Dad.

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-2-

Estoy exhausta, se podría decir que la universidad me dejó molida, hecha pedazos, pulverizada. Me duele cada extremidad, cada célula, cada átomo de mi hermoso cuerpo. Lo único que deseaba hacer al llegar a casa era acostarme, cerrar mis ojitos y descansar. Pero la vida no es un cuento de hadas.

Apenas llegué, hice la cena y junto con Mabel sacamos a pasear a Woody y Kay; los Huskies de la casa. Cuando llegamos, nos sentamos unos momentos frente al computador, para terminar de ver Cementerio de mascotas, y aunque yo la había visto unas dos veces, la gallina de mi hermana temía ver el final de la película sola. Cuando estábamos terminando la película, apareció... –suspiro- apareció...

—Aquí hay una carne que mando su abuela. Guárdenla en el refrigerador.

Mi hermana y yo nos miramos tipo: "Okay, lo hacemos cuando terminemos la película".

—Mabel, ven arregla esto.

Mabel suspiro con desgana. La entiendo, vamos, ¿quién no? En un momento estás tan tranquila y relajada mirando una película, descansando de un pesado día y, de repente te interrumpen. Mabel había pasado todo el día de allá para acá. Porque con mi hermana enferma, internada en un hospital, mi madre junto a ella y yo en la universidad ¿en quién van a recaer los quehaceres de la casa? Obviamente en ella, y ya he vivido en carne propia lo que es que la casa recaiga en tus hombros, lo puedo asegurar, es lo más horrible del mundo, y definitivamente nunca querría dedicarme a ser ama de casa el resto de mis días, sin ánimos de ofender a nadie. Al contrario, realmente respeto a quienes se dedican al hogar, no es tarea fácil, trabajas todo el día y nadie te paga.

—No entran. La nevera está llena. – dio a conocer mi pequeña hermana.

—Si entra, solo tienes que acomodar bien las cosas.

Mabel lanza otro suspiro, el cual hace fruncir el ceño a mi padre.

—Papá, te lo digo porque hoy llegaron las menudencias de los niños y no entraron, tuve que ponerlas abajo.

—¡Abajo se van a dañar! Yo de verdad que no las entiendo, para ustedes todo es "no" siempre cargan en la boca el "no se puede". Trae las fundas de leche.

Mi hermana se levantó, muy obediente fue en busca de las fundas y las llevó hacia nuestro padre. Este sacó las menudencias del congelador y comenzó a separarlas en distintas fundas y metió dos en el refrigerador.

—¿Entró o no entró?

Enseguida adapto una pose de superioridad. Y yo en mis ganas de bajarle los aires, tuve ganas de decirle: "ajá, metiste la carne y dos bolsas de menudencias, pero te faltan por meter otras seis, vaya que estrategia." Pero preferí quedarme callada. Mis hermosos comentarios solo lograrían echar más leña al fuego. Él se fue y Mabel se quedó tratando de meter lo que quedaba, al final se rindió y decidió volver a meterla en la parte inferior del refrigerador. Y empezó a limpiar todo rastro de sangre que la carne fue dejando al momento que papá fue pasando. ¿Qué por qué no la ayude? Papá específicamente dijo su nombre, si yo me entrometía, nos iba a ir muy mal, a ambas.

Estos momentos me frustran. Mabel se encuentra cansada y yo también, y ahora ella tiene más trabajo, y yo tengo mucha tarea para mañana. Desconectar del mundo es mucho más difícil de lo que parece. No hay paz por un segundo. Él, simplemente cree que es el único que trabaja aquí, cree que es el único que se fatiga. Y odio eso.

Deberías dejar de creer saberlo todo.
Nunca pasas en la cocina y sin embargo crees poder arreglar la compra.
Siempre dices que todo es fe,
Pero tus constantes delirios no me dejan creer.
Te crees con que puedes simplemente criticar nuestra labor,
Pero nunca pasas aquí dentro.
Te piensas que es sencillo ser nosotras,
Pero no sabes lo que es ser nosotras.
Dices que nos amas,
Pero nos miras como seres inservibles muchas veces.
Crees tener siempre la razón, que por ver un video eres experto en la sesión.
Pero no.

Ni tú mismo sabes lo que sabes.
Ni tú mismo soportas la carga de lo que conlleva creer.
Ni tú mismo eres bueno en tu trabajo.
Ni tú mismo gustas de ser tú.
Ni tú mismo te amas.
Y la triste verdad es que no eres experto en nada.

Llegó el momento de cambiar,
Pero gracias a ti no creo en el cambio,
Tampoco en el progreso.

Para bien o para mal,
Ya no eres el de antes,
Eres este intento de sabelotodo de la vida.
Y es lo que más odio de ti.

Y a pesar del odio,
Te amo.
O tal vez,
Solo amo al viejo tú.

Analizo lentamente cada letra y palabra escrita en el computador. Es la pura verdad y lo peor de esta verdad es que duele. Doy clic en cerrar...

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Nombre del documento... Padre.

Trozos De Papel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora