Capitulo 1

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El ardor que acostumbro baja por mi garganta, mientras miro hacia abajo, siguiendo cada movimiento que el conserje hace con el arbusto

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El ardor que acostumbro baja por mi garganta, mientras miro hacia abajo, siguiendo cada movimiento que el conserje hace con el arbusto.

Miro de reojo hacia la puerta, cuando siento la presencia de alguien. Martin se adentra.

—¿Alguna novedad?— Una parte de mi se espera que diga la misma respuesta de siempre, asi que no luzco esperanzado, no como antes

—Tenemos dos paises. —Lo veo acercarse, se coloca frente mio y se apoya en el barandal— Brasil o Argentina.—Suspiro y lo miro

Le gustan los países latinos.

—¿Cómo estan seguros?

—Interrogamos a dos personas.—Responde, cruzandose de brazos—Las dos nos dijeron lo mismo, cabello castaño, piel blanca, ojos azules, atractiva. Caminando de la misma forma, con la misma maleta, mismos anteojos..

—¿Atractiva? —Murmuro, asiente —¿Esas dos personas eran hombres?

—Pues, si.—Miro hacia otro lado—Uno era taxista y otro guardia de un aeropuerto.

Dos hombres, y eso solo son los que ella no calló para que no digan nada. De seguro hay mas hombres, y quien sabe lo que hizo para que no hablaran.

Estan muertos, ¿verdad?

—Los mataste, ¿verdad?— Asiente

—En el momento en que dijeron eso, supe que querrias que lo hiciera.—Suspiro y asiento, eso alivia el ardor de rabia que tenia en mi pecho—Entonces, ¿qué hacemos?

Tomo lo que queda del vaso y me levanto, doblando hacia mi habitación.

—No esta en Argentina, esta en Brasil.— Tomo mi saco y a pasos rapidos salgo de la habitación

—¿Como lo sabes?

—No la veo hace meses, pero la conozco. Se va hacia un país mas lejos que el anterior, para confundirnos y hacernos creer que se ira al mas cercano.— Antes estuvo en Chile, y eso paso hace unos dias, cualquiera pensaria que solo tendría tiempo para viajar a lo mas cercano que tenga. Pero no, ella parece controlar el tiempo— Prepara el jet y mi auto.

—Elian.—Me sigue aun saliendo de la habitación—  Se que estas apurado por esto. —Suspiro y me detengo. Ahora intentara decir algo que me haga detener la búsqueda— Pero te necesitan en los negocios.— Me giro y lo miro

—¿Para que?

—Un contrato, de la manada en Puerto Rico. Quieren una alianza.

—Yo no tengo aliados, tengo subordinados. Si quieren ser uno, tendran que venir y pedirmelo personalmente. Sabes que no hago alianzas, Martin. ¿Porqué me dices eso? —Vuelvo a caminar—  Tu trabajo es comunicarme cosas importantes.

—Si.—Se apresura y se coloca a mi lado— Como mano derecha del negocio. Pero también soy tu Beta y la unica persona que te soporta.—Lo miro de reojo—Y también estoy para aconsejarte.

Señora del Alfa (ACTUALIZACIONES LENTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora