Ranma ½ y todas sus situaciones y personajes son propiedad de Rumiko Takahashi.
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En casa
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La abrazó.
Era un movimiento simple y un gesto repetido en los años. Desde el comienzo, cuando lo hacía para protegerla y apartarla del peligro; y luego, cuando necesitaba reconfortarse y sentirla cerca.
A veces lo hacía casi de la nada, en un instante de silencio, para poder seguir respirando por el resto del día, tocarla y saber que era real eso por lo que continuaba luchando y seguía adelante. Ella lo salvaba, era su medicina.
Luego, los viajes se convirtieron en la excusa perfecta. Cuando volvía después de estar un tiempo lejos podía estrecharla de a poco con fuerza y quedarse un par de minutos con los ojos cerrados, perdido en el calor de su cuerpo y el exquisito aroma tan propio de ella. No hablaba, pero su cuerpo le decía «te extrañé», e intentaba borrar con su cercanía todo el tiempo que estuvieron separados.
Hasta que la soltaba y se apartaba. Entonces, después de mirarlo a los ojos, era Akane la que lo apretaba rápidamente entre sus brazos como si le estuviera respondiendo «bienvenido a casa, Ranma».
Y en ese momento él se sentía en casa.
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