Ambos se separaron y abrieron los ojos con mucho cuidado, temerosos de lo que el contrario le pudiera decir. JaeMin se imaginaba a JiSung echandolo de su casa y JiSung tenía en su mente una figura de rechazo de parte de JaeMin. Pero ninguno habló, callaron, en los ojos del menor se formó una capa cristalina, no de vergüenza, ni de un corazón roto, era una lagunilla de felicidad, porque había dado su primer beso y este fue con la persona que amaba, el rostro del mayor no tenía expresión alguna, observaba como el chico frente suyo controlaba su respiración para no derramar aquellas lágrimas amenazantes.
El ambiente era frágil, tan frágil que debía tener la delicadeza de la seda el paso que alguno de ellos diese, por la habitación se percibían emociones dulces y cálidas, el aire que respiraban activaba sus hormonas, el azabache acarició la mejilla del castaño de tal forma que el menor se estremeció y bajando sus párpados dejó fluir el agua de sus pequeños ojos.
JaeMin sentía su pecho pedir ser saciado, dolía la manera en que el corazón le reclama que hiciera algo para calmar su ansiedad, una necesidad que desde hace ya un largo tiempo desea ser atendida, pero siempre ignoró por serle fiel a alguien que en ese entonces amaba como un loco.
Desde aquellos triste meses en que RenJun le pedía que se aleje, cada vez que veía a JiSung, todo su cuerpo le imploraba a gritos coquetearle, mimarlo, hacerle saber lo que anhelaba, pero su razón le ordenaba que no, que no era correcto, porque mil veces le dijo su ex-enamorado que consideraba a JiSung como un hermano, como su familia y que lo apreciaba como nunca en su vida apreciaría a alguien que no fuera de su misma sangre, porque JiSung era especial y era la persona que por más que pasen los años, el pequeño Park, siempre tendría su protección. No podía cometer tal traición, no podía hacerle eso a RenJun, no podía arruinar el lazo que él tenía con Park JiSung, entonces, cuando estalló todo después de aquel almuerzo con Jeno y ChenLe, Na decidió alejarse, alejarse de su ex-pareja, alejarse del pequeño amigo de este, alejarse de cualquier cosa que hiciera daño a la relación de ambos chicos. Para JaeMin no era un juego terminar con alguien y al día siguiente estar con otro, y mucho menos si estas personas eran unidas. Siempre notó la amabilidad del pequeño, la sonrisa, la mirada, pero no quería mal interpretar gentileza con gusto y esa vez que Park JiSung le tomó la mano y lo hizo correr, cuando lo soltó para subir las escaleras, se arrepintió de no haberle dicho algo para compensar sus palabras, lo único que pudo hacer fue sonreír.
JiSung abrió los pequeños ojos con lentitud y miró la cara de JaeMin, colocó su mano sobre la del contrario.
Había visto muchas películas junto a Mark, películas de amor y otras escenas un poco subidas de tono, Lee tenía la intención de que en uno de esos momentos a JiSung le dieran ganas de saciar sus deseos pasionales, pero el menor siempre quedaba tampandose los ojos y diciendo "¿Ya acabó?" El mayor terminaba adelantando las escenas. Gracias a Mark sabía que hacer, gracias al chico que estudiaba historia y que siempre quería sobrepasar los límites que le ponía el alto, gracias a él, Park tenía una noción vaga de que era lo que debía realizar justo ahora con JaeMin.
No quería parecer inexperto, puesto que pensó que de seguro en la vida de Na habían pasado muchas personas y todas ellas con un gran desempeño.
Bajó la mano del azabache mientras acercaba su rostro con paciencia, se revolvía todo dentro suyo, sin embargo, debía ser firme, pero el mayor retrocedió y el menor se detuvo.
- Lo siento.
Pensó que el contrario estaba arrepentido y se disculpó sin saber realmente por qué, ya que para él lo que sucedía ya no estaba mal.El menor soltó una risa incómoda al mismo tiempo que dejó la mano de JaeMin.
- Me gustas.
Los ojos del dueño de la casa se abrieron al oir esa oración y una especie de sensación exótica lo emocionó tanto hasta el punto de dejar su mente en un vacío infinito.
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Conocí a JaeMin [JaeSung]
Fanfiction"... Y los sueños, sueños son." La frase había hundido en su memoria, la historia era distinta, pero aquella oración relucía siempre en la ciénega de lo que había olvidado o de lo que alguna vez más adelante recordaría. La historia comienza cuando a...