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Wen Junhui detestaba la impuntualidad casi más que cualquier otra cosa en el mundo. Así que, no había parado de maldecirse en toda la mañana por haber despertado tarde y tener que llevar toda su rutina diaria con prisas. 

Sin embargo, no importaba cuán tarde pudiera llegar o cuán importante fuera el compromiso que tuviera, debía pasar por su cafetería habitual. Era infaltable. 

Por suerte para Minghao, no había un día en que Junhui no pasara por ahí. El jovencito pelinegro se la pasaba suspirando corazones desde que lo veía llegar hasta que lo veía salir y perderse entre la multitud. 

Conocía la secuencia de memoria, mejor que la palma de su mano. Junhui ingresaría al local, miraría a todos lados en busca de un lugar de su agrado que se encuentre disponible, tomaría asiento y alzaría la mano esperando pacientemente que alguien se acercara a tomar su pedido. Ese alguien claramente sería él. "Un café negro. Grande. Sin azúcar ni edulcorante." Es lo que le diría mientras observa atentamente como toma nota, entonces le preguntaría si quería algún postre para acompañar su café, a lo que él respondería que no, y Minghao pensaría "es tan lindo pero tan amargo" para retirarse y volver minutos después con ese triste café. 

Pero ese día no fue así. Casi se desmaya viendo a Junhui entrar y dirigirse indudablemente a la fila donde se hacían los pedidos para llevar. Pensó que tal vez ya se hartó de que lo quedara viendo como un acosador y por eso prefería ir a beber su café en otro lado. Quizás fue a comprar algo para alguien más. O su más grande temor, tenía una cita con la cual encontrarse. 

Sus propios pensamientos lo deprimieron un poco. Quizás había sido demasiado tonto de su parte pensar que podía llegar a algo con él, después de todo era solo un cliente habitual con quien no había intercambiado más palabras de las necesarias debido a su trabajo. 

-¿Quieres dejar de ser tan fatalista?- Hoshi, compañero y uno de sus amigos más cercanos se acercó hacia él riendo.- Tu Junhui solo estaba apurado, ¿no notaste su expresión de terror con cada minuto que pasaba? Claramente estaba atrasado. 

-No es mi...- iba a protestar hasta que su cabeza hizo click en un detalle.- espera, ¿cómo sabes su nombre? 

-¿El del señor "café negro grande sin azúcar ni edulcorante"? Estaba en su pedido, tuve que ayudar a Chan y Seungkwan antes de que se quedaran sin manos y lo vi.- explicó simplemente el mayor. Minghao parecía fascinado. 

-Junhui...- comenzó a suspirar cual tonto enamorado.- Hasta su nombre es precioso como él. 

-Eres detestable.- bromeó Hoshi dirigiéndose a su propia zona de trabajo. 

Todo rastro de tristeza por conclusiones erradas se borró del menor gracias a la información que el pelimenta le había dado. 

Por su parte, el castaño no paraba de maldecir por su inevitable necesidad de tomar café. Se habría ahorrado unos buenos quince minutos de tardanza sin era parada. Pero era estrictamente necesario. Podía saltear muchas cosas en su rutina de la mañana, pero no su café. 

Finalmente llegó, con media hora de demora y teniendo que aguantar protestas y malas miradas de muchos de sus estudiantes, pero lo importante era que estaba allí. 

-Bueno, si ya han terminado de quejarse les recuerdo que muchos de ustedes tienen demoras de al menos una hora en mis clases que he ignorado porque pretendo ser un hombre benevolente, pero si quieren que el segmento de quejas comience puedo sacar las listas aquí mismo y hacemos un control grupal.- el aula quedó en absoluto silencio, todos sabían que pasaría si hacía eso.- Ahora sí, buenos días. Comencemos con la clase de hoy. 

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-Disculpe, ¿profesor Wen?- un alumno corría hacia él cuando comenzaba a retirarse del recinto.- Mi nombre es Yan An, soy su alumno en la clase de historia de la danza. 

Lover «JunHao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora