto - ¿creé que causaría problemas?
- No - Me miró de arriba hacia abajo un par de veces, se rascaba el mentón tratando de pensar bien las cosas - supongo que no - respondió después de unos segundos - Pero alguien la reconocería, por la voz, es seguro - afirmó diciendo esa gran verdad
- Prometo no hablar con nadie - respondí rápidamente - Además si los demás no me ven no tendrán problema con que sea mujer. ¿Que opina usted? - pregunté deseando que aceptara. El hombre se quedó pensativo bastante tiempo, dió una mirada rápida a los demás trabajadores y entonces habló.
- No me convence mucho, estoy arriesgando el prestigio de mi negocio por usted.
- O abriendo un camino para expandirse, depende como lo vea uno - refuté - ¿Eso es un sí? -dije al final deseando obtener una respuesta satisfactoria
- Por ahora - sonrió de lado. Estiré mi mano para estrecharla con la suya - Antes que nada - añadió sin darme la suya - quiero aclarar que será una semana de prueba, tenemos una reconstrucción importante aquí cerca y creo que ese será el mejor lugar para poner a prueba sus conocimientos. Si aprueba entonces se quedará con el empleo, pero sino...
- Lo comprendo señor - seguía con mi mano estirada hacia él - me iré y nadie sabrá lo que pasó. Su prestigio quedará intacto y yo sin empleo - dije lo último con una sonrisa
Él sonrió satisfecho y me estrechó la mano.
Aquel día estaba más feliz de lo normal, entre a casa de Julie e hice unas galletas horneadas, deseaba ir a visitar a Jack y Rose y decirles lo bien que me estaba llendo.
Julie y Stephen estaban dentro de casa de tía Grisgelda viendo los últimos arreglos, Charles había salido a la ciudad por algunas cosas que necesitábamos y la tía Grisgelda fue a visitar a Adam's. Sí, por alguna extraña razón se sentía en deuda por lo que había hecho por ella en el hospital (me hubiera encantado que en lugar de visita le hubiera dado una buena corrección de sus modales, si es que se le podía llamar así, tía Grisgelda no sabía de la proposición de Adam's ni de qué yo lo había rechazado. Pero si él quería decírselo, estaba bien. Yo no lo iba a aceptar ni aunque me lo rogara)
En realidad desde aquella vez yo no había ido a verlo ni él a mí, Adam's había desaparecido y lo agradecía al cielo, pero a mi tía le parecía muy extraño que aquel hombre, digo, aquel caballero - según sus palabras - no haya venido sabiendo que ella estaba en casa.
Tenía esos pensamientos en mente cuando miré el reloj y me di cuenta de que era el momento justo de sacar las galletas del horno. Las puse sobre una mesa y espere unos minutos a qué se enfriaran, mientras tanto aproveché para cambiarme de ropa, me puse un vestido gris con un listón verde a la cintura, peine mi cabello y puse las galletas en una canasta, tome la bici y me dirigí a la casa de Jack y Rose.
Me sentía feliz y nada me podía arruinar ese día, el sol brillaba de una manera especial, eran tal vez como las dos de la tarde, los árboles plantados por la calle daban una sombra refrescante, los rayos del sol penetraban a través de las hojas hasta iluminar la avenida. El calor de mayo era más que claro, los niños jugaban en las calles corriendo y sus caritas se ponían rojas casi al instante.
Iba pedaleando a un ritmo tranquilo, no tenía prisa por llegar y quería disfrutar de aquel día. Ese día se terminó la reconstrucción, ese día volveríamos a la casa, aunque, para se sincera, aquel tiempo en casa de Julie y Stephen no fue nada malo, es cierto, estuvimos un poco apachurrados y el pobre de Stephen se quedó a dormir en el sillón más de una vez, pero aún así fueron momentos muy memorables.
Volví a pedalear, podía ver ya la casa, la calle estaba tranquila y todo parecía estar en calma. Llegué a la puerta, me bajé de la bici y la jalé hasta la entrada.
Aquella casa era un tanto diferente a la otra. Estaba situada justo en la esquina de la calle, tenía dos entradas, una desde el patio y otra era la entrada principal (que es por dónde yo estaba) en la entrada la casa tenía dos ventanas y la puerta enmedio (bastante cliché) y dos arbustos grandes y esponjosos adornaban la parte inferior de las ventanas. Rose había decorado la parte de dentro con unas pequeñas macetas de hierbabuena y albahaca.
El número 12 estaba pegado en la puerta. Era como aquellas lindas casas que uno dibuja de pequeño.
Puse la bici en un lado y saqué la canasta de las galletas, estuve a punto de tocar cuando escuché que alguien rompía algo dentro. Fue un golpe en seco, y poco después escuché sin querer toda la "conversación"
- JACK TE HE DICHO QUE ME ESCUCHES - Comenzó Rose muy molesta.
- TE ESTOY ESCUCHANDO, LO HAGO PERO NO TE ENTIENDO
- NO. NO ME ESTAS ESCUCHANDO. SI ME ESCUCHARAS ME HUBIERAS AYUDADO CON LO QUE TE PEDÍ.
- PERDÓN, DIME QUE QUIERES Y LO HARÉ.
- DÉJALO - se escuchó al final que dijo Rose. Un silencio invadió dentro, me hubiera gustado saber a qué se debía aquella discusión, pero no era el momento de preguntar. Fue allí donde pensé si aquella era la primera vez que discutían o si ya antes había pasado algo así, un pequeño miedo comenzó a correr por mi cuerpo, tal vez Jack había sobrevivió a un naufragio, pero solo su amor por Rose lograría que sobreviviera al mar embravecido de la vida, y de más está de decir que no siempre es fácil salir de este.
La vida de casado no era como lo pintan en las novelas, por desgracia no sé librarían de aquellas diferencias. Ambos eran totalmente diferentes, pero se complementaban entre si.
Jack era un joven realista, sabía lo que podía y no podía hacer, aprovecha las oportunidades de la vida y sacaba el máximo provecho de estás, soñaba despierto, pero nunca quitaba sus pies de la tierra. Era leal, de eso no había duda, y demaciado astuto como para dejarse llevar por una persona mentirosa.
En cambio Rose tenía carácter y actitud para actuar en un mundo donde abundaba el orgullo y la infelicidad, cosa que había moldeado su carácter de forma diferente. Pero tenía espíritu y decision, era fuerte y también era valiente.
Algo había ocasionado la pelea, algo entre ellos había diferido, y así, señores, es como se enfrenta uno a la vida real, esta es la vida real.
Dejé pasar un par de segundos más, al no escuchar ruido dentro pensé que lo mejor era tocar la puerta... Tal vez me metería a la boca del lobo o tal vez había sido algo sin importancia.
Fueron dos veces que mi dedo dió contra esa puerta cuando se asomó alguien por la ventana e inmediatamente se abrió la puerta. Era Jack.
Su sonrisa era como la de siempre, feliz y satisfecho, pero en su mirada me ocultaba algo, lo podía sentir claramente. Estaba preocupado por algo y no se lo había dicho a Rose, él asomó la cabeza por la puerta viendo a ambos lados de la calle. Me volvió a sonreír.
- ¡Por favor cuida la bici Marco! - gritó para alguien a mis espadas. Giré la vista rápidamente, un niño de ocho o nueve años, un poco gordito, nos veía desde la casa de enfrente..
- ¡Sí señor! - le respondió dando un saludo de marinero. Jack le respondió de la misma forma.
Jack me pasó dentro de casa, el olor a barro fresco llenaba enseguida el ambiente
Cerró la puerta detrás mío y me invitó a sentarme. Las dos ventanas daban luz a la habitación dentro. Estaba una mesa arrinconada a mano derecha con dos sillas, la mesa tenía sobre ella muchas vasijas y vasos de barro que están siendo decoradas, en las sillas había muchas hojas con bocetos de dibujos. Sonreí al ver esto, ambos eran artistas en su apogeo.
Jack me pasó un poco más adentro de la casa, al fondo estaba una mesa de alfarero, era allí donde tenían su taller, la mezcla estaba fresca y aún moldeable pero Rose no estaba allí.
- ¿Sigues dibujando? - pregunté sonriendo
- Nunca dejaré de hacerlo. Es la forma en que puedas congelar el tiempo, quedarte con el recuerdo - me sonrió metiendo las manos a sus bolsillos - ¿Quieres un poco de agua? - Preguntó dando la vuelta hacia un cuarto al fondo, a la cocina. Cuando giró me di cuenta de que traía una carta en el bolsillo trasero de su pantalón, ya la había abierto y parecía que la había metido a toda prisa pues estaba un poco arrugada de la parte de arriba.
- Sí por favor - respondí antes de que viviera a girar.
- Vuelvo en un minuto - camino un poco hacia la cocina - Rose está en el patio - añadió antes de irse - le hará bien verte - sonrió forzosamente.
Algo andaba mal...
Me levanté y camine hacia la única puerta que parecía dar al patio. El patio trasero parecía más un jardín de vasijas que un jardín de flores. Había vasijas secándose por dónde veía
Comencé a buscar a Rose y poco después la encontré, estaba colocando algunas en el césped.
- Me gustan mucho - dije, ella saltó del susto - Perdón, no quería asustarte.
- No, no tienes que disculparte - sonrió un poco, traía el cabello recogido en una trenza hacia atrás, aún así algunos cabellos rebeldes estaban fuera de su lugar, se quitó los cabello de la frente con las muñecas de sus manos. Estas últimas estaban llenas de barro. Sonreí, nunca hubiera imaginado que aquellas manos pudieran estar con tierra algún día.
- Traje galletas - extendí la canasta de mis manos dando una sonrisa de satisfacción. Quería romper aquel momento tenso que habían tenido.
- ¡oh! Muchas gracias - sonrió de verdad Rose, alargó la mano para tomar la canasta pero entonces se detuvo soltando una risita- Perdón, casi ensució la canasta.
Rose se enjuagó las manos en el jardín y ambas entramos. Jack había desocupado una de las sillas y había traído tres vasos de agua.
- Son de chocolate - dije sobre las galletas.
- Muchas gracias Karenina, necesitaba un momento de tranquilidad - Rose me dió uno de los vasos de agua y esperó a que yo bebiera primero.
- ¿Como has estado? - me preguntó después de que bebió un sorbo del
suyo.
- Muy bien, de hecho, quería contarles que hoy conseguí mi primer trabajo - Solté derrepente.
- Es magnífico - sonrió Rose - ¿Por eso las galletas?
- Bueno, algo así, la verdad es que tenía mucho que no los veía y quería venir para saludarlos y ver cómo les iba.
- Estamos bien, gracias - sonrió Rose de manera diplomática, algo estaba mal pero ninguno de los dos hablaría en presencia del otro. Jack se levantó por un segundo, miró alrededor, rasco su nuca con la mano como buscando algo, un pretexto para salir de allí. Rose lo vió un poco nerviosa -¿Cómo va la reconstrucción de la casa? - me preguntó para que no nos quedáramos en silencio
- Hoy la terminamos - anuncié, empecé a pensar que más decir para no quedar en silencio nuevamente - Empezaremos a meter los muebles hoy en la tarde ¿Quisieran ayudarnos? Jack tu visión nos vendría muy bien para acomodar y además, Stephen necesita a alguien que esté de su lado cuando quiera llevarme la contraria - añadí en son de burla - y Rose tu buen gusto me vendrá muy bien para el comedor y la sala principal
Ambos se vieron y sonrieron de verdad. Jack volvió a sentarse al lado de Rose y ella le extendió la canasta con galletas, él tomó una y le dió un mordisco grande
- ¡Vaya! Es muy buena - me dijo en lo que algunas migas caían en su pantalón - Prueba está - le extendió su trozo a Rose, ella quería tomarlo con las manos pero las vio sucias y entonces acercó la boca a la galleta que sostenía Jack.
- Tienes que decirme cómo las hiciste, las haré cada noche hasta que queden bien - le sonrió a Jack, él pasó su brazo por encima de los hombros de Rose.
Aquel mal momento había pasado.
- A mí me encantaría ir - dijo Rose respondiendo a mi pregunta - pero tendrás que disculparme, me faltan terminar un par de jarrones y tengo ya la pintura preparada de esos - me señaló unos al fondo - Tal vez para mañana, si aún está abierta la invitación
- Claro que sí. Siempre estará abierta Rose, y no tienes que disculparte, tú y Jack serán siempre bienvenidos, son como de la familia.
- Aunque no le caiga bien a Stephen - añadió Jack en broma
-¡Eh! No digas eso Jack - le picó Rose la costilla con su codo - Stephen es una excelente persona y, sino le caes bien debe de ser por algo. Dame otra galleta por favor.
Jack soltó una carcajada y le pasó otra galleta a Rose.
- Jack ¿Ya le dijiste? - habló Rose - ¿lo del cuadro?
- ¡Claro! - Jack se levantó dejando a Rose sin galleta y fue al final de la habitación, tenía un cuadro de madera cubierto con una tela gris en el suelo, lo levantó y lo trajo a mi cubierto. Entonces lo destapó de un golpe - Señorita, aquí está su pedido.
- ¡Vaya!- me acerqué al cuadro viendo los detalles - es tan ¡Es magnífico! Gracias Jack.
- No hay por qué agradecer, mira- se acercó a mi con el cuadro en mano - ¿ves esto de aquí atrás? No me había percatado de ello hasta el momento en que empecé a dibujarlo: esto es Wisconsin.¿Alcanzas a ver aquella casita aquí atrás? - me señaló - bueno pues esa es la escuela del pueblo, y este cuadro fue pintado en la calle de atrás de la escuela. Lo que quiere decir que, quien fueran aquellos niños debían ser de allí.
- ¿De Wisconsin? - pregunté en sorprendida.
Jack asintió - Mi padre y yo caminábamos por esa calle para ir a pescar - también descubrí otra cosa - me dió el cuadro para que lo sostuviera por un momento. Empecé a ver el cuadro de John, esos hijitos tiernos, esos pequeños allí parados a media calle -¿Sabes dónde dejé el original? - se volteó preguntando a Rose.
- Lo envolví y lo puse sobre el tocador de la recamara - respondió ella. Jack salió de la habitación donde estábamos - ¿Sabes? Jack se emocionó mucho cuando vio aquella escuela - contó Rose. Se había parado justo al lado mío, míos ojos seguían viendo aquel dibujo. Era probablemente después del invierno, no había nieve pero la calle se veía muy húmeda y aún así parecía que el clima era agradable - Nunca lo había visto emocionarse tanto, paso mucho tiempo contándome historias sobre él y su familia - Rose también estaba mirando el cuadro - Hemos acordado volver a Wisconsin un día- Rose levantó su mirada hacia mi - Quiero agradecerte Karenina por todo lo que haz hecho, no solo antes sino incluso ahora, nos has unido aún más con este detalle
- No tienes por qué - levanté mi mirada - eres como una hermana para mí y, yo no tenía ni idea de lo que este cuadro podría significar para ustedes - volví a verlo. Jack entro en ese momento con el original enrollado.
- Esto es lo que quería mostrarte - Jack desenrolló este y entonces, en la parte posterior había una inscripción dónde se leía "PARA MIS HIJOS AMADOS JOHN D. Y ... D. " ese último nombre no se alcanzaba a leer bien por un problema de humedad. Incluso la fecha ya no se veía bien.
- Parece que al final el cuadro si se llamaba John - señalé con una sonrisa, pasando mis huellas sobre las letras.
-¿Lista para colgarlo? - preguntó Jack
- ¡Lista!
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Titanic: La vida sigue (secuela Titanic: Si Jack hubiera sobrevivido)
FanficUna joven de Francia que se embarcó en uno de los trasatlánticos más famosos de la historia. Tratando de lograr cambiar el rumbo de dos vidas, dos jóvenes que se amaban con pasión separados por la muerte repentina de uno de ellos. Al lograr sobrev...