Nuevo hogar, nuevos amigos

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- Tessa, has tardado demasiado en venir jovencita, aséate y baja a cenar rápido por favor.- dijo su madre desde la cocina.
La joven subió los escalones de dos en dos y se tiró en la cama, ¿acaso la mudanza la estaba volviendo loca? tenía que ser eso, demasiadas novedades en un sólo día, eso es, esa mujer sería mero producto de su imaginación.

Se duchó y cambió de ropa rápidamente para bajar a cenar. Las cenas en familia no eran gran cosa para Tessa; su padre se dedicaba a ver los resúmenes diarios de los partidos de fútbol en el diminuto y anticuado televisor de la cocina y su madre ocasionalmente le daba conversación.
Una vez hubo finalizado su plato, Tessa subió a su cuarto y se sentó en el pequeño diván que había junto a la ventana.

Este pequeño mirador daba justo a la casa de Jake, por un instante a Tessa le pareció ver el rostro del muchacho asomado en la ventana del último piso, al parpadear, desapareció.
- Estoy demasiado cansada, por eso creo ver cosas que no están, será mejor que me acueste de una vez antes de que empiece a hablarle a la silla.- murmuró la joven.

La noche pasó tranquilamente, al día siguiente un rayo de luz que se había colado entre las cortinas apartó a Tessa de los brazos de Morfeo.
Era un día bastante soleado y no se podía ver ni una sola nube en el cielo. Se vistió rápidamente con su sudadera favorita y unos vaqueros desgastados y bajó a desayunar.
- Buenos días dormilona, ¿aprovechando que te queda una semana de vacaciones?- le dijo su padre revolviéndole el corto cabello castaño.
- Buenos días, la verdad es que aunque sean vacaciones de verano aquí no hay ni un alma por la calle, no se puede hacer nada.

La madre de Tessa entró a la cocina y miró pícaramente a su hija.
-Tess, puedes ir a visitar al vecino, según nos contaste en la cena es más o menos de tu edad ¿no?.
- Sí, creo que tendrá más o menos unos dieciocho años. Es bastante agradable estar con él y seguramente le alegre tener visita, vive solo.
- Bueno, tiene la edad legal para no depender de nadie - dijo el padre de la joven conteniendo una carcajada.
- Sus padres están de viaje o algo así, no me quiso dar demasiados detalles.- dijo Tessa- En fin, voy a visitarle, vuelvo antes de comer mamá, no hace falta que me des otro infarto llamándome al móvil.

La muchacha subió los desgastados escalones de madera del porche y llamó al timbre. Pasó un minuto y allí se encontraba Jake, con la misma ropa del día anterior y su cálida sonrisa.
- Buenos días Tess, ¿a qué se debe el honor de tu visita?- dijo sonriente e invitándola a pasar.
- Jaja el honor es mío- respondió la joven haciendo una torpe reverencia a modo de broma.
Ambos entraron en la casa y se sentaron en el polvoriento sofá que se encontraba en el centro del desolado salón.

Tessa se dió cuenta de que en un extremo del sofá había un pequeño álbum de fotos de aspecto bastante antiguo. La joven lo abrió cuidadosamente, pasando delicadamente las amarillentas páginas. Jake se acercó más a ella y señaló una de las fotografías, en ella se podía ver a una pareja; el hombre era alto y fornido con un bigote bien recortado y vestía camisa y pantalones, a su lado se encontraba una mujer con el cabello recogido en un cuidado moño bajo y un vestido largo, en sus brazos tenía un bebé.

-Estos son mis padres y este soy yo de pequeño- su sonrisa cálida por un momento pareció triste y su mirada se hallaba perdida en la foto- los echo de menos Tessa.
La joven puso su mano sobre la de él, la piel caliente de ella se estremeció al contacto con la tez gélida del muchacho pero no apartó la mano.
- Jake, en seguida regresarán de su viaje y los verás.
- Su viaje...- el joven tomó el álbum y lo cerró cuidadosamente.
- Perdón, no quería herirte si es lo que he hecho...
- No tranquila, no has hecho nada malo - sonrió el muchacho.
- Por cierto, ¿dónde habéis comprado el álbum? me encanta ese efecto antiguo, ¡y ponerle un filtro en blanco y negro a las fotos ha sido muy buena idea!. Casi me daba miedo pasar las páginas por si se rompían jaja.
- ¿Filtro?- respondió Jake mirándola confundido.
-Sí, ya sabes, eso para cambiar el color de las fotos en el móvil.
- Ah eso, jaja cierto - murmulló mirando tímidamente al suelo.

Un viejo reloj de pared que se encontraba en una de las columnas que unía el salón con la cocina dió las dos del mediodía.
- Mierda, tengo que irme a comer- dijo Tessa- ¿te apetecería dar un paseo más tarde?, no conozco la zona y me haría falta un buen guía- añadió sintiendo.
- Encantado, ¿nos vemos a las seis?.
- Perfecto- respondió ella- ¿es una cita? jaja.
- Ojalá- susurró el joven sonriendo mientras veía como Tessa cerraba la puerta y se marchaba.

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