Hogar, ¿dulce hogar?

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El leve repiqueteo del coche rodando sobre el desgastado asfalto despertó a Tessa. Miró somnolienta a través de la ventanilla, ya habían llegado a Hallow's Wood. Por lo que podía observar a través del cristal era un continuo desfile de casas de madera desgastada por el paso del tiempo y árboles que daban a intuir que el pequeño pueblo se encontraba en medio de un bosque.

El vehículo se detuvo frente a una casa que en sus mejores tiempos había sido blanca pero que ahora presentaba un aspecto sumamente desgastado. Lo que en su día fue un hermoso jardín era un montón de matorrales que se enredaban en las verjas de la entrada e impedían el paso.
- Mamá, ¿esto es una casa o las ruinas de un cementerio?- preguntó Tessa irónicamente mientras se bajaba del coche.
- Muy graciosa Tess, puede que la casa necesite una mano de pintura y que alguien se ocupe del jardín pero pronto estará como nueva.

La joven anduvo resoplando hasta la puerta principal que ya estaba abierta. Varios trabajadores de la compañía de mudanzas trasladaban cajas de un camión a lo que parecía ser la cocina de la vieja casa. Era difícil saber con exactitud la función de cada estancia ya que todas estaban vacías exceptuando las cajas apiladas sobre el polvoriento suelo.

-¿Te gusta nuestra nueva casa?- inquirió el padre de Tessa poniendo una mano sobre el hombro de su hija.
- Maravillosa papá, hogar dulce hogar- respondió sarcásticamente- Mamá dijo que mi habitación era la del final del pasillo del piso de arriba, voy a ver mientras terminan de descargar nuestras cosas.

La mucha subió los escalones de dos en dos y entró en la estancia que supuestamente era su habitación. Era bastante amplia y había un mirador que daba a la casa contigua, una bonita casa de color azul pero igual de desgastada que la suya, incluso podría decirse que más.
En ese mismo instante, las palabras de la anciana del restaurante le vinieron a la cabeza, ¿cómo podía saber esa mujer que viviría justo al lado de la casa de la que le había advertido?.

Intentó apartar esos pensamientos y se sentó en el pequeño asiento junto al mirador con la vista fija en la ventana del último piso de la casa. Por un instante, apenas unos segundos, le pareció ver un rostro en la ventana que le correspondía a la mirada, un rostro de facciones afiladas y ojos grises que la miraban fijamente.
Tessa parpadeó un segundo y al volver a abrir los ojos, el extraño rostro había desaparecido.

¿Serían imaginaciones suyas?, estaba cansada eso es, muy cansada. Era imposible que hubiese visto un rostro en la casa que estaba abandonada, ¿no?.

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