Capítulo 04

6.8K 438 4
                                    

Slim

El doctor la había encerrado en la celda más lejana del lugar, su celo se olía intensamente por el lugar y los machos se volvían locos si la tenían cerca.

No había probado bocado desde anoche, el doctor se había vuelto a arriesgar dándole de comer esta mañana pero ella no lo había aceptado recordando que se iría en pocas horas. Solo quería estar junto a él, que acariciara su pelo diciendo que todo estaba bien y que la amaba.

Antes de despedirse de ella le había mencionado algo de un macho especie, no quería saber nada de él pero su cuerpo no esta de acuerdo con su cerebro. Mucho menos el capullito entre sus piernas, la maldita cosa palpitaba cada vez que pensaba en el macho ni que decir de la pepita de su centro, esa pequeña cosita pedía atención cada segundo, de su dedo...o la de él. No estaba segura de que le haría pero si sabía que él debía penetrar en esa parte húmeda. Imaginarlo le asustaba, tocarse pensado en eso la aliviada. Que confusión.

¿La tocaría con cariño antes de montarla? ¿Sería mejor la sensación de alivio si él está dentro?

Negó energética.

No permitiria que el macho usará su cuerpo a su antojo para luego botarla con su cría en el vientre. Debía pelear y resistir.

Soltaba suaves jadeos y pequeños quejidos cada vez que rozaba sus pezones con las sábanas o con cada roce en su coño. Necesita un baño con urgencia pero el lugar está vacío, tenías unas ganas intensas de chillar hasta que las lágrimas salieran, aunque seria mejor sacar esa energía golpeando al macho, pelear con él hasta jadear exhausta... Pelear enrredados en las sábanas, entre sus brazos sería... Lindo.

Maldito celo. Malditos instintos. Maldito macho. Maldita ella por ser hembra.

Trato de dormir abrazando sus piernas y mentiendo su cola entre sus piernas para aliviar el calor entre ellas. Al menos lo intentó hasta que el sonido de la puerta al abrirse la sobresalto.

Dos hombres la observaban mientras ella luchaba por no retorcerse frente a ellos, no tenía que decir nada para saber lo que pasaría cuando ambos guardias entraron y se dirigieron a ella.

La tomaron cada uno de los brazos para ponerla de pie, se sentía tan sumisa que se dejó hacer, dejo que la arrastraran por el lugar.

— Creo que 24 esta ansiosa. Mirala John, esta completamente excitada.

— Más le vale, Brandon, oí que el macho alterado es un bruto psicópata... Si la gatita quiere dulces ronroneos en su oído lo que obtendrá es un gran perro destrozado su pequeño coño hasta que se canse de ella. Y él maldito es muy recistente así que tendrás una larga noche 24.

—Eres incorregible, no me molestaría que tuvieras un poco de tacto con las mujeres o sea lo que sea esta chica. —oí decir al gran tipo llamado Brandon. Yo me tense. La información me asustó, trate de zafarse del agarre de ambos sujetos y correr. Cosa que fue sencilla gracias a su excesiva energía pero con lo que no contaba era con la vara paralizadora del teniente Ivanova que convenientemente estaba en su camino.

Temblando en suelo sentí como el cruel hombre de 1.80 metros sujeto mi cabellera y me arrastró por el pasillo.

—Me has costado tanto dinero y tiempo durante años, Michels se la arregló para que evitará deshacerme de ti desde que naciste, ahora todo depende de ti. Me das a mi puta cría superior o te mató. Esa bestia te montará así tenga que hacerlo contigo inconsciente. Es hora de ver tú puto vientre dar frutos de una vez por todas. —escupió mientras la ponía de pie frente a una celda distinta y uno de los guardias abría el portón. —Que te diviertas, gatito.

Especies Alteradas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora