Epílogo

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Touya respiro hondo, por un momento se permitió embriagar por la oscuridad, mientras cerro los ojos y trato de acallar los murmullos a su alrededor.

Por primera vez en medio de la adusta oscuridad no escucho el recordatorio latente que a veces pululaba en su cabeza, como un pensamiento intrusivo que temía seguiría resonando con fuerza hasta el fin de sus días.

—Eres un error. Un producto fallido, tu vida nunca tuvo sentido.

En su lugar voces que creyó nunca volvería a escuchar, auscultó tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de su cuerpo, y el calor que solía abrazarlo hasta consumirlo por completo fue reemplazado por un toque suave y cálido cuando sintió el fuerte apretón en sus manos, junto a la voz que se alzó sobre el mar de voces captando su atención.

—Estarás bien —las palabras que escucho no fueron la promesa velada, sino un hecho, mientras se permitió abrir los ojos y por un momento, aunque su atención quiso desviarse a su alrededor fue capturada rápidamente por la mirada de Bakugo. Como de costumbre Bakugo Katsuki sonreía airosamente, mostrando los dientes, sus ojos ardían con un fuego ensordecedor que el propio Touya deseo mantener por siempre con vida— Ahora vamos —declaro con un nuevo apretón, a pesar de los guantes que cubrían sus manos, Touya pudo jurar que sintió la calidez del tacto de Katsuki, aunque sabía que era una locura, alguna alucinación creada por el vínculo y la seguridad que brindaba el estar cerca de su alma gemela. A pesar de ello, Touya se permitió abrazar la sensación en medio del Dojo de la familia Todoroki.

Si a Touya le hubieran dicho alguna vez que en el futuro estaría en medio del viejo dojo familiar a punto de entrenar su cuerpo -lo cual era imposible, porque él solo había sobrevivido por y para un simple objetivo; la venganza- se hubiera echado a reír, porque Touya lo había visto, al hombre que llamo una vez padre golpeando a su hermano menor, y el viejo altar con la foto sustituyéndolo tan fácilmente, su vida no había importado, no había tenido ningún sentido y aun así Touya pudo captar las miradas de la gente que lo abandono a su alrededor.

Lo estaban mirando.

—¿Cómo sientes el traje?

Touya sonrió perezosamente, dejando escapar una risita divertida jugueteo con las manos que aún le sostenían.

—Princesa, el traje se siente bien —respondió con diversión, Katsuki frunció el entrecejo y a Touya se le antojo de lo más lindo— Te lo dije antes de salir.

—Si —se lo concedió Katsuki aun con el entrecejo fruncido— Sin embargo aún debemos comprobar la resistencia como la movilidad en el usuario.

Touya sonrió.

—No deberías dudar del trabajo de tus padres.

Katsuki le regreso la sonrisa, esta vez de forma salvaje y en sus palabras a pesar de la calma en ellas hubo la seguridad del hombre que se permite hablar en base a la experiencia.

—Nunca lo he hecho —entrecerró los ojos— Sin embargo, este —una de sus manos se soltó del agarre y le apunto con el dedo índice por encima del traje negro que pretendía ser simple látex aunque, Touya sabía que no era así— Solo es un prototipo, en base a los resultados de hoy mis padres harán los ajustes necesarios.

Touya volvió a sonreír, con su mano libre tomo la muñeca de Katsuki y la llevo a la altura de sus labios permitiéndose depositar un beso en su palma.

El escalofrió que se propago por el cuerpo de Katsuki no pasó desapercibido por Touya sin embargo no hubo burla o avance alguno, sino, el simple momento dejándose fundir entre los dos, mientras una vez más se permitía cerrar los ojos y observar la adusta oscuridad que se mantenía a su alrededor, sin embargo esta vez no existió el miedo, ni el dolor, esta vez Touya no busco en ella la mirada del hombre que se había vuelto su obsesión.

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