Capítulo II

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Las llanuras de Arizona configuraban un contexto árido para una situación tan determinante, cuando comenzó a sonar un móvil dentro del helicóptero. Roger Parker descolgó, dirigió una mirada rápida al presidente del gobierno y le cedió el teléfono.

-¿Si?

-Es la señora Roberts, está con Viltirrely.- explicó Parker. El presidente asintió, tomó aire, y lo expulsó con una asombrosa determinación.

-Diga a Viltirrely que se ponga al aparato.

-Pero señor, yo puedo transmitirle sus exigencias, soy la vice...

-Esta es una situación de seguridad nacional, Andrea, déjese de tonterías, está en juego más de lo que imagina. Dígale a Viltirrely, que se ponga al teléfono...gracias.

Andrea roberts, asustada le tendió el móvil al señor obeso que permanecía sentado a su derecha, fumando un puro en el tugurio más repugnante de la ciudad, y éste sonrío al ver su pavorosa expresión, mezcla de indignación y de miedo; sensaciones típicas que a menudo solía vislumbrar en su peculiar trabajo.

-Dígame, jefe.

-A ver, preste atención porque no sé con cuanta nitidez, ni durante cuanto tiempo, podré transmitirle este mensaje. Quiero que disponga de todos sus hombres, de todos, y  usted el primero, las 24 horas, porque voy a necesitarle. ¿Entiende?

-¿Todos mis hombres? ¿Los doscientos subordinados que tengo, empeñados en un solo trabajo? ¡Maldita sea! ¿Qué cojones sucede, el Apocalipsis?

-No...bueno, de momento. Agentes de prensa han robado información confidencial, que pretenden sacar a la luz. Información...de vital importancia para la seguridad nacional que se había mantenido en secreto, asociadas con el suceso de Clinman. Bien, quiero que los elimine, ¿Me oye?

-¿Qué elimine a quién?- una expresión de sorpresa se dibujó en el gordo rostro del italiano que bebió un largo trago de jack daniels con la intención de digerir un asunto tan indigesto.

-Le proporcionaré los nombres en breve, quiero una eficiencia del cien por cien, y nada de errores, despistes, o gilipolleces. No quiero contemplaciones, Vilty. ¿Me oye?

-¿Pero quiere que los mate entonces?

-Sí, hágalos desaparecer. Haga lo que crea conveniente, pero hágalos desaparecer, e intente recuperar esa información. De momento, me conformo con que permanezca a la espera, y alerte a sus hombres. Le avisaré cuando tengamos la identidad de los objetivos a abatir.

-Pero señor, disponer de los doscientos hombres a mi cargo va a costarle una fortuna, que sé que puede pagar, pero no sé si estará dispuesto...

-Por supuesto, si el dinero fuera un problema no le habría llamado, los hubiera matado yo mismo.

Guinian, encargado de la zona restringida que había sido alterada, pidió a Ford, su subordinado, que comunicara al Area 72 que se estaban aproximando a las inmediaciones ; estas órdenes sacaron a Ford del ensimismamiento reflexivo en el que se había introducido tras oír las frías palabras del presidente que momentos antes, era un hombre honorable y admirado por miles de personas en todo el mundo que confiaban en él.

El aterrizaje fue algo aparatoso, pero el terreno estaba improvisadamente acomodado ante una situación de excepción. Habían colocado túneles de varios metros de diámetro de pvc para la contención del oxígeno y el aislamiento químico de elementos patológicos que pudieran transmitirse por la transmisión del mismo. Todo era un entramado fortificado, construido aparatosamente con la intención de producir la impresión de que controlaban el problema, cuando hacían lo que hacían porque lo habían leído. Ford pidió a los soldados encargados de vigilar la entrada que los llevara a la sala donde iba a producirse la reunión explicativa del suceso, y los soldados obedecieron con presteza. Durante el recorrido por los túneles, Parker se sorpendió al ver lo cambiada que estaba la zona, tras el suceso de "origen" del virus. Lo que antes eran llanuras escarpadas pobladas de buitres y serpientes, se había convertido en un área de combate ante un enemigo desconocido que le convertía en potencialmente peligroso.

Los soldados se detuvieron ante el señor Chum Soo, un científico japonés famoso por sus avances en la replicación genética, y éste hizo una mueca de negación con la cabeza al verlos. Saludó al presidente con una inclinación de cabeza, y se dirigió hacia su superior, el señor Guinian.

-¿Puedo hablar con usted en privado, señor?

-No.- respondió el presidente avergonzado.- Se trata de una situación de seguridad nacional de la cual sólo ustedes tienen verdadera constancia. Exijo que me expliquen que está ocurriendo aquí.

Chum Soo sonrió, miró en derredor y se inclinó sobre la mesa apoyándose en ella con ambos puños. Luego estrechó los ojos dirigiendo la mirada hacia el presidente, y éste se estremeció.

-El problema está, señor Marthin O'Neal, que usted, decidió ocultar el virus a la gente, y ahora la gente está muriendo. No me joda, usted salvaguardó su prestigio, y escurrió el bulto, deje que nosotros hagamos nuestro trabajo, y usted limítese a mentir y que nadie se entere. Guinian, acompáñeme por favor, volvemos enseguida.

El presidente O'Neal, boquiabierto, guardó silencio y bajó la cabeza humillado. Soo se dirigió hacia una sala contigua, seguido de Guinian y cerró la compuerta de emergencia, instalada prematuramente, para que no se oyeran los comentarios en la sala anterior.

-¿Qué sucede?- preguntó Guinian.

-Que no sabemos qué cojones ocurre aquí, eso es lo que sucede.

-No me joda, explíqueme en qué se ha basado para decir eso.- Soo sacó un Chesterfield y lo encendió sentándose sobre una mesa metálica desnuda donde solían colocar trastos de inútil función.

-Al principio parece un simple resfriado. Los sujetos se dirigen al médico con la intención de curar un catarro común, y vuelven a casa tranquilos, pensando que al día siguiente podrán volver al trabajo. Media hora después, de que el sujeto haya entrado en estado febril, se produce una intoxicación intestinal, que se transmite, a lo largo de todo el aparato digestivo, provocando el vómito indiscriminado de sustancia orgánica, y de ácidos viscerales. Mientras tanto algo, que todavía no hemos identificado, se apodera de la composición de la sangre del sujeto, y la transforma, compilando ambos ADN para usarla a su favor. Más tarde se produce una fecundación asexual, dentro del individuo, que tiene como consecuencia la gestación del parásito, que se alojara precisamente en el vientre, en el territorio desalojado por los vómitos y las hemorragias. A las pocas horas, el parásito en cuestión puede producir su propia sangre y regular sus propias funciones, es entonces cuando las hemorragias del individuo infestado llegan a su punto álgido. El paciente que teníamos en observación, expulsaba sangre a borbotones por la boca, por los agujeros nasales, por los oídos, por el ano, y lo más sorprendente...producía un extraño ácido negro que salía de su ombligo descomponiendo todo cuanto encontraba a su paso. Los poros de la piel se contraían supurando sudor y sangre. Finalmente, el individuo muere desangrado. Sus funciones cerebrales permanecen estables, minutos después de su muerte, porque al parecer el parásito no se interesa por esa parte en cuestión, sino por...-Soo tomó aire, miró al techo de la sala y bajó la cabeza después, no había esperanza.- el parásito se interesa por las células reproductoras del sujeto. Adquieren capacidad para reproducirse y crear, engendros que aparentemente poseen las virtudes del genoma humano, y las de su especie. Es como una replicación acorde a la evolución, lo más adaptable sobrevive, los deshechos, los errores, los defectos, desaparecen...se expulsan, quizás en el ácido negro que salía exprimido del ombligo.

-Dios mío...Tenemos que actuar rápido.

-Le he dicho esto en privado, porque ese...gilipollas que está ahí fuera con su esmoquin de mil pavos y su maletín metálico de mierda, no entiende de qué se trata, sólo le interesa no perder el poder que posee, y hará cualquier cosa para conseguirlo. Y si tiene que...quitarnos del medio, para que nadie sepa la verdad, lo hará, y usted lo sabe.

-Le entiendo. ¿ Y qué sugiere que hagamos?

Minutos después, Guinian y Soo salieron de la sala y miraron al presidente. Mantuvieron la compostura y la seriedad, hasta que éste hizo una mueca interrogativa que solicitaba información al respecto. Parker contuvo la respiración, después del puñetazo que Ford le había propinado, se había mantenido prudencialmente en silencio esperando órdenes. Parecía realmente acobardado.

-Señor Presidente, comenzó Soo, lamento mi actuación pero quisiera que comprendiera que se trata de una situación de excepción a la que no estamos acostumbrados. Estaba contrastando unos datos, con el señor Guinian, y hemos sacado las siguientes conclusiones: en primer lugar, el virus es una mutación de uno originado en Atlanta hace veinte años, necesitamos un aumento del presupuesto y podremos elaborar vacunas para los afectados, aunque primero tenemos que investigar en qué ha consistido esa mutación; y en segundo lugar, tenemos los nombres, de los que robaron la información. De todos y cada uno de esos...hijos de puta, que han intentado joderle, y le aconsejo que resuelva ese asunto antes de que la noticia se extienda, o los archivos vuelvan a filtrarse.

-Dígame los nombres.

PANDEMIAWhere stories live. Discover now