PERDONA MI GRAN ERROR. CAPÍTULO 8

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—Cielos, cielos, me pones en una encrucijada con Candy.

— ¿Candy? No Candice.

—El mundo no se divide entre las mujeres que se quieren acostar contigo y las que ni siquiera te conocen—. Dijo Archie y Albert soltó una risita burlona.

—No he dicho eso —se defendió Terry decepcionado — Por favor… sólo necesito su número de teléfono... --Cuando Terry vio que Archie iba a negar, agregó. ¿Pide lo que quieras?

— ¿Lo estás diciendo enserio?

--Si.

—Vamos, no seas así—. dijo Albert y volvió a reír, definitivamente, se estaba divirtiendo mucho. La vida daba unas vueltas muy interesantes.

—Está bien.

—Eso es Archie.

—Y ser amable es una opción para ti en este caso, tenlo presente.

—Prometo portarme bien con ella.

—No hablaba de Candy, hablaba de mí.

—Pero soy tu superior —se quejó Terry.

—Pero ella es mi empleada.

—Si, si... — decidió no decir más y esperó ansioso el número de Candice.  ¿Candy? Estaba seguro que era Candice. Suspiro.  tenía mucho que hablar con ella. De pronto una duda lo invadió. ¿Y si no era Candice? ¿Y si era otra y se llamaba de verdad Candy? Segundos después tuvo el expediente informativo de Candy White, lo  guardo en sus contactos. Era curioso que hasta en el nombre se pareciera a la Candice que conoció cuando estuvo en la gira de Stanford casi dos años atrás.

Candy le sonrió a Annie sin contestar, por que sonó su móvil. Miró el número desconocido en su teléfono preguntándose quién sería. Pocas personas tenían su número. Annie no era, por que había llegado de Chicago hacia unos minutos. En cuanto Candy le dijo en donde estaba,  Annie tomó el primer vuelo,  y en un par de horas se encontraba frente a su mejor amiga. Habían estado juntas por cinco meses en Toronto, pero luego tuvo que volver a Chicago por insistencia de su madre,  y Annie no pudo negarse a esa petición.

—¿Hola? —habló con su voz llena de curiosidad, y en cambio hubo un silencio al otro lado—. ¿Bueno? —volvió a decir.

—Ah… ¿Candy White? —dijo la voz que Candy recordaba perfectamente, y el estómago le dio una voltereta. Le dolió todo dentro, le empezó a palpitar el corazón muy rápido, el teléfono casi se le cae de la mano.

— ¿Quién...habla? —preguntó con una emoción que no supo como describir.
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Ah… Soy Terry Graham. Le pedí tu número a Archie que tenemos en común, quisiera tratar un tema importante—. Candy no pudo resistir y cortó la llamada. Tiró el móvil como si quemara, Annie la miró elevando las cejas.

¿Estás bien? —El teléfono volvió a timbrar—. Contesta, Candy —Annie señaló el móvil, Le extrañaba y  también le desconcertaba por sobre manera la actitud de Candy.

—No quiero.

—¿Por qué no? — Annie volvió a observar el teléfono, que no dejaba de timbrar.

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