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La mañana siguiente se desarrolló con normalidad para ambos jóvenes. Junhui cumplió su rutina a horario y alcanzó a tomarse un momento en la cafetería para planificar su clase del día. Se encontraba particularmente estresado, no entendía como a esas alturas sus alumnos seguían creyendo que podrían engañarlo copiando y pegando trabajos de internet. A uno hasta el link del vínculo externo en uno de los términos se le había escapado. 

¿Cómo podían ser tan irresponsables? 

-¿Está todo bien?- preguntó Minghao al acercarse observando su ceño fruncido. Se había tomado el trabajo de preparar su café de antemano, ya no debía fingir que era un cliente normal cuando claramente se había delatado el día anterior.

-Si, solo alumnos irresponsables que pretenden tomarme por tonto.- suspiró marcando un número 1 con un círculo rojo en el margen superior de la primer hoja.- ¿Cómo te está yendo con el libro?

-Bueno, ciertamente es más complejo de lo que recordaba, creo que mi lectura está un poco oxidada.- confesó. Y era cierto. Había perdido la cuenta de cuántas veces tuvo que detener su lectura para buscar el significado de palabras que le sonaban demasiado extrañas. 

-Es que debe ser un ejercicio diario, el cerebro también es un músculo mi querido...- se detuvo. No sabía su nombre. En ningún momento se le había ocurrido preguntar. 

-Minghao.- se apresuró a agregar el menor. Junhui se tomó unos minutos para asimilarlo, confundiendo aún más al pelinegro. 

-Ming...hao. Lindo.- dijo simplemente.- En fin, debo retirarme ya que tengo muchos reprobados que entregar. Te veré en la tarde así vemos como facilitar tu ejercicio de lectura. Hasta entonces. 

-Adiós.- alcanzó a murmurar, con su mente aún atascada en aquel "lindo" que el mayor había soltado minutos atrás. 

Solo ese castaño tenía la capacidad de acelerar sus latidos de formas impensadas, no tenía idea de como haría para controlarse teniéndolo tan cerca diariamente. 

Aún no terminaba de entender como alguien de quien no sabía absolutamente nada, lograba provocar todo eso en él. Sus amigos se reían cada vez que lo mencionaba, pero estaba seguro que era el hombre de su vida. Lo sentía en sus huesos, en sus latidos acelerados, en su piel erizada con su sola presencia. 

Minghao sabía a ciencia cierta que estaban destinados. Y él pelearía por cumplir con aquello, cueste lo que cueste. 

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-He de admitir que estos trabajos son lo más decepcionante que he visto en mucho tiempo.- se dirigió a sus alumnos en cuanto regresaron del receso.- Sinceramente no sé como van a recuperarse de esto, si les doy todas las herramientas y ustedes encuentran más simple ir y copiar trabajos, que encima están mal hechos, de internet. 

-Profesor Wen...- 

-No señor Adachi, ni siquiera intente el discurso de no meter a todos en la misma bolsa porque es ahí donde están. Su irresponsabilidad está cruzando todos los límites, que ya hasta parece absurdo.- él estaba realmente enojado, las personas presentes en el aula comenzaban a sentirse intimidadas. 

Después de al menos diez minutos más de regaño, decidió continuar la clase tan calmado como fuera posible, lo cual fue realmente difícil ya que su frustración era demasiado grande. Eso, y el hecho de que el nombre de cierto chico del café no dejaba de dar vueltas en su cabeza. 

Terminó la clase una hora antes, con la excusa de tener un compromiso absolutamente importante. ¿La realidad? Quería preparar lo necesario para su encuentro con el menor. Sentía una urgente necesidad por lucir todos sus dotes como docente frente a él. Quería impresionarlo. 

Lover «JunHao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora