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-¿Cómo saber que tú vales la pena y no me destrozarás Ming?- Jun cerró los ojos con fuerza en cuanto aquellas palabras salieron de su boca, el corazón de Minghao se aceleró. 

-¿Pero qué...- ni siquiera alcanzó a terminar la frase cuando el mayor lo interrumpió, levantándose de repente. 

-Fue una estupidez, olvídalo.- comenzó a recoger sus cosas de la mesa.- Prepara tus preguntas para seguir mañana, tenemos dos semanas antes del examen. Nos vemos. 

Y salió del lugar como alma que se lleva el diablo. ¿Qué pasaba con ese hombre? 

Minghao despertó abruptamente. Las secuencias del día anterior lo perseguían incluso en sus sueños, es que no había parado de darle vueltas al asunto ni un solo segundo. 

-¿De qué huyes Wen Junhui?- susurró para si mismo. Por mucho que lo pensara no lograba entender el motivo por el que el mayor le había dicho aquello tan de repente y luego esa forma de huir, como si hubiera confesado un crimen. 

¿Por qué Jun pensaría que él podía destrozarlo? ¿Es esa su forma de confesar sus sentimientos? No, no podía ser. Alguien como Junhui no podría caer por un tonto como él. 

Tonto, tonto, tonto... era lo que Junhui no paraba de repetirse desde que salió huyendo de la cafetería. ¿Qué fue esa confesión tan repentina? Definitivamente había pasado mucho tiempo viendo dramas con Jeonghan. 

Ni siquiera tenía una garantía de que el muchacho correspondiera a sus sentimientos y él solo se aventuró a querer saber si no lo lastimaría. ¿Qué estaba mal con él? Ciertamente, su juicio estaba nublado. 

De todas formas, su preocupación ahora se centraba en que estaba hecho un asco y tenía una hora para pasar por su café y dar la clase del día.

Café... ¿con qué cara enfrentaría al menor luego de su exabrupto de ayer? Bueno, era Wen Junhui, el amo de fingir que no había pasado nada.

Cosa que desagradó mucho al menor, cuando aquella mañana solo hizo lo habitual, sin mencionar o intentar excusarse sobre lo que ocurrió. Claramente, Junhui era un libro muy difícil de leer para Minghao. 

La falta de sueño por sus tontos pensamientos comenzaron a pasarle factura durante sus clases, su mal genio y falta de paciencia eran más evidentes de lo habitual, y ni hablar cuando atrapó a dos estudiantes pasándose notas... que hablaban sobre él. 

-Bueno... veo que este tema es tan sencillo para ustedes que en vez de prestarme atención deciden especular sobre mi vida privada.- les dijo con una ceja enarcada mientras leía el diálogo entre los dos jóvenes.- ¿Serán tan gentiles de compartir su conversación con el resto de la clase o debería hacerlo yo?

-¡Usted no puede hacer eso! ¡Es una conversación privada!- espetó uno de los involucrados. Junhui sonrió con burla. 

-Ah, señor Adachi... ¿Quién diría que usted sería tan partidario de respetar la privacidad cuando es evidente que no lo hace con los demás?- los alumnos se miraron entre si totalmente atrapados.- ¿Y bien? ¿Lo comparten ustedes o debería hacerlo yo?

Se quedaron en silencio. La habían cagado hasta el fondo y siendo conscientes de lo que habían escrito allí, ninguno se atrevería a repetirlo y mucho menos en voz alta. 

-Entonces será de esta forma... Bueno, a juzgar por el material en los escritorios, identifico que la caligrafía en tinta negra le pertenece al señor Adachi y la azul a usted Yan An, ¿correcto? 

-Si, profesor Wen.- confesó el peliblanco con la cabeza baja. Realmente se sentía un estúpido por haber caído en semejante humillación. 

-Bien...- Junhui continuó leyendo la hoja y una declaración en particular llamó su atención. No podía ser...- Jóvenes, no necesito esto. No voy a hacer este show. A ustedes dos quiero verlos una vez finalizada la clase. No estamos en secundaria para hacer estos ridículos. 

Lover «JunHao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora