Capítulo V

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La chica estaba aparentemente afligida. Llevaba dos horas ante las cámaras y no había dejado de llorar ni un solo instante. Se había quedado perpleja alguna vez, desorientada. De repente posaba sus ojos en algún objeto del entorno y dejaba temporalmente de parpadear; no escuchaba nada, no hacía ningún movimiento, sus constantes vitales se estabilizaban de una forma anti-natural y nadie sabía lo que pasaba por su cabeza en esos precisos instantes de confusión. Cuando se hubieron echo las pruebas concernientes, y se comprobó que todo funcionaba correctamente, le cedieron un micro y unos auriculares para conectarla con el plató de televisión correspondiente. Contaron hasta tres, y le dieron la palabra.

-Hoy...parecía un día normal. Hacía un sol inmenso en el cielo...cegador, pensé en utilizar las gafas de sol para tender la ropa, pero luego me sentí estúpida y abandoné la idea. Mi novio Richard Pearson se había quedado en casa, reorganizando unos informes que había conseguido. Últimamente le notaba algo extraño, porque si bien es cierto que aparentaba estar ilusionado con algo que decía no poder comentarme todavía, a veces se le encontraba nervioso, con la pierna derecha temblorosa bajo la mesa, o los dedos golpeando sutilmente la mesa sin parar. No...no le pregunté nada, porque yo siempre confié en él, y él me decía "Nancy, nena, ten paciencia. Tengo algo que nos va a ayudar mucho a superar algunas dificultades. Es una sorpresa, tu tranquila." Richard llamaba "dificultades" a varios préstamos que nos habían dado mis padres y que todavía no les habíamos devuelto. La hipoteca, el coche, algunas facturas algo atrasadas, pero...acabábamos de comenzar nuestra vida en pareja, y hacemos lo que podemos para sobrevivir. Me quedé embarazada muy joven, y...no tenía recursos. Mis padres siempre me aconsejaron que...

-Nancy, por favor, puede ser más directa- resonó la voz de la presentadora en su auricular.

-Bueno, el caso es que a las cinco de la madrugada de esta noche...entraron...no sé cuantos eran, cuatro o cinco tipos...completamente...cuadrados. Recuerdo que uno de ellos tuvo que entrar de perfil en la habitación.Y...nos amordazaron, nos pegaron, y secuestraron a Richard. Se llevaron todo el trabajo que él había estado realizando durante horas, lo que tenía que iba a ayudarnos a superar aquellas "dificultades". Y...

-¿Qué ocurrió contigo, Nancy?- preguntó la presentadora.

-Me violaron. Y Richard...no sé donde está. Temo que...vayan a pedir un rescate, porque no...no podría pagarlo, y también temo que...-en este preciso instante el llanto de la chica se hizo más acusado, y la respiración más turbulenta.

-¿Nancy, te violaron?

-Y eso que más da ahora...- la chica abrazó sus rodillas y comenzó a balancearse como una niña pequeña- ¿Y eso ahora que importa? Busquen a mi marido, busquen a sus secuestradores, y llévenlos ante un jurado que pueda usar las leyes establecidas, y condenarles o...lo que sea preciso. Pero búsquenles...porque como los encuentre yo, no va a quedar nada de ellos que llevar a un juez.

-Imagine que los secuestradores la están viendo en estos momentos, ¿Tiene algún mensaje que transmitirles?
-Si.- dijo la chica, se enjugó las lágrimas y bebió un trago de agua- Que lo mejor que podrían hacer en estos momentos es suicidarse.

Este caso de desaparición no fue el único que se produjo en el país. Por diversas zonas se extendieron secuestros de periodistas que llevaban trabajando en algo novedoso y que de repente eran arrancados de sus hogares a la fuerza. Y entre los medios de prensa se extendieron todo tipo de argumentaciones originales y creativas sobre tácticas del gobierno para desviar la atención sobre la crisis económica, o sobre la burda actuación del ministro de educación en el último congreso. Finalmente la hipótesis que la sociedad civil acabó adoptando como cierta fue la que la policía se encargó de difundir involuntariamente:

Había un grupo terrorista, probablemente iraquí, que estaba desarrollando un arma nuclear que pretendía utilizar contra los estados unidos que a su vez estaban intentando negociar con los terroristas, algo que el pueblo de saberlo, nunca habría aprobado. Algunos periodistas encontraron informes sobre este hecho, y el asunto se filtró, hasta que el gobierno tuvo que actuar mediante grupos de presión fáctica para neutralizar estas filtraciones y facilitar el desarrollo de las negociaciones.

Esto provocó que la confusión que en un principio se había instaurado entre la población, se disipara por una falsa sensación de seguridad. Había debates en todos los canales, opiniones críticas constantes en los diarios de reconocido prestigio, y decenas de maniobras de emergencia, que intentaban provocar un desvió de la atención a otros temas, pero que lo único que conseguían era acrecentar el pánico de forma indiscriminada en la población. O'Neal, el presidente de los Estados Unidos había tenido que regresar en un viaje de emergencia a la casa blanca con la intención de alejarse del punto de origen del virus.

Ford permanecía en el pasillo de las instalaciones, parcialmente desnudo, ensangrentado, castrado, y aparentemente muerto. Y el parásito que le había arrancado de cuajo los testículos, una chica llamada Sara, permanecía de pie, a su lado, con la mirada fija en las compuertas de emergencia tras las cuales Soo y Guinian contemplaban la horrenda situación a través de las cámaras de seguridad.

-¿Se ha producido la evacuación del presidente?- preguntó Guinian.

-Si. Mientras analizabais el cadáver, le enseñé algunos videos de reconstrucción de la intrusión del virus en el organismo humano, y él mismo tomó la decisión de marcharse. Y, sinceramente, creo que nosotros deberíamos hacer lo mismo. –dijo Soo mientras sacaba una pequeña petaca con whisky barato.

-Con eso no arreglaríamos nada. Si nos alejamos del foco de origen, perderemos capacidad de actuación. ¿No cree?- Guinian aceptó beber también de la petaca y negó con la cabeza sin saber qué decir. Todas las ideas que le venían a la mente le parecían estupideces inútiles originales, si se tratase de una película, pero infructuosas o azarosas tratándose de la realidad.

-No, todo lo contrario. Si nos vamos, estaremos a salvo y podremos elaborar planes de actuación para responder a la epidemia. En cualquier caso esta zona habría que ponerla en cuarentena, y...
-¡¡Es que va a romper esta jodida puerta!! Saldrá de aquí, no podremos contenerlo. Si salió la primera vez, y jodió las compuertas de emergencia, ¿Por qué no iba a salir de aquí?

-Dios mío...-murmuró Soo. Sara comenzó a hincharse y sus espasmos faciales se hicieron más exagerados. Se dejó caer al suelo y empezó a emitir un sonido extraño, una mezcla entre un gemido y un alarido. Y algo empezó a brotar de ella, una nube de...-¡¿Qué cojones es eso?!

-Son...parecen insectos. Joder...¿Qué hacemos?- preguntó Guinian contemplando con asombro aquella derivación extraña de parásito mezcla de mosca y abeja.

-Marcharnos. Voy a organizarlo todo, hay que contener todo esto...no abras las compuertas por nada del mundo. ¿Y ahora? ¿Qué hace?

-Creo que...está pariendo. Ha liberado por los poros una serie de insectos para no ser tan vulnerable ante un posible depredador, si el parásito formado es tan peligroso no quiero pensar las posibilidades de los insectos....

PANDEMIAWhere stories live. Discover now