Ranma ½ y todas sus situaciones y personajes son propiedad de Rumiko Takahashi.
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Burbuja
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Ranma se acurrucaba en la cama a su lado en la que —Akane comprendió muy pronto— era su posición favorita: abrazándole la cintura y acomodando la cabeza sobre la almohada de ella, dejando la nariz muy cerca de su cuello. Casi siempre con todas las luces apagadas, de modo que ella tenía que aprender a adivinar sus expresiones por la inflexión de su voz. En esos momentos parecía casi un niño y Akane se dio cuenta de lo importante que era que ella estuviera ahí para él, para rescatarlo de esa manera, rescatarlo de sus dudas y sus miedos, de la incertidumbre y del agobio, fuera hombre o mujer. Eran sus momentos de intimidad absoluta, más importantes aún que un beso o que hacer el amor, porque así estaban más cerca que nunca.
A veces no hablaban. En otras ocasiones se contaban cosas de su pasado, de ese tiempo en el que no se conocían y no sabían siquiera que el otro existía en el mundo. A veces, por cualquier motivo, Ranma estaba convertido en chica, pero de todas formas abrazaba a su esposa y se acurrucaba como siempre junto a ella, y aunque a Akane le resultaba muy curioso sentir un par de pechos apretujados a su costado, no decía una palabra.
Estaban encerrados en una burbuja cálida y propia donde cuestiones como esas no tenían importancia, porque allí eran solo Ranma y Akane, los de siempre, los verdaderos, y se tenían el uno al otro.
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